sábado, 10 de julio de 2010

El ¿qué hacer? de Mariátegui



¿Partido masas o partido de cuadros?

De un buen tiempo a esta parte se viene discutiendo con “alma, corazón y vida” cómo entendió JCM el partido de clase. Gustavo Pérez y Charles Lastra tienen algunos meses rumiando el tema.

¿Es marxista contraponer, como el agua y el aceite, los conceptos partido de cuadros y partido de masas? El marxismo es un método fundamentalmente dialéctico que no se detiene en las fotografías de los fenómenos sociales. Entiende los fenómenos en su dinámica interna, en sus interrelaciones con otros hechos u fenómenos, en las mutaciones de un polo a otro polo; es decir, los considera en su relativa estabilidad que está determinada por el carácter absoluto del movimiento, motor de todo cambio. El modo de existencia de la materia es el movimiento. Entonces, para el marxismo ambos conceptos no se contraponen ni oponen.

Pero, para el punto de vista de la burguesía que hace uso de la metafísica como método, sí existe tal contraposición. Y es precisamente ese punto de vista el que se impuso en el debate de los treintas en la Internacional Comunista. El concepto marxista de Mariátegui (Partido de masas e ideas) es abandonado porque no entendieron la trabazón dialéctica del Partido Socialista del maestro del proletariado peruano.

10 junio 2010
EBM

El ¿qué hacer? de Mariátegui
Charles Jaime Lastra Domínguez
08.07.2010

Con fecha 18.04.2010, Gustavo Pérez respondió un artículo mío “Lenin, el ¿Qué hacer? y el partido de clase”[1]. Se trata de un debate interesante y muy actual, donde el objeto de la polémica es saber si Mariátegui fundó un partido al estilo y método socialdemócrata( en el sentido reformista, oportunista) o lo hizo, más bien, al estilo y método bolchevique; es decir, marxista-leninista. En esa ocasión, Gustavo ha titulado su artículo “¿Qué hacer con el partido de Mariátegui?”. Ahora replico con el presente artículo.

A Manuel Velásquez le parecen tediosos los artículos largos, mientras que a Gonzalo Fernández le parecen hasta cómicos; y, naturalmente, nos confiesa que no es masoquista para terminarlos de leer, como según parece si lo hace Manuel Velásquez, que de masoquista nada tiene. De todos modos, en atención a sus críticas, evitaré responder en ocho páginas, pero me será inevitable llegar siquiera a tres.

Móviles e ideas claras

Solicito a Gustavo Pérez precisar y definir mejor su posición. No es correcto ese estilo de decir que “no dije lo que dije” o “lo que dije no es como tú crees que lo dije”. La ambigüedad no es fiel compañera del marxismo. Si Gustavo dice reconocer la necesidad histórica del partido de clase, según la teoría del partido de Lenin, y si dice que Mariátegui es leninista (aunque no marxista-leninista) ¿por qué supone que Mariátegui querría un partido de masas al estilo del cura Sturzo, cuando en el pensamiento marxista- leninista de Mariátegui está clarísimo la forma bolchevique de la vinculación del partido de clase con las masas básicas de la revolución?

Gustavo se fue por la tangente al confundir la política táctica de un partido con la concepción revolucionaria, base de todo partido marxista-leninista. Así, confunde la política del partido comunista italiano de 1929 con la política que la facción bolchevique italiana tenía en 1920 y 1921, fecha en que Mariátegui escribe sus artículos: “El Partido Popular italiano” y “El Partido Socialista italiano y la Tercera Internacional”. De este último artículo podemos reafirmar que la facción bolchevique se mantuvo en la correcta concepción insurreccional y revolucionaria. Otro asunto es que luego de aplastada la insurrección revolucionaria en Europa, la táctica haya tenido que cambiar. Pero aquí estamos tomando para el debate la comparación de dos modelos de partidos: el marxista, del PC italiano, de la facción liderada por Gramsci, y del PP italiano liderado por el cura Sturzo, en el período de 1920 a 1921. Y es precisamente de este breve período el comentario que hace Mariátegui al referirse a la fracción maximalista: “La primera es la facción maximalista de que frente a la crisis burguesa, la acción socialista debe ser exclusivamente insurreccional y revolucionaria”[2]. Luego, en otro artículo comentó: “El Partido Comunista, entre tanto, ha recogido el programa maximalista adoptado por la mayoría socialista (…) Obediente a ese programa el Partido Comunista trabaja exclusivamente por la revolución y para la revolución”[3]. Y a punto seguido precisa su comentario: “Esta preparación para la revolución no es como se comprende, una preparación material. Es una preparación principalmente espiritual.”

Pésima comparación hace mi estimado Gustavo de la concepción de un partido de masas y de ideas de Mariátegui con el partido de Sturzo. Si bien resalta que Mariátegui valoró el trabajo de Sturzo de saber engañar a los proletarios para darle esa sólida base social a su partido conservador, lo mismo debería de hacer con esta conclusión de Mariátegui: “Don Sturzo ha logrado formar un partido de aristócratas, burgueses, curas y obreros, reunidos por el lazo de un espiritualismo cristiano enfrentado al materialismo maximalista”[4]. Y un partido así ¿para qué habría querido Mariátegui? Muy diferente es la lección que de esta treta del cura Sturzo sacó Mariátegui, que dijo que el partido de Sturzo “…puede ser comparado a un árbol cuya copa es la aristocracia y cuyas raíces se alimentan del humus proletario. Este partido vivirá, luego, mientras el humus proletario no le falta; si no se marchitará y se secará”. El partido proletario, que no es lo mismo que un partido del tipo Sturzo, si no cuida su enraizamiento con las clases fundamentales de la revolución, se secará y marchitará también. Pero, esta vinculación marxista a las masas es genuina y sincera, no postiza y oportunista como la de los reaccionarios. De esta forma es como Mariátegui entendía la relación entre la extracción social de clase y la posición ideológica de clase. La extracción social es el factor base, determinante. La posición ideológica es el factor guía, decisivo.

Una vez más tenemos que reafirmar que la concepción de un partido de masas y de ideas de Mariátegui corresponde a la concepción marxista-leninista, que cumple los principios del libro ¿Qué hacer? de Lenin. Allí está el Acta de Constitución del Partido Socialista, donde Mariátegui dejó sentada su posición de manera clara y definida: “La lucha política exige la creación de un partido de clase, en cuya formación y orientación se esforzará tenazmente por hacer prevalecer sus puntos de vista revolucionarios clasistas. De acuerdo con las condiciones concretas actuales del Perú, el Comité concurrirá a la constitución de un Partido Socialista, basado en las masas obreras y campesinas organizadas”(Los subrayados son míos).

Queda, sin embargo, que el compañero Gustavo aclare su posición respecto a este numeral del Acta de Constitución. Pretender que el “Partido de clase” se define así por su composición social, sería una verdadera confusión. El partido es de clase no porque tenga más o menos obreros, o mejor, porque su composición social sea exclusivamente de obreros. No, estimado Gustavo. Es de clase porque representa la concepción científica de la clase más revolucionaria de la sociedad contemporánea: el proletariado. No hay que olvidar que es el marxismo, la doctrina, que supo unir las ideas revolucionarias con el sujeto material revolucionario. En ese sentido estricto, no fue un obrero del llano, por pura casualidad, al margen de las ciencias y de las ideas y emociones revolucionarias, quien creó el marxismo. Fueron Marx y Engels, los pensadores geniales, que ligados al movimiento obrero, hicieron posible la doctrina del cambio histórico. Pero ambos no tuvieron extracción social proletaria. Entonces, el partido de clase está definido por la posición de clase más que por la extracción de clase. Por la posición doctrinal más que por el origen social. Y, naturalmente, esto no significa que un partido de clase no deba tener una sólida base social, preferentemente obrera, aunque no exclusivamente.

En ese sentido, el marxismo es patrimonio del proletariado, que no siendo sectario, lleva su doctrina a todos los sectores del pueblo, y acoge en su seno partidario a todos aquellos que asumen la posición ideológica del proletariado. La historia de las tres Internacionales es una clara prueba que los combatientes por el marxismo han provenido de las diversas clases sociales explotadas, incluso, como una excepción de la regla, y en una cantidad mínima, hasta de la misma burguesía. Pero, la composición fundamental del partido de clase la constituyen los obreros y campesinos. La razón es que la historia la hacen las masas. Que la emancipación de la clase obrera será obra de ellas mismas. Que el proletariado no puede emanciparse si al mismo tiempo no emancipa a toda la humanidad. Un partido de clase tiene la misión de dirigir, orientar y conducir este largo proceso.

Dos temas finales

Un tema es que Gustavo ha tomado la palabra “pulverizar” muy a pecho. Obviamente, no me referí en modo alguno que harían papillas del cuerpo de Eduardo Ibarra o de su persona en tanto nombre o sujeto pensante. Me referí, como fácil era de interpretar, a “pulverizar” sus argumentos (ideas). Y eso no se ha podido conseguir. ¡A buena hora!

Otro tema es lo referente a cómo Lenin defendió su libro ¿Qué hacer? Gustavo corre traslado a Lenin, de un hecho que él tergiversó el contenido del ¿Qué hacer? Lenin ya ha respondido hace más de cien años atrás. Lo que falta es que Gustavo Pérez aclare su posición. No es lo mismo partido de cuadros que un partido con “espíritu de circulo”. Y, el párrafo de Lenin citado, materia de controversia, no deja confundirse. El ¿Qué hacer? fue un golpe mortal al “espíritu de círculo” existente en el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR) hasta antes de que la concepción leninista del partido lo transformara en el partido de vanguardia, con una estructura celular clandestina, unificada doctrinalmente y centralizada orgánicamente. Las características orgánicas correspondieron al período de la lucha contra el régimen zarista, pero el contenido ideológico y político del partido de clase se mantuvieron permanentemente durante todo el proceso de la revolución bolchevique. Recomiendo que se lea el artículo de Lenin “Sobre la reorganizació n del partido” (Nov. 1905)[5], donde queda palmariamente expresado que la construcción orgánica del partido no está desligado de todo el sistema de construcción del partido, que, además del aspecto orgánico, comprende los aspectos ideológico, teórico y político. Las condiciones concretas en que ha de operarse esta construcción partidaria solo hacen variar las formas, pero no el contenido de la concepción de un partido de clase.

Entonces, para que molestar al finado Don Ricardo Palma, cuando nosotros somos los que tenemos que responder y no correr traslado a nadie más.

08.07.2010
Charles Jaime Lastra Domínguez.

[1] Artículo publicado en la web con fecha 10.04.2010.
[2] El Partido Socialista italiano y la Tercera Internacional. C.O.C. JCM T 15, pág. 158.
[3] El cisma del socialismo. C.O.C. JCM T 15, pág. 99.
[4] El partido Popular italiano. C.O.C. JCM T 15, pág. 63.
[5] Obras completas de Lenin, Tomo 12. Pág. 83

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