lunes, 16 de marzo de 2015

Y AHORA ¿QUIEN LIBERARA AL PROLETARIADO CHINO?




PRESENTACIÓN A LA SERIE “LA CUESTIÓN CHINA”
(13 de marzo de 2015)
Por Miguel Aragón

Un grupo de amigos --que nos conocimos en las aulas universitarias en la década de 1970, y  desde entonces participamos en forma conjunta en los debates teóricos y en la lucha social — hace varios años   nos reencontramos, y desde hace algunos  meses  venimos sosteniendo un saludable debate de ideas a través de una selectiva lista de correos.

Desde el inicio de nuestro reencuentro, además de nuestro interés en el estudio y debate de varios problemas peruanos de actualidad, hemos abordado varios aspectos  de la actual vida mundial. En nuestro intercambio de opiniones, uno de los temas más recurrentes  es la “Cuestión China”.

La preocupación por comprender las perspectivas de la República Popular China en el escenario mundial,  y también por comprender las perspectivas de la República Socialista de Cuba en el continente americano,  son dos cuestiones que en las últimas décadas han venido a ocupar la importante ubicación  que en la década de 1920 tenían    el comprender las perspectivas de la Gran Revolución Rusa, y de la Revolución Mexicana, como lo podemos comprobar revisando  la atención que  José Carlos Mariátegui le dedicó a ambos acontecimientos históricos.

Entre fines de 1917 y comienzos de 1930, Mariátegui escribió más de cincuenta artículos analizando, comentando y propagandizando la Gran Revolución Rusa. De manera similar, entre 1923 y 1930 escribió más de diez artículos sobre las vicisitudes de la fallida revolución mexicana. 

Últimamente, los amigos Héctor  y Julio, entre los más entusiastas  animadores  de esta lista de correos, han vuelto a retomar este intercambio sobre la “cuestión china”. También recuerdo que Fernando, a comienzos del mes de octubre,  reenvió varios textos alusivos al mismo tema. Me parece muy bien, pero  mejor sería si lo hacemos ordenadamente, pasando de lo superficial a lo profundo, esforzándonos por “buscar la verdad en los hechos”.

E incluso, sería mucho mejor todavía, si promovemos un ambiente propicio para el debate amplio de ideas con otros amigos, con el objetivo de extraer lecciones del pasado “para que sirvan al presente”, y con el objetivo de asimilar las experiencias extranjeras para “que sirvan a la lucha por cambio social en el Perú actual”. Sin este doble objetivo, nuestro esfuerzo intelectual carecería de objetivos precisos. Sugiero fijarnos algunas metas para elaborar algunas conclusiones a medida que avancemos en el análisis. Por ejemplo, a corto plazo podría ser el próximo 1° de octubre del presenta año, fecha en la cual se recordará el Aniversario 66 del triunfo de la Gran Revolución China. La segunda meta, a mediano plazo,  podría ser el 7 de noviembre de 2017, oportunidad en la cual se recordará y conmemorará el Centenario de la Gran Revolución Rusa.

Como contribución a este necesario intercambio amplio de ideas, a continuación reenviaré “cuatro textos” que fueron escritos entre mediados del año 2011 y comienzos del año 2012. Dos de ellos fueron escritos por Luis Chau, y los otros dos  son de mi autoría. Considero que la mayoría de las  ideas centrales expuestas en los  documentos mencionados continúan vigentes, y solamente algunas pocas ideas  demandan ser ampliadas e incluso replanteadas, introduciendo cambios acordes con las nuevas investigaciones que hemos   realizado en los últimos tres años.

Como quinto texto, de esta primera serie, también agregaré una especie de  “colofón”, redactado hace muy poco.

La secuencia inicial fue la siguiente. Con fecha 30 de agosto de 2011, Daniel Ibarra divulgó un  artículo publicado por el blog Rebelión. El título del artículo fue Las duras condiciones de trabajo en las fábricas electrónicas chinas. Como “asunto” del reenvío, Daniel Ibarra colocó el título “Elementos para comprender a la China capitalista de hoy”.

Ese mismo día, 30 de agosto de 2011, nuestro amigo Luís Chau, a través de varios grupos de correos, reenvió  el mencionado artículo que estamos citando, precedido de unas breves palabras de presentación, que incluían la  pregunta: “Y ahora ¿quién liberará al proletariado chino del nuevo yugo?”
     
         Al leer tan preocupante pregunta, planteada por Luís Chau,  de inmediato me puse a revisar los pocos materiales de referencia que disponía en ese momento  y comencé a borronear las primeras ideas. Desde marzo de 2010 hasta agosto de 2012 yo estuve trabajando y viviendo temporalmente lejos de Lima, primero en una provincia ubicada en el extremo sur oriental (Puno), y después en una provincia ubicada en el extremo nor oriental (Maynas) de nuestro inmenso  país. Alejado durante tanto tiempo de mi biblioteca personal, y por otras múltiples circunstancias que dificultaron avanzar la exposición de mis ideas, recién pude enviar mi primer comentario el día 6 de enero de 2012.

Posteriormente,  por ambas partes vinieron otros comentarios. Estos son los materiales primarios, que nuevamente iré divulgando en el transcurso de los próximos días. Abrigo la esperanza que en esta oportunidad, a todos los interesados  nos sirvan para ordenar y exponer algunas primeras conclusiones generales.

        
 La Cuestión China (01):

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

El día 30 de agosto de 2011, Santiago Ibarra divulgó el artículo Las duras condiciones de trabajo en las fábricas electrónicas chinas. Ese mismo día Luis Chau escribió el siguiente comentario.

MENSAJE DE LUIS CHAU (del 30 de agosto de 2011)

De: Luis Chau <chau.luis@gmail.com>
Para: foro_centenario@yahoogroups.com
CC: Generación Resurgimiento <generacion_resurgimiento@yahoogrupos.com.mx>; us-jcm <universidad_socialista_jose_carlos_mariategui@yahoogroups.com>; barricadacontraculturalantipostmodernista@yahoogrupos.com.mx
Enviado: Martes, 30 de agosto, 2011 11:50:44
Asunto: Re: [foro_centenario] Elementos para comprender a la China capitalista de hoy.
 
El informe adjunto me trae a la memoria la gran novela REBELION EN LA GRANJA de Orwell.

Y ahora ¿quién liberará al proletariado chino del nuevo yugo?

Luis Chau

El 30 de agosto de 2011 10:15, Santiago Ibarra <santiagoibarra05@yahoo.com> escribió:

Elementos para comprender a la China capitalista de hoy.

S.I.






Las duras condiciones de trabajo en las fábricas electrónicas chinas


Revista electrónica Rebelión
30-08-2011
Traducido para Rebelión por Susana Merino

Una ONG, China Labor Watch, ha estudiado las condiciones de trabajo de diez fábricas  que proveen a las grandes marcas electrónicas y  denuncia el abismo existente entre el discurso de responsabilidad social empresarial de las multinacionales y la realidad de las fábricas. Las cargas de trabajo y los horarios son excesivos. Los bajos salarios obligan a aceptar horas extra suplementarias.

En China las condiciones de  trabajo en las fábricas del sector electrónico son “inhumanas” estima la ONG China Labor Watch (CLW). Esta organización de defensa de los derechos de los trabajadores con sede en Nueva York, ha publicado un informe sobre diez de esas fábricas que trabajan para las grandes marcas mundiales. Esas fábricas producen ordenadores y otros productos electrónicos para Dell, IBM, Ericsson, Philips, Microsoft, Apple, HP y Nokia.

La CLW ha investigado especialmente la fábrica del propietario taiwanés Foxconn en Shenzhen, en el sur de China, en la que en la primavera de 2010 se produjeron una serie de suicidios que llamaron la atención de los medios. La organización comprobó  que la duración y la carga de trabajo no eran “peores que en otras fábricas de la industria electrónica”.

La investigación se llevó a cabo durante ocho meses, entre octubre del 2010 y junio último. Cuatrocientos ocho obreros fueron entrevistados en diez fábricas ubicadas en el Guangdong y el Jiangsu. Se estima que estas provincias costeras ofrecen condiciones de trabajo más favorables que otras regiones del interior del país.

Ocho de las diez fábricas visitadas son proveedoras de Dell, siete de HP. Estas fábricas emplean entre 1.000 y 47.000. Para poder acceder a las fábricas los investigadores se hicieron pasar por obreros. En tres de ellas tuvieron que hacerse contratar como tales. Las entrevistas se realizaban fuera de los lugares de trabajo.

No se respetan las leyes laborales

Para CLW estás fábricas no respetaban desde 2008 las leyes laborales que rigen en China. La mayoría de las violaciones de las reglamentaciones pueden clasificarse en cinco categorías: excesivos horarios de trabajo, elevadas cargas de trabajo, salarios limitados, contratos oscuros y discriminación de empleo por sexo y edad.

La jornada laboral es de 10 a 14 horas diarias, con grandes variaciones estacionales, vinculadas a la demanda de los productos actualizada  y renovada permanentemente: las horas extra requeridas pueden variar de treinta y cinco a ciento sesenta horas mensuales. Ninguna de las empresas visitadas respetaba la ley que permite un máximo de 36 horas extras mensuales.

Los bajos niveles salariales obligan  a los obreros a aceptar horas suplementarias. En Hongkai  Elextronics, por ejemplo, el salario mínimo mensual era en octubre  último de 138 dólares, del que se descuentan 6 dólares por el dormitorio, 40,50 por alimentación y 15,30 por seguro social. De este modo el salario neto mensual es de 76,20 dólares.

En las diez fábricas visitadas, la carga de trabajo es extremadamente alta. En una línea de producción HP, los obreros deben realizar una operación cada tres segundos trabajando de pie diez horas seguidas. En muchas de las fábricas visitadas, solo se acepta una pausa de diez minutos a mitad de jornada. Los obreros pueden tomar agua y usar los baños durante esa pausa.

En cuanto a la forma de contratación la mayor parte del tiempo  no se informa a los obreros de las condiciones de los contratos que deben firmar.

Finalmente cinco de las fábricas visitadas discriminan la contratación según sexo y edad. Tyco Electronic solo contrata mujeres. Las aspirantes a un empleo en MSI deben realizarse un test de embarazo. En Shanghai Quanta, un tercio de los empleados tenía menos de 18 años.

Presión sobre los profesionales

Las multinacionales que contratan a estas empresas consideran que solo las mismas empresas son las responsables de los abusos. CLW considera que las infracciones de las leyes se deben a menudo a las exigencias de plazos y precios de las multinacionales clientes. Las condiciones comerciales repercuten en las condiciones laborales.

CLW fue fundada en 2000 por Li Qiang, su director. Desde hace diez años esta ONG colabora con los sindicatos y los medios llevando a cabo investigaciones en las fábricas chinas que producen juguetes, bicicletas, calzados, muebles, ropa y electrónica para las grandes empresas estadounidenses. Los informes publicados están destinados a informar a la comunidad internacional y a presionar sobre los profesionales para que mejoren las condiciones laborales.

Al presentar este informe, Li Quiang considera que “las inhumanas condiciones  laborales no solo reflejan los serios problemas de la industria china, sino también los que existen en la industria electrónica internacional. Es irresponsable que las multinacionales continúen pregonando ideales de responsabilidad social (corporate social responsability)  mientras sus acciones contradicen totalmente esos ideales”.

Foxconn quiere sustituir a  500.000 empleados chinos por robots en un lapso de tres años

El grupo taiwanés Foxconn, número uno mundial de componentes para ordenadores, provee componentes a Apple, Sony y Nokia. Emplea más de un millón de personas en sus fábricas chinas, la mitad en la región de Shenzhen. El año pasado se suicidaron 14 obreros. Como consecuencia de esta ola de suicidios Foxconn aumentó los salarios de sus fábricas en un 70%.

Foxconn dispone actualmente de 10.000 robots que realizan tareas de pintura, soldadura y ensamblaje. Esa cantidad aumentaría a 300.000 el año próximo y a un millón en 2014.

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06 de enero de 2012
(Reenviado el 16 de marzo de 2015)

Estimado Luís Chau:

El mismo día que leí tu breve comentario del 30 de agosto (de 2011), comencé a borronear este comentario sobre tu preocupante inquietud. Por múltiples ocupaciones me demoré en revisar y corregir el primer borrador, y así, irremediablemente, fueron pasando los días.

Me parece que mis  ideas centrales mantienen  vigencia, por eso comenzando el nuevo año, y revisando mi correspondencia atrasada  me animo a enviarte estos apuntes, esperando que podamos continuar con la investigación de manera conjunta y en forma persistente.

Saludos y éxitos en el Año Nuevo que está comenzando (2012), que deberá ser un año de reafirmación de la unidad frente unitaria, para superar la peligrosa incertidumbre con que se está comenzando el nuevo periodo.

Atentamente

Miguel Ángel Aragón    


Y AHORA ¿QUIEN LIBERARA AL PROLETARIADO CHINO?
“…la función del socialismo en el gobierno de la nación,
según la hora y el compás histórico a que tenga que ajustarse,
será en gran parte la de realizar el capitalismo,
- vale decir
 las posibilidades históricamente vitales todavía del capitalismo-,
 en el sentido que convenga a los intereses del progreso social”.

José Carlos Mariátegui, Prólogo a Tempestad en los Andes,
Junio de 1927


06 de enero de 2012 (01 de septiembre de 2011)

Estimado Luís Chau:

Recibe mis  saludos a la distancia, tanto en  el tiempo como  en el espacio. Tengo  redactada y pendiente de enviarte la respuesta a tu anterior mensaje sobre algunos “problemas peruanos” que  tuviste a bien enviarme el 24 de julio. Disculpa la demora, pero prefiero “revisar y corregir”, antes que enviar una respuesta escrita a la ligera. Aprovecho para extender este pedido de comprensión a los numerosos  amigos que me han escrito exponiendo ideas polémicas sobre diversos temas, pero reconozco que  mis actuales posibilidades de responder prontamente a cada uno de ellos  han sido superadas largamente.

Desde hace varias semanas he iniciado el envío ordenado de una serie de materiales recomendados para comprender y asumir una posición definida Ante la Crisis Mundial. Entre los próximos envíos estoy ordenando algunas notas, por ahora dispersas, para contribuir al entendimiento de lo que realmente viene  ocurriendo en la actualidad en la República Popular China, país que con el gran  esfuerzo de su enorme y laboriosa población se ha ido ganando un sitial de honor en el escenario  mundial.  

El envío de tu breve mensaje del día 30 de agosto (de 2011), que acompaña el reenvío del documento Las duras condiciones de trabajo en las fábricas electrónicas chinas publicado inicialmente en la revista electrónica Rebelión, me motiva e invita a adelantar algunas opiniones preliminares.

Tú te preguntas, posiblemente con gran preocupación: “Y ahora ¿Quién liberará al proletariado chino del nuevo yugo?”    

Considero que el proletariado chino, al igual que el proletariado peruano, o el proletariado de cualquier otro país, no necesita que nadie lo libere (el proletariado no necesita de liberadores, ni tampoco de “salvadores”).  Lo que actualmente necesita el proletariado chino es lo mismo que necesita el proletariado de todos los países del mundo: organizarse, o reorganizarse, de acuerdo a las actuales condiciones objetivas de existencia, propias de cada país. (Para elegir el tipo de organización más adecuada no hay, ni puede haber, un molde único válido para todo lugar y todo tiempo).  

Con justa razón, tú dirás que la anterior es una respuesta “demasiado fácil” para un problema muy complejo, problema cuya solución  demanda superar varios requisitos previos.

Ordenaré algunas ideas preliminares, que nos ayudarán a plantear el problema más seriamente:

1.- Para que el proletariado chino se organice, el primer requisito es que el proletariado chino debe existir como clase social.  Lo cierto es que, desde 1949, año del triunfo de la revolución de nueva democracia en China,  el proletariado chino ha sido y sigue siendo  un sector social  minoritario dentro de una inmensa población no proletaria.

En 1949, en China  había 600 millones de pobladores, de los cuales más del 80% eran campesinos, y del 20% restante, que vivía en numerosas   ciudades pequeñas, la mayoría eran artesanos, pequeños comerciantes, intelectuales, y desempleados. Los proletarios  eran un sector social muy reducido y concentrado en  pocas ciudades más o menos grandes. A mediados de la primera década de la construcción del socialismo en la nueva China, Mao Zedong escribió: “El proletariado chino es numéricamente pequeño, pues sólo lo integran algo más de diez millones de personas; no podrá ejercer la dictadura sin apoyándose en los cientos de millones de campesinos pobres, campesinos medios  inferiores, pobres de la ciudad, artesanos necesitados e intelectuales revolucionarios; de otro modo, le será imposible hacerlo” (Citado por Jua Kuo-feng en el comentario Contribución para el estudio del quinto tomo de Obras Escogidas de Mao Tsetung- 1977).

Esa fue la realidad objetiva en los primeros años del inicio de la construcción del socialismo en China. En un país de más de 600 millones de habitantes, el proletariado escasamente llegaba a 10 millones, o sea, solamente 1 de cada 60 habitantes eran proletarios, es decir el proletariado era menos del 2% del total de la población.    

Actualmente hay más de 1,300 millones de pobladores en China, y no obstante haber transcurrido 60 años desde los inicios de la  construcción del socialismo, el proletariado chino sigue siendo minoría dentro de ese inmenso mar humano. Esa realidad objetiva es una de las causas que determina las características propias de “la construcción del  socialismo con peculiaridades chinas”.

2.- Para que exista una amplia y mayoritaria clase proletaria en China, el  requisito previo es que se haya desarrollado un gran crecimiento  industrial y comercial, que “socialice la producción”. Sin socializar la producción no hay condiciones objetivas para “socializar la propiedad”. “Socializar la producción” y “socializar la propiedad” son dos procesos diferentes.

Esta contradicción “entre producción no socializada, y propiedad social”  es la base objetiva de la gran diferencia teórica y política existente entre el socialismo utópico y el socialismo científico, entre el socialismo pequeño burgués y el socialismo proletario, entre el socialismo “como justicia social” y el socialismo “como necesidad social”.

La socialización de la producción (concentrando gran cantidad de trabajadores en grandes empresas en las cuales trabajan enlazados en un plan único de producción,  y formando un mercado único nacional, que unifique a la mayoría de las empresas),  y la transformación  de la mayoría de los trabajadores a la condición de trabajadores asalariados  es una tarea que históricamente le corresponde al régimen capitalista de producción. Esa no es una tarea socialista. La tarea histórica del socialismo es “socializar la propiedad” sobre la base de la socialización de la producción efectuada previamente.

Si no hay una alta y significativa producción socializada no se puede construir el socialismo, entendido como socialismo moderno (industrial y urbano), como socialismo proletario, como socialismo científico. Sin una base económica altamente desarrollada se pueden construir otros tipos de “socialismo”, ya sean  de tipo burgués o de tipo pequeño burgués, pero no se puede construir un socialismo proletario.

La experiencia histórica del siglo XX, siglo corto  iniciado en 1917 y culminado en 1989, nos ha enseñado que en algunos países el proletariado, siendo minoría de la población puede dirigir y triunfar en la revolución política, tal como ocurrió en Rusia, China, Cuba y  Viet Nam; pero también nos ha enseñado que el proletariado siendo minoría no puede triunfar en la revolución económica, y no puede construir un socialismo desarrollado en esas condiciones desventajosas, como ha ocurrido en los cuatro países mencionados. Si negamos lo primero, es decir la posibilidad de dirigir y triunfar en la revolución política, nos llevaría al “derechismo”. Y si afirmamos  lo segundo, es decir la posibilidad de construir el socialismo sin  tener como base la producción socializada,  nos llevaría al “izquierdismo”.

La historia de los países atrasados en el  siglo XX nos ha enseñado que hacer la revolución, derrocar el poder de la clase dominante,  e instaurar un nuevo poder revolucionario es una  tarea muy  fácil, demasiado fácil. El gran problema,  lo realmente  difícil es ¿qué  hacer en estos países atrasados cuando ya se ha instaurado el nuevo poder?  El gran problema es cómo construir el socialismo, cuando las condiciones materiales objetivas no están adecuadamente desarrolladas para socializar la propiedad.
 
3.- Si las revoluciones dirigidas por el proletariado en el siglo XX hubieran triunfado primero en países con gran crecimiento capitalista, con alto grado de concentración de la producción, como ya eran Inglaterra o Alemania al comenzar el siglo pasado, posiblemente se hubiera podido cumplir la lógica anterior, “socializar la propiedad sobre la base del alto grado de concentración de la producción”. Esa era una conclusión lógica, eso era lo que nos decía “la teoría” (revisar las obras de Carlos Marx y Federico Engels). Pero la historia real no se desarrolla en nuestras mentes, ni tampoco se hace  en “la teoría”. La historia se hace en la práctica, la historia la hacen  la práctica  social de las amplias masas trabajadoras.

Tenemos que reconocer que la historia de la humanidad es “caprichosa”. Contradiciendo y superando las más pesimistas  previsiones teóricas, en el pasado siglo XX ocurrió que las revoluciones proletarias triunfaron primero en países con escaso crecimiento capitalista como han sido Rusia, China,  Cuba y Viet Nam, por mencionar solo a los cuatro países más emblemáticos de los catorce en los cuales comenzó la construcción del socialismo en el transcurso de ese siglo corto. En esos países, al triunfar las revoluciones proletarias, el capitalismo todavía no había cumplido su misión histórica de “socializar la producción”, ni de  transformar a la mayoría de los trabajadores en trabajadores asalariados. Por lo tanto no había condiciones objetivas para socializar la propiedad.

Si no había condiciones objetivas para socializar la propiedad, entonces ¿qué fue lo que realmente “se socializó” en esos cuatro países, Rusia, China, Cuba y Viet Nam? ¿se socializaron grandes empresas altamente organizadas, o “se socializaron” pequeñas empresas dispersas? Sin investigar seria y objetivamente la historia de esos países, y sin responder estas preguntas, simplemente no estaremos en condiciones de entender lo que realmente ocurrió y lo que está ocurriendo actualmente en esos países.

Calificar de “revisionismo”, “restauración del capitalismo”, “socialimperialismo”, y otros adjetivos “jalados de los cabellos” sin atreverse a realizar el más mínimo análisis concreto, simplemente es caer en una fraseología superficial y demagógica.

4.- La historia del siglo XX nos ha demostrado que el proletariado si puede hacer la revolución política en países atrasados, en los cuales la base económica todavía no estaba  preparada para el socialismo. Por otro lado, la historia del siglo pasado también nos ha demostrado que la revolución puede triunfar políticamente, pero no se puede construir un socialismo moderno sobre esa base económica poco desarrollada.

Entonces, lo primero que tiene que hacerse en estos países atrasados (incluidos, por analogía, el Perú y el resto de América del Sur) es completar las tareas propias que debió realizar el capitalismo. En los inicios de la construcción del socialismo en Rusia, Lenin entendió muy bien esa necesidad cuando propuso la aplicación de la Nueve Política Económica (NEP), que no fue otra cosa que “dar un paso atrás, para después dar dos pasos adelante”. El paso atrás fue utilizar  el apoyo del capitalismo y de la burguesía para incrementar y desarrollar las fuerzas productivas y socializar la producción en la naciente Rusia socialista, es decir para modernizar la base económica.

Mariátegui estudió y conoció a profundidad el viraje táctico de la NEP aplicado en la Rusia soviética desde comienzos de la década de 1920, y pensando en los problemas similares que se  presentarían en la futura construcción del socialismo peruano, en junio de 1927  escribió el polémico Prólogo al libro Tempestad en los Andes.

En  ese prólogo, y deslindando con Víctor Raúl Haya que proponía que “no se puede hacer la revolución socialista si previamente no se ha desarrollado el capitalismo”, Mariátegui escribió: “Mentes poco críticas y profundas pueden suponer que la liquidación de la feudalidad es empresa típica y específicamente liberal y burguesa y que pretender convertirla en función socialista es torcer románticamente las leyes de la historia. Este criterio simplista de teóricos de poco calado, se opone al socialismo sin más argumento que el de que el capitalismo no ha agotado su misión en el Perú”.

A continuación Mariátegui siguió escribiendo: “La sorpresa de sus sustentadores será extraordinaria cuando se enteren de que la función del socialismo en el gobierno de la nación, según la hora y el compás histórico a que tenga que ajustarse, será en gran parte la de realizar el capitalismo, -vale decir las posibilidades históricamente vitales todavía del capitalismo-, en el sentido que convenga a los intereses del progreso social”.   

La historia nos está demostrando que en los países atrasados hay dos posibilidades para  completar las tareas propias del capitalismo, tareas que son necesarias e inevitables: o las dirige la propia burguesía (como sigue ocurriendo en todos los países de América del Sur, incluido el Perú); o por el contrario,  la dirección de esas tareas propias del capitalismo las asume el proletariado en el poder (como está ocurriendo actualmente en China,  Cuba y Viet Nam).

Si el proletariado en el poder asume la dirección de estas tareas capitalistas, de “las posibilidades históricamente vitales todavía del capitalismo” como nos decía Mariátegui, a su vez existen dos alternativas: o las asume el proletariado sin la participación de la burguesía aplicando una política de “puertas cerradas”;  o las asume el proletariado con la participación de la burguesía (tanto nacional como extranjera), en la medida que esa participación sirva para el crecimiento de las fuerzas productivas y la socialización de la producción. Esto es lo que significa “dar un paso atrás, para dar dos pasos adelante”.

Estos no son problemas teóricos para divagar en abstracto en pequeños círculos marginales que no tienen  ninguna responsabilidad política ni social. Estos  son problemas prácticos que demandan respuestas concretas desde los puestos de gobierno en los países en los cuales el proletariado ya está en el poder, respuestas concretas para atender las crecientes necesidades sociales y económicas  de la población.

Ese “paso atrás” es lo que se intentó en la URSS con la necesaria aplicación de la NEP en la década de 1920. Esa misma práctica  es la que se está intentando en China desde 1956 en adelante, con diversos ritmos de aplicación según las condiciones concretas de cada momento, y esa misma práctica es la que se ha venido aplicando en Cuba en pequeña escala hasta el año 2010, y que a partir del año 2011 se ha comenzado a aplicar en gran escala (a los interesados, les recomiendo revisar las propuestas presentadas en el último Congreso del PC Cubano, realizado a comienzos del año 2011).

Algo similar a la aplicación de la NEP durante la década de 1920 en Rusia, está ocurriendo actualmente en China. En los primeros 25 años (de 1949 a 1974) en China se aplicó la táctica de “utilizar al capitalismo chino en pequeña  magnitud”, mientras China todavía era débil, sus  derechos no eran reconocidos  a nivel mundial, y corría el peligro de interferencia e intromisión extranjera. En los últimos 35 años (de 1974 a 2009), después de consolidada su propia base industrial, y de haber logrado el reconocimiento de sus derechos a nivel mundial, en China  se comenzó a aplicar en gran magnitud la utilización del capitalismo chino, y también del capitalismo extranjero.
  
5.- En el balance de los primeros noventa años de construcción del socialismo, desde la Gran Revolución Rusa de 1917, podemos concluir que en lo fundamental se ha intentado socializar la propiedad “sobre la base de una producción no socializada”, es decir sobre la base de la producción artesanal y de la pequeña propiedad que eran abrumadoramente predominantes. En conclusión,  en gran parte se ha venido construyendo un socialismo pequeño burgués, un socialismo utópico. Esa es una de las causas, pero no la única, de los problemas que se presentaron en la URSS, y de los problemas que se presentan actualmente en China y en Cuba.  

Este  gran problema, que han afrontado los proletarios en esos países que iniciaron la construcción del socialismo sin estar económicamente preparados para ello,  es el mismo problema que afrontará el proletariado peruano en un futuro no lejano. El socialismo peruano podrá cambiar las relaciones políticas en un plazo muy breve, pero no podrá cambiar la base económica y social “de un momento a otro”.

Si somos objetivos y realistas, tenemos que reconocer que la futura sociedad  socialista en el Perú se  comenzará a construir a partir de  características de la sociedad peruana muy similares a las actuales, en las cuales siguen imperando mayoritariamente la pequeña propiedad y la pequeña producción, tanto en el campo como en la ciudad, tanto en la actividad agrícola como en la actividad industrial y comercial. Esa es nuestra realidad actual, y a partir de ella tenemos que elaborar los planes de cambios futuros.

Pretender “socializar todo” desde un comienzo (tanto la grande, como la mediana y pequeña producción) nos llevaría a un fracaso rotundo, sería volver a cometer los errores que se cometieron en la URSS, después de abandonar la acertada política de la NEP.

6.- A partir de informaciones aisladas como las redactadas por la ONG China Labor Watch (CLW) que motiva este comentario, hay personas que han llegado a la conclusión que China, Viet Nam y Cuba han dejado de ser países socialistas, o  dicho de otra manera, ellos  afirman directamente que actualmente “China, Viet nam y Cuba son países capitalistas”.  Considero que esas opiniones corresponden a mentalidades pesimistas, derrotistas y claudicantes, corresponden a personas inseguras que se asustan ante el primer viraje que se presenta en el camino tortuoso, y así reniegan y renuncian a la lucha prolongada. Esa actitud es propia de personas que siempre están predispuestas para escuchar y repetir cualquier crítica, y mejor todavía, si son ataques contra los países socialistas.

Asumiendo por un momento que la información de la ONG CLW es cierta, deberíamos preguntarnos ¿si esas son las condiciones de trabajo en la mayoría de empresas?, en las cientos de miles de empresas que actualmente existen en China, o solamente son casos aislados y minoritarios. A la ligera no se pueden generalizar situaciones particulares.

También deberíamos preguntarnos “cuáles eran las condiciones  laborales de esos mismos trabajadores, descritos en el informe, antes de ingresar a trabajar en esas empresas cuestionadas”. Acaso ¿ya eran obreros que gozaban de todos sus derechos laborales sobre jornada de trabajo, derechos sociales a descanso, vacaciones, seguridad social, etc.? Si ese era el caso, entonces tendríamos  que reconocer que “es un retroceso en sus condiciones de trabajo”. O tal vez ha ocurrido  que esos trabajadores, antes de ingresar a esas empresas, todavía eran campesinos, artesanos, pequeños comerciantes o desempleados dispersos, que “nunca antes habían tenido ningún tipo de derechos laborales”

Entonces tenemos dos alternativas, o aprendemos de las experiencias ajenas, o nos dedicamos a despotricar y pretender dar lecciones “desde el Perú”.

En el futuro podemos y debemos dar lecciones, pero no con palabras, sino con el ejemplo. Cuando comencemos a construir la sociedad socialista en el Perú y en América del Sur, nuestro ejemplo práctico, concreto, objetivo, será la mejor lección para todo el mundo. Todos los pueblos del mundo nos mirarán y escucharán con atención y respeto.

Pero ahora, ¿Qué persona seria en el mundo en el mundo entero   perdería el tiempo en escucharnos, si todavía no hemos demostrado en la práctica, con hechos concretos,  nuestra “gran capacidad de pensar, y sobre todo de hablar”? Ningún pueblo toma en serio a simples “charlatanes”, charlatanes que no han hecho nada significativo en su propio país, pero que ilusamente pretenden “dar lecciones a nivel mundial”.   

7.- Las  empresas capitalistas que invierten dentro de los países socialistas no lo hacen para satisfacer las necesidades de la población china, sino para obtener ganancias. De eso debemos de estar muy seguros. Pero al invertir capitales, introducir técnicas modernas, y contratar trabajadores, están contribuyendo al crecimiento de las fuerzas productivas, al crecimiento del proletariado, y a la socialización de la producción. Es decir, esas empresas capitalistas, muy a su pesar,  están contribuyendo a crear las condiciones materiales objetivas para la construcción del socialismo. Como decían Marx y Engels en el Manifiesto de 1848, “la burguesía  crea a sus propios sepultureros”.  

Es muy conocido que el capital no tiene patria, ni tiene bandera, ni tiene prejuicios morales. El capital se inmiscuye y se invierte en cualquier lugar donde encuentre posibilidades de obtener ganancias, incluso arriesgando su futura subsistencia, y contribuyendo así a la preparación  de sus  propios sepultureros. 

8.- El socialismo,  en los países en los cuales ha comenzado a construirse desde 1917, está demostrando que no es un paraíso en el cual “desparecen de un día para otro la explotación del hombre por el hombre, las clases y la lucha de clases”. El socialismo no es un milagro sobrenatural, el socialismo es una etapa de transición de una sociedad dividida en clases a una sociedad sin clases, es una larga etapa de transición del modo capitalista de producción al modo comunista de producción.

El socialismo en los países  económicamente atrasados   es, y será, una etapa en la cual durante un largo periodo histórico todavía se acrecentarán y subsistirán  las viejas relaciones capitalistas de producción en extinción, al lado de las nuevas relaciones comunistas de producción en germinación y crecimiento. Eso es lo que nos está enseñando la realidad. Y como materialistas consecuentes, siempre  debemos de partir de la realidad objetiva, y no de nuestras imaginaciones ni de nuestros deseos subjetivos.

Saludos
Miguel Aragón




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