lunes, 1 de noviembre de 2010

ELECCIONES EN BRASIL



Respecto al mundo, Brasil tiene una extensión geográfica cercana a China, y casi un sexto de su población; respecto a Sudamérica, tiene la mitad de su superficie y la mitad de su población. Colonia disputada en varias oportunidades a Portugal por potencias agresoras de la Europa en expansión, en 1831 logró ser reino independiente, y desde 1889 es Estado laico y federal, con instituciones análogas a EUA.
Al final de la II-GM era considerado por EUA como su “satélite privilegiado”. Sin embargo, a través de severas vicisitudes ha logrado su propio desarrollo industrial, con su sostenida industria siderúrgica, metal-mecánica, aérea, informática, coheteril y próxima espacial y nuclear. Forma parte del “Bric” (ladrillo) del presente siglo XXI. Brasil, Rusia, India, China, evidentes países emergentes, cambiarán la correlación política mundial.
Brasil es impulsador de UNASUR, Unión de Naciones Suramericanas. Propugna la independencia financiera, con banco regional y moneda sudamericana, manera viable de enfrentar al FMI-BM, a la OMC, a la OTAN y dejar de ser el “patio trasero” de EUA.
En este panorama, después de gobiernos militares se ha ido abriendo paso la “izquierda democrática”. Al gobierno reelegido de Lula Da Silva le sucede el gobierno de Dilma Rousseff (31 de octubre). Esta izquierda representa la función de servicio del Estado en desarrollo. Tiene que defender e impulsar reformas que mitiguen la explotación del sistema dominante. Por una parte, es tolerada por el sistema; por otra parte, capta las simpatías de la población. (Lula deja el cargo como el presidente de más alta popularidad) Y no es casual que los dos candidatos a sucederle se reclamen de la socialdemocracia. Y Dilma venció en escrutinios computarizados (muestra del desarrollo informático de Brasil, donde el voto es obligatorio), tanto por el aval presidencial como por su propia hoja de vida de militante perseguida, encarcelada, torturada, hija de inmigrante comunista.
Capitalismo es capitalismo, pero la fase financiera de los nuevos países capitalistas es diferente a la de los viejos países del imperialismo. JCM aclaraba que Lenin, “en el más fundamental acaso de sus libros” daría “una definición marxista del fenómeno entendido y enfocado como fenómeno económico” (31.12.27). Se refería a “El Imperialismo, etapa superior del Capitalismo”, donde Lenin se empeña en diferenciar el fenómeno económico del capital financiero (fusión del capital industrial y capital bancario) del fenómeno político (agresión y colonialismo). Pero se sigue priorizando este derivado aspecto político.
Brasil trata de liderar en Sudamérica, pero ya no le es posible agredirla y someterla a la antigua usanza. Trata de tener acceso al Océano Pacífico. (Y ahora es actual el proyecto de Gonzalo Bulnes Mallea, peruano amazónico de Madre de Dios, acerca de la Vía Interoceánica, reconocido y aplaudido por Brasil) Así, internamente Brasil sigue una política que apoya la “izquierda democrática” (y por eso la victoria primero de Lula y luego de Dilma Rousseff), y externamente sigue una política del surgimiento de Sudamérica como región (y por eso el apoyo o aceptación de los demás países sudamericanos).
Este siglo es siglo de la Cuenca del Pacífico (y por eso el empeño de Brasil para integrar los dos océanos) y es siglo de las Regiones (y por eso el empeño de integración de los doce países sudamericanos). Sudamérica como región tiene el doble de superficie de China, y más de un tercio de su población. Independientes, aislados, nada somos en el panorama mundial. Con UNASUR, ya es otra la perspectiva.

Muy diferente, pues, la “izquierda democrática” en Brasil y en nuestro país.
Ragarro
01.11.10

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