martes, 3 de junio de 2014

Perú Integral (2-3): GRACIAS, TAYTAY


Existe una Gramática Keshua muy singular. La escribió Ernst Middendorf, médico alemán que vivió más de 25 años en el Perú, en sucesivas etapas desde 1855 a 1888

Aprendió quechua, aymara y mochica (yunga) En 1970 apareció en castellano la versión de su DAS RUNA SIMI ODER DIE KESHUA-SPRACHE WIE SIE GEGENWÄRTIN IN DER PROVINZ CUZCO GESPROCHEN WIRD. (Todo eso significa en cristiano Gramática Keshua)

El comentador de la obra, Hermann Trimborn, señala penetrantemente que “el mérito estriba, para mí, en el hecho de que Middendorf no haya enfocado la estructura del quechua pensando en módulos latinos, sino elaborando los elementos morfológicos del idioma sobre la base de los procesos mentales y de las funciones lingüísticas”

En esta gramática, Middendorf señala que el quechua no abunda en palabras radicales, ni en términos abstractos como los colectivos; aunque admite con Garcilaso que la lengua quechua “como se ha dicho, es muy corta en vocablos, empero muy significativa en ellos mismos”

Apunta Middendorf que “no queremos sino mencionar un hecho que caracteriza la naturaleza del indio peruano: entre las ideas para cuya expresión no tiene palabras keshuas se encuentran las de ‘libertad’ y ‘gratitud’

Esto es cierto. Pero ¿por qué no existen tales palabras? Bueno es averiguarlo, porque por el idioma se puede reconstruir aproximadamente determinado desarrollo social, o solventar la investigación respectiva.

Respecto a la palabra libertad, ya José Carlos Mariátegui sostuvo una polémica con Augusto Aguirre Morales, autor de la novela El Pueblo del Sol. Contestándole, en sus 7 Ensayos le dice que “Su posición en el estudio del Imperio Inkaico no es una posición relativista. Aguirre considera y examina el Imperio con apriorismos liberales e individualistas. Y piensa que el pueblo inkaico fue un pueblo esclavo e infeliz porque carecía de libertad”

Continúa luego: “La libertad individual es un aspecto del complejo fenómeno liberal. Una crítica realista puede definirla como la base jurídica de la civilización capitalista. (Sin el libre arbitrio no habría libre tráfico, ni libre concurrencia, ni libre industria) Una crítica idealista puede definirla como una adquisición del espíritu humano en la edad moderna. En ningún caso, esta libertad cabía en la vida inkaica”

Y explica que “El hombre del Tawantinsuyu no sentía absolutamente, por ejemplo, ninguna necesidad de libertad de imprenta. La libertad de imprenta puede servirnos para algo a Aguirre y a mí: pero los indios podían ser felices sin conocerla y aún sin concebirla”

Y concluye que “Si el espíritu de la libertad se reveló al quechua, fue sin duda en una fórmula o, más bien, en una emoción diferente de la fórmula liberal, jacobina e individualista de la libertad”

O sea, no se puede transportar un concepto de una realidad a otra. El sistema del Tawantinsuyu no necesitaba de la libertad como se la conoce actualmente. Mal podía surgir entonces el concepto y acuñarse el término correspondiente.

¿Y la gratitud? ¿Sería que el quechua no era un pueblo agradecido?

Entre nosotros agradecer es un signo de cortesía, o de hipocresía. Pero no siempre se ha estilado agradecer. Middendorf observó con extrañeza que el quechua no tiene palabras para mostrar agradecimiento. Ahora se dice “Gracias, taytay!, un híbrido castellano-quechua a ojos vista. Y no es que el término gracias del runa simi, nombre quechua del idioma quechua, haya desaparecido por desplazamiento de traducción o por desuso. No. Sencillamente nunca existió tal palabra en el Tawantinsuyu, y mucho menos el concepto. ¿Cómo explicar eso? Tenemos que recurrir también, aunque indirectamente, a José Carlos Mariátegui.

Cuando JCM agradeció a Gamaliel Churata su valiosa colaboración, Churata le respondió con una carta de antología, fechada en Puno, 27 de noviembre de 1926. Ahí le dice: “No tiene U. que agradecerme por la colaboración que presto a Amauta y Minerva. Cuando los hombres se reúnen con fines humanos, la colaboración es obligatoria y entonces el agradecer sobra”

Líneas abajo le reitera: “Vuelvo a decírselo. No tiene nada que agradecerme”

Y termina después su carta: “La abrazo cordialmente, compañero Mariátegui. Este movimiento cordial que nos une, tiene entre tantas ventajas, la de aproximar a los hombres, rompiendo las distancias que inventó la cortesía burguesa. Suyo, Churata”

Aquí está la explicación de por qué el quechua no tiene la palabra gracias: la colaboración obligatoria con fines humanos, que se desarrollaba en el Tawantinsuyu y que aún anida en el espíritu indiano. Ayni o reciprocidad, minga o colaboración, llankay o iniciativa siguen siendo prácticas actuales de trabajo solidario en las comunidades.

Con la solidaridad laboral, práctica cotidiana del sistema, las gracias están demás. Por eso, mal podía surgir entonces el concepto y acuñarse el término correspondiente.

Cortesía viene de corte; y en sus orígenes no pasaba de ser simple afectación cortesana. Desde que se estableció la propiedad privada, se agradece tanto por cortesía como por cortesanía.

Y así, por ejemplo, para que me publiquen esta belleza debo decirle a Yehude:

Gracias, taytay, Dios pagasunqui.
José Ninakiro
    09.12.87

Nota.- Este segundo tema de Perú Integral trata los conceptos libertad y gratitud, tangencialmente abordados por Middendorf. Poco se conoce el origen de agradecer. Pero en el Tawantinsuyu, aun siendo un Estado “teocrático y despótico” primaba todavía la moral de productores, donde nada había “gratis” y por tanto para nada había que agradecer. En nuestra etapa precolombina todavía primaba la relación laboral ayni-minga-llankay (compañerismo-colaboración-iniciativa) Y hasta el presente hay uso de esta relación en las comunidades nativas.

Ernst W. Middendorf (n. Keilhau, Turingia, 31 de diciembre de 1830 - m. Colombo, Ceilán, 6 de febrero de 1908) fue un médico, antropólogo y viajero alemán, que radicó varios años en Perú. Entre 1885 y 1888 se dedicó a viajar por Perú y Bolivia haciendo estudios y recopilando datos sobre su geografía, historia y cultura, que luego plasmó en obras extensas que escribió en Alemania. Es considerado como uno de los precursores de la arqueología científica del Perú; entre otros trabajos hizo una temprana descripción del sitio arqueológico de Chavín de Huántar, un estudio y traducción del drama Ollantay, así como estudios lingüísticos del moche y el quechua. En memoria suya el museo de sitio ubicado en el interior del zoológico «Parque de las Leyendas» del distrito de San Miguel, Lima, Perú, lleva su nombre. (Wikipedia)

El comentario inicial de este artículo acerca de “gracias” estaba basado en el quechua ancashino (ayne, rantin, minga) Ahora se precisa y se ordena como ayni-minga-llankay, componentes del Factor Trabajo.

Ragarro
03.06.14

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