domingo, 9 de diciembre de 2012

¿CREAN LOS BANCOS DINERO DE LA NADA?





jueves, 6 de diciembre de 2012


Breve introducción

Me resulta sorprendente que haya personas que presenten la banca de la reserva fraccionaria como causa básica de las crisis económicas y que afirmen que por ese medio los bancos crean dinero de la nada. Algunos son más precisos  cuando afirman que los bancos crean dinero al conceder crédito. Y más sorprendente me parece aún que se defienda que la reserva de los bancos deba ser equivalente a la de los depósitos. Esto es, que se impida a los bancos usar los depósitos como préstamos. Creo que en todos estos análisis se pierde de vista lo principal: el dinero no es un simple papel sino la forma transfigurada de la mercancía. No permitir que el ahorro social se emplee como préstamo, equivale a impedir que con el trabajo excedente se cree nueva riqueza y nuevos puestos de trabajo. Se frenaría el crecimiento económico o el crecimiento económico quedaría muy por debajo de sus posibilidades. Se incurriría en el mismo error que las economías planificadas del socialismo antiguo: se generaría la escasez.

Las funciones del dinero

Antes dijimos que quienes afirman que los bancos crean dinero al conceder créditos son más precisos que quienes afirman que los bancos mediante el sistema de la reserva fraccionaria crean dinero de la nada. Pero tanto los unos como los otros contribuyen a rodear de una halo mágico al omnipotente dinero. El dinero crédito, o lo que es lo mismo, el capital de préstamo, no es lo mismo que el dinero circulante. De hecho desde que se estableció el sistema de crédito en la economía capitalista la cantidad de dinero circulante es notablemente inferior que el capital de préstamo. Pero les pongo previamente un ejemplo para que observen de qué modo se puede presentar el dinero como un enigma. Ya Marx se quejaba en El Capital de que debido a ciertas funciones del dinero, en especial como medida de valores y como medio de circulación, se habían generado las teorías más insensatas sobre su naturaleza. Todos sabemos que para medir el valor de las mercancías, esto es, para establecer sus precios, no necesitamos dinero real, basta con el dinero ideal: sobre la mercancía ponemos una etiqueta donde puede leerse, por ejemplo, 1000 euros. De aquí surgió la teoría de que el dinero era un ser ideal.  Y como podrá observar el lector no es lo mismo afirmar que para ciertas funciones basta con dinero imaginario o dinero ideal, esto es, dinero en forma de números y palabras, que afirmar que el dinero es un ser imaginario.

Circulación simple de mercancías

Supongamos primero que no existan bancos. La persona B le compra a la persona A una tonelada de trigo por un valor de 10.000 euros. Con estos 10.000 euros la persona A compra un automóvil a la persona C. Y la persona C con estos 10.000 euros le compra una vivienda a la persona D. Vemos que los mismos 10.000 euros han servido para realizar los precios de las siguientes mercancías: 1 tonelada de trigo, un automóvil y una vivienda. Si sumamos los precios de la tonelada de trigo, del automóvil y de la vivienda obtenemos un total de 30.000 euros. Luego tendremos que distinguir entre la suma de los precios realizados, 30.000 euros, y la cantidad de dinero necesario para realizar dichos precios: 10.000 euros. Aquí nadie habla de que la circulación de las mercancías haya creado el dinero de la nada. Esta extravagante idea todavía no se puede producir porque no es posible pensar el dinero separado de su función de compra, esto es, separado de las mercancías y de la realización de sus precios.

Sistema de crédito y bancos

Pensemos ahora en el mismo ejemplo pero pongamos por medio un banco. Supongamos que nos encontramos en la era del sistema de crédito y todo lo que se compra se hace por medio de un crédito. Todo el mundo hace lo mismo que vimos en el ejemplo anterior, esto es, en la fase de la circulación simple de mercancías: comprar lo que necesita por medio del dinero. Pero en vez de hacerlo con recursos propios lo hace con recursos ajenos. Pero para poder utilizar los recursos ajenos es necesario pagar un interés. En vista de simplificar las cosas y para que el lector capte lo principal, vamos a suponer que existe un solo banco y que el tipo de interés es cero.

Aclaremos primero un pequeño detalle. Todo el dinero que entra en el banco lo hace en su condición de depósito y todo el dinero que sale del banco lo hace en su condición de préstamo o inversión. Para simplificar las cosas consideraremos que todo el dinero que sale del banco lo hace sólo en su condición de préstamo. El lector debe saber que en contabilidad cualquier cantidad se anota siempre de manera doble. En nuestro caso vamos a hablar de un libro donde en la izquierda anotaremos el activo, lo que tiene el banco, y en la derecha anotaremos el pasivo: lo que debe el banco. Siempre el activo será igual al pasivo. Supongamos que una persona Z ingresa 10.000 euros en el banco X. El banquero anotará esta cantidad dos veces: en el pasivo pondrá 10.000 euros en concepto de depósito a favor de la persona Z y en el activo pondrá los mismos 10.000 euros en concepto de reserva. Así lo que tiene el banco, 10.000 euros en reservas, es igual a lo que debe: 10.000 euros en depósito. Pero esto no debe entenderse nunca en el sentido de que en el banco hay 20.000 euros: 10.000 euros en depósito y 10.00 euros en reserva. Es la misma cantidad anotada una vez como activo y otra como pasivo.

Demos un paso más. Un banco X tiene en su poder 11.000 euros en concepto de depósito. No nos interesa saber el origen de estos 11.000 euros. El Banco Central le exige al banco tener como reserva el 9 por ciento de ese importe y le da permiso para que el resto lo pueda prestar. Tenemos entonces que el banco X tiene en reserva 1.000 euros y en reserva excedente 10.000 euros. Pero para simplificar las cosas vamos a suponer que a partir de ahora las autoridades monetarias no exigen más reservas y le concede al banco la libertad de convertir el total de los depósitos en créditos.

Lo que ocurre el lunes

El lunes llega la persona B al banco X y solicita un crédito de 10.000 euros.  El banquero le da los diez mil euros y en el activo borra los 10.000 euros que tenía como reserva excedente y pone en su lugar 10.000 euros en concepto de préstamo  al señor B. El mismo lunes el señor B le compra al señor A una tonelada de trigo por valor de 10.000 euros; y el señor A  ingresa los 10.000 euros como depósito en el Banco X. El banquero anota en el pasivo 10.000 euros en concepto de depósito a favor del señor A; y en el activo anota reserva excedente 10.000  euros.

Lo que ocurre el martes

El martes el señor C llega al banco X y solicita un crédito de 10.000 euros. El banquero le da 10.000 euros al señor C y anota, donde en el activo 10.000 euros en concepto de préstamo al señor C donde antes tenía reserva excedente de 10.000 euros. El mismo martes el señor C le compra un automóvil al señor D por un valor de 10.000 euros; y el señor D ingresa los 10.000 euros como depósito en el banco X. El banquero anota en el pasivo depósito de 10.000 euros a favor del señor D y en el activo anota 10.000 euros en concepto de reserva excedente.

Lo que ocurre el miércoles

El miércoles el señor E llega al banco X y solicita un crédito de 10.000 euros. El banquero le da 10.000 euros y anota en el activo: 10.000 euros en concepto de préstamo al señor E.  El mismo miércoles el señor E le compra al señor F una vivienda. El señor F ingresa los 10.000 euros en el banco X como depósito. El banquero anota en el pasivo depósito de 10.000 euros a favor del señor F, y en el activo anota 10.000 euros de reserva excedente.

Los asientos contables del banquero

En el activo vemos que el banquero tiene los siguientes asientos en euros: en reserva 1000 euros; en préstamo al señor B 10.000 euros; en préstamo al señor C 10.000 euros; en préstamo al señor E 10.000 euros; y en reserva excedente  10.000 euros. En total tiene en el activo 41.000 euros. Veamos ahora lo que tiene en el pasivo: Depósito inicial de 11.000; depósito de 10.000 euros del señor A; depósito de 10.000 euros del señor D; depósito de 10.000 euros del señor F. En el pasivo tiene un total de 41.000 euros.

Las conjeturas del economista convencional

Lo que afirma el economista convencional es que el banco ha creado dinero de la nada. En concreto ha creado 30.000 euros. Cada vez que ha concedido un crédito de 10.000 euros ha  creado de la nada 10.000 euros. No obstante, nos advierte que en realidad sólo existen 11.000 euros en dinero físico, mientras que los 30.000 euros restantes son solo asientos contables.  Y se pregunta después: ¿De dónde proviene el valor de los 30.000 euros? Y responde: de los 10.000. Y concluye: por esta razón se origina inflación.  Dejémoslo ahí.

El punto de vista marxista

Este problema es analizado por Marx en el capítulo XXXI de El Capital titulado Capital monetario y capital efectivo II. Marx afirma que la masa de capital de préstamos difiere de la cantidad de dinero circulante. Estos dos conceptos, capital de préstamo y dinero circulante, son básicos para entender la actividad bancaria relativa a los depósitos y préstamos. En nuestro ejemplo el dinero circulante suma 10.000 euros, mientras que el capital de préstamos asciende a los 30.000 euros.  Lo único que hay que observar  es que  para que 30.000 euros funcionen como capital de préstamo sólo son necesarios 10.000 euros de dinero circulante. Para ilustrar su afirmación Marx transcribe un fragmento de  las actas del Banco de Inglaterra de 1858, donde se señala que la reserva ascendía a 580.751 libras, mientras que los depósitos ascendían a 22 millones de libras. Sólo se trata de constatar que desde hace mucho tiempo hay que distinguir entre los depósitos, donde una buena parte de ellos se convierten en capital de préstamo, y el dinero circulante necesario para que sean posibles esos préstamos.

Según Marx “La mera posibilidad de grandes sumas de depósitos con una cantidad relativamente pequeña de medios de circulación depende únicamente de dos cosas: 1) del número de compras y pagos que realice la misma moneda; y 2) del número de veces que retorne en depósito a los bancos, de suerte que su repetida función de medio de compra y de pago viene medida por su renovada transformación en depósito”. En efecto, así se pone de manifiesto en nuestro ejemplo, los mismos 10.000 euros han servido, uno, para que el señor B le compre al señor A una tonelada de trigo; dos, para que el señor C le compre un automóvil al señor D; y tres,  para que el señor E le compre una vivienda al señor F. Pero esto ha sido posible a su vez porque, uno, el banco disponía de una reserva excedente de 10.000 euros que fue a parar como préstamo al señor B; dos, porque el señor A ingresó como depósito los 10.000 euros que fueron a parar como préstamo al señor C; y tres, porque el señor D ingresó como depósito los 10.000 euros que fueron a parar al señor E.

¿Crean los bancos dinero de la nada?

Por supuesto que no. De la misma manera que la circulación simple de mercancías no crea dinero, tampoco lo hacen los bancos en su condición de intermediarios entre los ahorradores y los compradores. Igual que en la circulación simple de mercancías hay que distinguir entre la suma de los precios de las mercancías y el dinero circulante necesario para realizar dichos precios, en el sistema de crédito hay que distinguir entre la suma de los préstamos  y el dinero circulante necesario para que se den esos préstamos.  Y al igual que la suma de precios de las mercancías siempre será mayor que el dinero circulante, la suma del capital de préstamo será mayor que la cantidad de dinero circulante. El aspecto mágico y misterioso con que algunos economistas han querido rodear la banca de la reserva fraccionaria se debe a que la desvincula de la circulación de las mercancías. Los primeros 11.000 euros que figuran como depósito en el banco X hemos dicho que no nos preocupaba su origen; pero los segundos 10.000 euros que figuran como depósito si sabemos su origen: no es más que el precio realizado de la tonelada de trigo. De los terceros 10.000 euros también sabemos su origen: no es más que el precio realizado del automóvil. Y los cuartos 10.000 euros que figuran como depósito igualmente sabemos su origen: no es más que el precio realizado de la vivienda.

El economista enajenado por el dinero, que lo considera un ser en sí, sólo lo capta en su existencia metálica o como dinero aritmético, no lo capta como lo capta Marx, como forma objetiva de existencia del valor de la mercancía.  No ve que el dinero es la forma transfigurada de la mercancía, no ve en el dinero las huellas de la mercancía, no ve ni le preocupa de qué mercancía es figura enajenada los 10.000 euros. Así que la magia asignada a los 30.000 euros de depósito que supuestamente el banquero ha creado de la nada, no son más que los valores en dinero de tres mercancías particulares: 1 tonelada de trigo, un automóvil y una vivienda. Por lo tanto, la magia asignada al dinero crédito se rompe, una,  cuando el dinero no se separa del mundo de las mercancías, y dos, cuando se tiene en cuenta lo que dice Marx: la posibilidad de que existan enormes depósitos con una cantidad relativamente pequeña de dinero depende de dos cosas: una, del número de compras que se realizan con las mismas moneda, y dos, del número de veces que retorne esas mismas monedas al banco como depósito.

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