martes, 4 de marzo de 2014

UCRANIA NO QUIERE VIOLENCIA Y PIDE DIÁLOGO



La Vanguardia
04-03-2014

El 68% de la población quiere independencia con relaciones amistosas y fluidas con Rusia. Fuentes militares de Estados Unidos reconocen que Rusia se ha hecho con el pleno control militar de Crimea.

Mientras el partido de la no violencia y de una independencia nacional con intensas y amistosas relaciones con Rusia es claramente mayoritario en el país, según la última encuesta disponible, fuentes militares de Estados Unidos reconocen que Moscú ya tiene, "el pleno control operativo de la Península de Crimea", territorio ancestral ruso mayoritariamente poblado por rusos pero que pertenece a Ucrania y que, alegando inestabilidad, Moscú ha ocupado ilegalmente. 

En Balaclava, base de la armada, una nueva unidad ucraniana se rinde: la mitad de los soldados firman por Crimea (léase Rusia), la otra mitad optan por Ucrania y se van tras firmar un papel. En otra un ultimátum de fuerzas rusas anoche que éstas desmentían: los ucranianos tienen órdenes de Kíev de no usar armas, pero cualquier incidente armado con muertos en territorio ocupado significaría un desastre para la operacion de Putin. 

En la capital, donde desde hace una semana hay un gobierno pro occidental a todos los efectos (UE, OTAN y FMI), se percibe desencanto. Creían tener todo el poder y se reconocen débiles. No solo por lo de Crimea. No solo porque sus adversarios - el "anti Maidán"- andan crecidos y a la ofensiva en el Sur y el Este del país, con asaltos a sedes de gobierno regionales en Odesa, Donetsk y otras ciudades donde minorías radicales piden referéndums para emular el estatuto de Crimea -el asalto de Odesa lo presencié sobre la una de la tarde-, sino también porque perciben cierta división entre sus protectores. 

Síntomas de división entre Estados Unidos y Alemania, cuyo sector empresarial tiene muchos intereses en Rusia y teme que mantener la línea radical (con ayudantes polacos y script de Washington) no conduzca a ninguna parte. 

De la tensión de esa división ("Fuck the EU", decía el 25 de enero una alta funcionaria de EE.UU en una conversación telefónica que fue grabada) resultaba una filtración con efecto cizaña: según la Casa Blanca, Merkel dice que en su conversación telefónica de ayer con Putin, el presidente ruso parecía, "haber perdido el sentido de la realidad". 

En cualquier caso hay tufillo de paso atrás en el ambiente. "Practicar la diplomacia no es debilidad", dice el ministro de exteriores alemán Frank-Walter Steinmeier en Bruselas. En Ginebra su colega ruso, Sergei Lavrov, apela a los pro occidentales de Kíev a respetar el acuerdo para formar un gobierno "inclusivo" que represente a todo el país que firmaron el 21 de febrero con el ausente presidente Victor Yanukovich bajo mediación de la U.E. 

John Kerry, el secretario de Estado americano, llegaba anoche a Kíev mientras las potencias se retiran del encuentro del G-8 que debía celebrarse en Sochi. "Será un perjuicio para el G-7, no para Rusia", decía chulesco en Moscú el portavoz de Putin, Dmitri Pskov. "Quienes interpretan nuestras acciones como una especie de agresión y nos amenazan con sanciones y boicots son los mismos que han estado animando a sus aliados (en Kíev) a declarar ultimátums y renunciar al diálogo", dice Lavrov. 

El paso atrás es necesario por Ucrania, un país en alto riesgo que necesita un mediador para iniciar distensión. Si alguien con autoridad fundara el "Movimiento contra la violencia en Ucrania" se llevaría al país de calle. ¿Pero quién? Quienes tienen autoridad en el oeste y en el centro del país, no son reconocidos en el este y el sur, y viceversa. Las Iglesias están divididas y más bien contribuyen a la radicalización. ¿Un mediador internacional?: la UE es parte del problema, Rusia también. Secuestrada por una "comunidad internacional" que no pasa de representar al 5% de la población mundial, la ONU apenas existe... Ucrania pide a gritos un acuerdo. Un 68% quiere que Ucrania y Rusia sean países independientes pero amigos, con fronteras abiertas y sin aduanas, según la última encuesta disponible. Un 12,5% prefiere reunificación con un único estado (en Rusia lo quiere un 16%), y un 14,7% quiere que los dos países mantengan relaciones normales, es decir con fronteras, visados y aduanas estrictas. Los radicales son clara minoría pero determinan la situación.

Fuente:http://www.lavanguardia.com/internacional/20140304/54402768702/ucrania.html

Putin abre la puerta al envío de tropas al resto de Ucrania

La Vanguardia
03-03-2014
El "anti-Maidán" popular cobra fuerza en el Sur y Este del país, afirmando un poder alternativo al de la capital


El Presidente de Rusia, Vladimir Putin, abrió el sábado la puerta al envío de tropas rusas a Ucrania, "para la normalización de la situación política y social en aquel país". Así lo justificó una votación unánime de la cámara alta rusa que pidió de paso al Presidente que retire al embajador en Washington. En Kiev se denuncia la "agresión", se declara a las tropas en estado de alerta y algunos políticos hablan de "movilización".

Mientras el hombre de la canciller Merkel en Kíev, el ex boxeador Vitali Klichkó, pide una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU y llama a anular el acuerdo de 2010 sobre la presencia de la flota rusa del Mar Negro en Crimea, el sector más radical del nuevo régimen de Kiev, el grupo neonazi "Pravy Sektor" ha decretado la "movilización" de sus activistas.

"Dependiendo de la situación concreta en las regiones", la dirección de este grupo paramilitar aconseja, "coordinar al máximo las acciones con las fuerzas armadas los servicios secretos y el ministerio del interior de Ucrania". Al mismo tiempo se apela, "al movimiento de resistencia del Cáucaso y a todos los movimientos de liberación de Rusia a actuar". En contraste, el ministerio de defensa de Ucrania quiere conversar con su homólogo ruso, "para resolver la situación de Crimea".

No parece que Rusia vaya a dar el peligroso y catastrófico paso de una invasión, que hoy se volvería contra ella en gran parte de Ucrania y provocaría violencias incluso en el Este y Sur del país. De lo que se trata más bien es de colocar fichas para un escenario que puede degradarse mucho más en los próximos meses, "legalizar" desde el punto de vista ruso la situación militar en Crimea, y, de paso, disuadir con un gesto de fuerza a los rivales occidentales.

Las fuerzas rusas ya han tomado el pleno control de una región de Ucrania, la península de Crimea; a petición de las autoridades locales, con el apoyo de la población y sin necesidad de invadir porque tienen allí muchas tropas permanentemente estacionadas en virtud del acuerdo sobre la flota del Mar Negro -que ayer reforzaron con otros 6000 soldados enviados desde Rusia. Pero Rusia sabe perfectamente que el resto de Ucrania, incluida ciudades tan rusas como Járkov, Odesa y Donetsk, las mayores después de Kíev, no son lo mismo que Crimea.

En todo el Este y el Sur del país, las regiones más favorables a Rusia, se está articulando un "anti-Maidán": un movimiento popular que no reconoce al gobierno de Kíev, aclama con diversos matices a Rusia, y formula toda una serie de reivindicaciones; referéndum sobre el ingreso de Ucrania en la unión aduanera y comercial que alienta Moscú, cooficialidad del ruso como segunda lengua, mayor autonomía de las regiones, y, eventualmente, federalización del país. Es lo que en Kíev se llama "separatismo" y tiene muchos matices.

En Odesa, tercera ciudad de Ucrania en población, con más de un millón de habitantes y donde las elecciones las ganan siempre las opciones rusófilas, el poder local, tanto a nivel municipal como regional, reconoce el cambio de gobierno que ha tenido lugar en Kíev. Sin embargo están en marcha jugadas para desplazar a los actuales gobernantes y colocar en su lugar a gente más enérgica. Miles de personas, con banderas rojas, rusas, y de la ciudad se manifestaron ayer aquí por tercera vez en una semana convocados por la "Naródnaya alternativa", un frente popular anti Maidán. La situación está abierta a vuelcos. En Donetsk, en el Este más industrial, el soviet local se ha declarado "único poder legítimo en la ciudad", "hasta que se aclare la legitimidad de las leyes adoptadas en Kíev". Si en el mitin de Odesa se escuchó decir, "ya sabemos lo que hay que empuñar (las armas) y si es necesario lo haremos", en Donetsk se ha creado una "milicia popular" y se propicia la autonomía de su región industrial. "Solo hay dos salidas, o rendirse o defenderse", se dice. El enemigo aquí son "los fascistas" y los "banderovski" (partidarios de Stepan Bandera, un líder de Ucrania occidental colaboracionista con los nazis que mantuvo una guerrilla animada por la CIA contra la URSS hasta los años cincuenta). En lugar de la matanza de civiles, aquí se pone el acento en la denuncia de otras cosas; la intervención occidental, la muerte de policías, la ilegalización del Partido Comunista, la persecución de clérigos ortodoxos, etc.

En una docena de ciudades ayer se izó la bandera rusa en las sedes de gobierno (en algunos casos junto a la ucraniana). En Nikolayev, antiguo astillero de la URSS, entre Odesa y Crimea, miles de ciudadanos aclamaron a Rusia. En Járkov la multitud desalojó por las orejas a los partidarios del movimiento de Kíev que ocupaban la sede del gobierno regional, los hicieron poner de rodillas y los apalizaron salvajemente. Hubo un centenar de heridos.

En todo el país se consagra con las horas el escenario del doble poder: unos no reconocen la legitimidad de Kíev, la capital no reconoce el cambio de autoridades en Crimea, y en otros lugares la situación es indecisa y puede cambiar en cualquier momento: todo recuerda demasiado a los prolegómenos del caos de 1918, en lo más crudo de la guerra civil, cuando Ucrania era disputada por diversos gobiernos y bandos y tenía diversas capitales.

Solo una minoría está dispuesta a una violencia armada, pero en Kiev ha bastado para decidir la suerte de un gobierno desprestigiado, corrupto e inseguro. Una minoría basta y sobra para encender la hoguera.

"Si los ucranianos no extraen las consecuencias correctas de la actual situación, a Ucrania le espera un destino como el que dejó 200.000 muertos en Yugoslavia", se lee en un panfleto repartido ayer en Odesa.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


Kerry denuncia métodos arcaicos y amenaza con expulsar a Rusia del G-8
Nuevas victorias en Crimea profundizan el riesgo de Putin

La Vanguardia
03-03-2014
El jefe de la flota ucraniana, recién nombrado por Kíev, jura lealtad "al pueblo de Crimea" y su administración moscovita


En la famosa escalera de Odesa, la "Potiómkinskaya lésnitsa" inmortalizada por Sergei Eisenstein, entrevisto a unos muchachos pro Maidán, provistos de cascos, escudos y porras. Hoy ha sido su día: manifestación de 5000 personas. La víspera sus adversarios reunieron el doble en el Kulikovo Pole de esta ciudad, que lleva el nombre de la célebre victoria rusa contra los tártaros del siglo XIV. Ayer era "¡Putin, Putin!" y "El fascismo no pasará". Hoy, "¡Ucrania, Ucrania¡" y "Fuera Putin". En medio, el grueso de la ciudadanía que no parece dispuesta a dejarse arrastrar hacia el tumulto.

Vista desde arriba, la prodigiosa escalera que desciende hacia el puerto no parece que sea tan inmensamente larga (127 escalones) merced a los amplios descansillos que impiden la visión. Esta crisis contiene la misma ilusión óptica. Aparentemente parece que el poderoso oso ruso se sale con la suya asediando a la débil Ucrania y comiéndoselo todo en Crimea, donde continua tomando el control de más y más infraestructuras y unidades, y donde hasta el jefe de la marina ucraniana, Denis Berezovski, nombrado anteayer por el gobierno de Kíev, juraba "lealtad al pueblo de Crimea", junto a Sergei Aksionov, el jefe de la nueva autonomía rebelde, que es un títere de Moscú. La realidad es muy diferente.  Como la escalera cuando se mira desde abajo: la cuesta, que une el bulevard con el puerto de Odesa, es tremenda. Como el riesgo que está corriendo Rusia.

No se trata de todo lo que ayer dijo John Kerry; la amenaza de sanciones contra Rusia, de expulsarla del G-8, ni del reproche de que la invasión de territorio ajeno, "no es la manera en que las naciones modernas resuelven los problemas". Todo eso, que no tiene la menor credibilidad viniendo de quienes -por mencionar solo los últimos años- se pasaron por la entrepierna la "integridad territorial" de Afganistán, Irak, Libia y Siria, es, sin duda, importante. Síntomas de guerra fría. Sin embargo no es nada, o es muy poco, al lado de lo que Rusia, que es un gigante con los pies de barro, se está jugando aquí.

El menor desliz, el menor patinazo con resultado de violencia (ahora mismo hay algunas unidades militares ucranianas rodeadas por tropas rusas en Crimea) cubriría a Rusia de lodo ante los ucranianos. Si este pulso en su zona de influencia más vital no le sale bien y se salda con un incremento de la particular conciencia nacional de los ucranianos más rusófilos del Este y Sur del país, la consecuencia no solo será tener a la OTAN más allá de la línea del Dnieper, es decir definitivamente aposentada en tierra ancestral rusa, sino que como perdedor de Ucrania, Vladimir Putin se arriesga a vivir un 1905 en Rusia.

Aquel año la flota zarista fue hundida por los japoneses en Tsushima, en el contexto del pulso que ambos imperios libraban por los despojos de China. Todo el mundo daba por supuesta la victoria del Zar, pero fue mucho peor que lo nuestro en Santiago de Cuba: el adversario era una potencia no europea, seres "inferiores" (Nicolas II los llamaba "macacos"). Aquella humillación sentó las bases de la primera revolución rusa (hubo tres). Después de las fichas que ha movido -fichas varoniles e imperiales frente a las sofisticadas fichas de sus adversarios del Imperio Euroatlántico- si Putin pierde Ucrania todo su sistema moscovita se hundirá como un castillo de naipes tal como le ocurrió al Zar Nicolás. Primero humillación, luego Revolución.

Pero vista desde arriba esta escalera es otra cosa; ayer los pro Putin, hoy los anti Putin, mientras se consolidan posiciones en Crimea, con el gobierno de Kiev y su mezcla de favoritos de Washington y neonazis, ofreciendo la imagen de una nave desarbolada: los militares no le obedecen (¡gracias a Dios¡) y el patético nuevo ministro de exteriores, Sergei Deshitsia, pidiendo ayuda a la OTAN. Por su parte el flamante nuevo secretario del Consejo de Seguridad Nacional, Andrey Parubi, llama a la, "movilización de reservistas, pero solo los necesarios". Parubi es un facha, pero al lado de su vicesecretario, el nazi Dmitri Yarosh ("Pravy Sektor") podría pasar hasta por liberal. Gente como ellos fueron la fuerza de choque del Maidán, que, hay que decirlo, contiene también impulsos populares y nacionales absolutamente impecables. En esta peligrosa ruleta rusa de Ucrania, perderá el que primero de un paso en falso, pero en este sorteo, pese a las apariencias, Rusia tiene muchos más números.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.



No hay comentarios: