lunes, 30 de agosto de 2010

SOCIALISMO PERUANO Y PARTICIPACIÓN ELECTORAL




I
MESA REDONDA
Por los varios correos difundidos recientemente y de diferentes fuentes, se nota que va calando la idea del debate acerca del proceso electoral de octubre y abril próximos, tema de actualidad de la preparación de la organización.
Es muy oportuno señalar que “estos temas no podrán ser tratados en una sola sesión” y que “los participantes en la Mesa Redonda deberían tener el mismo derecho de alcanzar sus propuestas” La Mesa Redonda, pues, debería tener continuidad y abarcar e interesar a más y más activistas, tendencias y grupos de nuestra realidad actual. El debate de ideas -no de personas- siempre será favorable en corto mediano y largo plazo al pueblo peruano en su lucha por un Perú Integral, por un Perú nuevo en el mundo nuevo.
Ahora es menester ponerse de acuerdo en lo fundamental. De qué se trata: del “Circo Electoral y la Revolución Socialista” o de “El Socialismo Peruano y el Proceso Electoral” ¿A dónde lleva el primero? Posiblemente, al debate estéril entre la “izquierda” y la “ultra izquierda” ¿A dónde lleva el segundo? Seguramente al debate fructífero de las vicisitudes del Socialismo Peruano. La Mesa Redonda, sesión tras sesión puede desbrozar el camino para centrar el debate en nuestra realidad electoral actual.
La primera ponencia deja la impresión de que hay una sola política y una sola participación, la política criolla y la participación electorera; o la pone en primer plano subestimando la otra política, la política creadora y la participación electoral del Socialismo Peruano, que es deber y derecho de todo activista poner siempre en primer plano.
Durante ocho décadas se ha silenciado este debate acerca del Socialismo Peruano y el proceso electoral en el país. En el pueblo trabajador, a nadie favorece que sigamos de espaldas a nuestra propia experiencia histórica y a nuestra propia realidad actual. ¿Por qué tendríamos que seguir como el “mendigo sentado en banco de oro”?
En nuestra realidad histórica y actual, el Socialismo Peruano no pudo participar directamente en ningún proceso electoral. En 1930, después que JCM naciera a la inmortalidad, la facción de Ravines y la facción de Martínez tiraron por la borda la teoría marxista acerca del sufragio universal y el proceso electoral. Además, los golpistas de turno y el proceso electoral viciado dificultaron el tratamiento teórico y la acción práctica de los activistas del Socialismo Peruano.
Igual que la reivindicación del Socialismo Peruano, paralelamente se ha ido descombrando, sistematizando y reivindicando esta teoría general y esta posición de JCM, del Socialismo Peruano acerca del sufragio universal y del proceso electoral. ¿Vamos a echar en saco roto esta reivindicación, esfuerzo de tantos y tantos activistas?
Entonces, primero se debería exponer e intercambiar opiniones acerca de si existe una teoría marxista respeto al sufragio universal y la participación del proletariado en el proceso electoral. Y si esta teoría puede ser utilizada en nuestra realidad actual. Quien niegue esta teoría, tiene el derecho y el deber de exponer y fundamentar su opinión. Quien rechace su utilidad en nuestra realidad actual, igual tiene que solventar su posición.
Con este esclarecimiento, se debería analizar lo ocurrido durante las ocho décadas dejadas atrás. ¿Qué implica la posición de Ravines, qué implica la posición de Martínez? ¿Cómo los PP-CC y los diferentes Frentes han participado en el proceso electoral: con un Programa Reivindicativo o con una Plataforma Electoral? ¿Cómo han promovido y realizado la abstención? ¿Cuándo es necesaria la participación y cuándo el boicot?
Desde los años 80 del siglo pasado se ha ido descombrando y sistematizando la posición del Socialismo Peruano en el proceso electoral. Se ha analizado básicamente el sistema DUSO (directo-universal-secreto-obligatorio) y el proceso electoral municipal. Ya hay experiencias iniciales en varias partes del país. Corresponde ahora, recuperando esta experiencia propia, dar un paso más convirtiendo rocas en guijarros.
No deberíamos, pues, desperdiciar y sí aprovechar esta gran oportunidad de dos procesos electorales seguidos en nuestro país, elecciones primarias y elecciones presidenciales. En siete meses hasta marzo, por lo menos quincenalmente se debería reunir la Mesa Redonda, que día a día tiene más y más acogida por su necesidad y oportunidad. Si aún no se puede participar directamente en las elecciones, este esclarecimiento previo será un paso más en promover la presencia del Socialismo Peruano. Es muy posible que ya en abril, los resultados de esta Mesa Redonda marquen un hito para la convergencia de tendencias y grupos definidos en pro de la preparación de la organización que requiere perentoriamente la realidad actual de un país desagrarizado, desindustrializado, informalizado en su actividad laboral. Del Socialismo Peruano depende salir de esta crisis general y generalizada. De sus activistas depende que tenga organización nacional, que tenga presencia nacional en todos los rincones del país, en todos sus municipios, provincias, departamentos o regiones.

II
ELECCIONES PRIMARIAS
El próximo 3 de octubre el pueblo peruano volverá a las urnas en nuevos comicios municipales y regionales. Desde 1980 hay elecciones municipales. ¿Tienen importancia?
Sí, y capital importancia. Para comprenderla, hay que analizar dos puntos:
1º La elección es un medio de engaño. En dos siglos de independencia, esto siempre ha ocurrido. El sistema obliga a votar, pero hasta prohíbe que el pueblo tenga sus propios candidatos. En cada proceso surgen como hongos los promeseros de turno. Comienzan prometiendo luchar “contra los hambreadotes del pueblo” y “contra la corrupción” Luego prometen generar “millones de empleos”, construir “millones de viviendas” Apenas pasa el proceso, el ganador hace lo contrario de lo que prometió. Termina el período de gestión, se abre otro proceso, y se repite la misma historia. Este medio de engaño es propiedad de la política criolla, hasta con derecho de autor.
2º La elección es un instrumento de emancipación. Este instrumento es propiedad de la política de resurgimiento, con derecho de autor del pueblo trabajador. Nuestro país está desagrarizado, desindustrializado, informalizado. Es un país de capitalismo marginal, supeditado totalmente al capitalismo transnacional. Pero este capitalismo está en su mayor crisis general y generalizada; y a la gran crisis de 2008 le sigue la presente con mayor profundidad. Por eso ahora el sistema criminaliza la protesta popular. Pero si el sistema está preparado militar, policial, judicialmente, el pueblo también debe prepararse, porque lo que se viene es peor de lo que ya ha ocurrido. Pero, ¿cómo prepararse?
“Para aprender a nadar hay que meterse en el agua” El salvavidas del pueblo es su derecho al trabajo emancipado, a la vida digna con educación y salud, al cambio social. Este trabajo emancipado es el trabajo creador, este estudio es la educación para el trabajo, esta salud es para la mente sana en cuerpo sano.
Este salvavidas permite a los activistas, mayoritariamente jóvenes en el censo electoral, elevar el entusiasmo del pueblo trabajador en el barrio, vecindario, municipio. Con propaganda de sus ideas, con agitación de sus reivindicaciones, la política creadora se impondrá a la política criolla. Y si la política criolla tiene “derecho” a la dominación-explotación-opresión-represión, la política creadora tiene derecho al Cambio Social.

III
PREPARACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN
La tarea de todo activista es contribuir con su propia iniciativa, autónomamente a la preparación de la organización. Pero, ¿cómo realizar esta preparación?
Entusiasmado por su descubrimiento, Arquímedes dijo “dadme una palanca y moveré el mundo” Para el activista, la organización es esa palanca para remover el país y sacarlo del atraso en que se encuentra desagrarizado, desindustrializado, informalizado.
En el vecindario, barrio, municipio el activista advierte múltiples relaciones internas y externas de los diferentes grupos, capas, clases sociales. Así capta la importancia del estudio, manejo y dominio del porqué de la contradicción atraso-progreso. Este primer paso consolida el trabajo perseverante
En el vecindario, barrio, municipio el activista advierte, directa o indirectamente, que menos son los explotadores y más son los explotados. Advierte la cadena de explotación, donde el funcionario de abajo se muestra servil ante el funcionario de arriba pero déspota ante el pueblo trabajador. Así es como hasta palpa que el Estado es el órgano de la clase dominante, con su policía y ejército visibles y prontos a la represión y masacre; con sus aparatos ideológicos a su servicio: educación, religión, juzgados, prensa, radio, televisión, espectáculos, otros
En el vecindario, barrio, municipio el activista advierte la presencia de grupos políticos tradicionales. No hay rincón del país donde no estén repartiéndose presencia en el aparato de Estado por cuotas burocráticas. Ahí es donde se aprende que el sufragio universal es sólo medio de engaño, el viejo circo para distraer a las masas y engañarlas con la táctica gobierno-oposición. El sistema siempre tiene una “izquierda” en la manga y que siempre es de su capitalismo marginal, de su burguesía rentista, de su liberalismo trasnochado. Y la reacción impone su “democracia” mediante este medio de engaño.
En el vecindario, barrio, municipio el activista advierte la presencia de trabajadores que se elevan del interés de clase a la conciencia de clase, de la oposición protestadora o protestataria a la oposición contestadora o contestataria. ¡Él mismo es uno de ellos! De ahí pasa a comprender que para “combatir el orden social, sus instituciones, sus injusticias y sus crímenes” hay que preparar “la organización de obreros y campesinos con carácter netamente clasista”, pues son las masas obreras y campesinas las que componen las cuatro quintas partes de la población.
Jamás se debe olvidar que “la organización decuplica las fuerzas”

IV
TRABAJO-EDUCACIÓN-SALUD
Sin luchas no hay victoria. La jornada de 8 horas y el salario mínimo, el derecho de huelga y la jubilación, la dispensa por maternidad y el salario igual por trabajo igual, el reconocimiento de la enfermedad profesional y el seguro social obligatorio, todas sus conquistas las ha logrado el trabajador a costa de inmenso esfuerzo y heroísmo, jamás como limosna o graciosa concesión.
Todo esto y mucho más ha perdido el pueblo trabajador en las últimas décadas, con la imposición del neoliberalismo. Vive en un sistema de total precariedad en tres niveles: primero de alimentación-comunicación-descanso, segundo de vivienda-vestido-recreación, tercero de trabajo-educación-salud.
Pero la principal de todas es la precariedad laboral. Sin solucionar esta precariedad no puede solucionarse ninguna otra precariedad. Sin trabajo falta todo.
El trabajo ha hecho al hombre, sin educación no hay calificación laboral, y bien se sabe que mente sana en cuerpo sano. El pleno empleo, la capacitación laboral, el cuidado de la salud, son el prerrequisito para el progreso de los pueblos. Pero ahora el pueblo peruano quiere trabajar y se le cierran el campo, la fábrica, el comercio; quiere estudiar y se le cierran la escuela, el politécnico, la universidad; quiere ser sano y se le cierran el consultorio médico, la policlínica, el hospital. Y cunden el desempleo, el analfabetismo, la insalubridad. ¿Puede el buen vecino ser indiferente ante este cuadro, que aumenta pavorosamente día a día? Entonces, ¡ante la precariedad, seguridad!
Por eso el pueblo trabajador debe luchar, ante todo y sobre todo por su seguridad laboral. El pueblo trabajador debe luchar por un Estado y sus representantes que aseguren, ante todo y sobre todo su seguridad laboral.
La razón de un Estado es dirigir la producción y distribuir lo producido. Con el neoliberalismo, el Estado actual ni dirige la producción ni distribuye lo producido. Sólo se ha quedado con su función de represión, su criminalización de la protesta popular.
Dirigir la producción significa que la agricultura asegure la alimentación del pueblo trabajador, que la industria produzca sus máquinas-herramientas, que sus servicios de educación y salud aseguren la educación para el trabajo y la mente sana en cuerpo sano. Sólo la seguridad en trabajo-educación-salud puede garantizar la seguridad en alimentación y vivienda, en comunicación y vestido, en descanso y recreación.
Por eso, el Programa del Pueblo Trabajador es Trabajo-Educación-Salud

V
TRABAJO-EDUCACIÓN-SALUD
Y DERECHOS HUMANOS
El 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas ONU aprobó la conocida y famosa Declaración Universal de los Derechos Humanos, que consta de 30 Artículos. Ahora, para los gobiernos de turno esa Declaración “ha perdido el cero” y los Derechos Humanos apenas son tres: “ver, oír y callar”
Sin embargo, si el pueblo la tiene presente y la sabe utilizar, es un buen respaldo jurídico e internacional para sus propios derechos, para el Derecho Poblano. Veamos:
1) Derecho al Trabajo Emancipado: “Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo” (Art. 23-1) Pero, ahora el desempleo cunde en todo el mundo, y en nuestros países supera el 20%
2) Derecho a la Vida Digna: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad” (Art. 25-1) Es decir, no sólo vida física sino también vida intelectual, no sólo vida material sino también vida espiritual. En verdad, Vida Digna.
3) Derecho al Cambio Social: “Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos” (Art. 28) Si algún sistema dominante deviene caduco, inepto, corrupto, ¿por qué, entonces, el pueblo trabajador no debe luchar por cambiarlo?
Aún más, estos tres derechos tienen la protección de la Declaración: “Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión” (Preámbulo, Consideración 3)
Por eso, como el sistema dominante pisotea esta Declaración Universal, el pueblo peruano tiene incluso derecho a la rebelión contra la tiranía y la opresión.
Por eso nosotros, ciudadanos todos, ¡tenemos la palabra: Cambio Social!

VI
TRABAJO-EDUCACIÓN-SALUD
Y TRADICIÓN DE LUCHA
El pueblo peruano siempre ha luchado por sus derechos básicos. El Perú pre-colombino tenía tres grandes términos para su actividad laboral: ayni (actividad recíproca entre vecinos), llank’ay (actividad por iniciativa individual), minga (actividad colectiva) Éste es un gran aporte en la comprensión de la actividad humana solidaria encaminada a un fin, tres palabras específicas que no se encuentran en otros idiomas.
Desde la colonia se impuso el trabajo “para el patrón”, sea de los esclavos y los siervos para los hacendados y gamonales, sea de los asalariados para los propietarios de los medios de producción. La Independencia abolió la esclavitud. Con la República ha ido desapareciendo la servidumbre. Pero con la crisis actual del sistema dominante cunde el desempleo y la informalidad de los trabajadores en general.
Al Centenario de la Independencia el pueblo trabajador logró la jornada de 8 horas, salario mínimo, seguro social, prestaciones sociales. Ahora, al Bicentenario, ha perdido todas sus conquistas laborales. ¿Puede seguir así? ¡No!. Por eso tiene que seguir luchando.
Su tradición de lucha deja grandes experiencias. En los años 20 del siglo pasado ya se señalaba que "La reivindicación que sostenemos es la del trabajo. Es la de las clases trabajadoras, sin distinción de costa ni de sierra, de indio ni de cholo", que "La verdad de nuestra época es la Revolución. La revolución que será para los pobres no sólo la conquista del pan, sino también la conquista de la belleza, del arte, del pensamiento y de todas las complacencias del espíritu" y que "por encima de lo que los diferencia, todos estos espíritus ponen lo que los aproxima y mancomuna: su voluntad de crear un Perú nuevo dentro del mundo nuevo" Es decir, desde esos años ya se luchaba concretamente por el derecho al trabajo emancipado, por el derecho a la vida digna (física y espiritual), por el derecho al cambio social, derechos que ahora tienen incluso el respaldo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Estas reivindicaciones son, pues, la esencia de la política del pueblo trabajador. Y en todo proceso electoral bien se sabe que se enfrentan dos políticas, la política criolla y la política creadora del pueblo trabajador.
Si el pueblo trabajador va al proceso electoral conociendo y enarbolando sus propios derechos, fortalecerá su unidad, su organización, su conciencia, y estará cada vez más cerca de lograr el cambio social que tanto requiere nuestro país.
Ragarro
28.08.10