jueves, 18 de junio de 2015

UNA “NUEVA” IZQUIERDA, CONTINUISTA DEL NEOLIBERALISMO EN EL PERÚ





De verdad que da curiosidad en saber cómo le iría a la izquierda peruana si le hace caso a las recomendaciones del politólogo Steven Levitsky en su artículo Una nueva izquierda. Pero sería un experimento muy caro. Ahora esta autoridad de la National Endowment for Democracy diseña ingenierilmente la izquierda de sus sueños.

Veamos:
“El viejo discurso anticapitalista y antiimperialista no gana elecciones en el Perú (los peruanos mayoritariamente apoyan al libre comercio y la inversión extranjera), pero la izquierda no tiene que ser anticapitalista. La izquierda es redistributiva. Busca utilizar al Estado para reducir la desigualdad.”

Para comenzar es totalmente falso que “los peruanos mayoritariamente apoyan al libre comercio y la inversión extranjera”. Eso será lo que dicen las encuestas que hacen los politólogos, pero a la hora de las Congas y Tías Marías el rechazo en el Perú a esa “inversión” es mayoritario, con movilización más. Lo mismo ocurre con “el libre comercio”. ¿O no se acuerdan del baguazo y la gran protesta amazónica de 2009 y cómo el gobierno de García vendía que se necesitaban leyes de la selva para el TLC con los EEUU? De hecho, previo a la firma del TLC diversas organizaciones recolectaron firmas para que se haga un referéndum y el JNE lo rechazó. De haberse hecho ese referéndum se exponían a un rotundo rechazo electoral al TLC.

Segundo, el discurso anticapitalista y antimperialista no ha sido usado por ninguna fuerza política en el Perú en ninguna elección reciente. Quien tuvo ramalazos de usarlo fue Ollanta Humala en el 2006 y le fue mucho mejor que a toda la izquierda. Cuando en Ayacucho se supo que venían tropas de los EEUU, Humala encabezó el rechazo social, obligando al gobierno a dar marcha atrás. No es que el antiimperialismo sea una bandera que no prenda en la gente. Lo que ocurre es que a través de sus movidas y comidas de coco la embajada logra neutralizar todas las posibles expresiones antimperialistas. Si hasta Verónika Mendoza votó a favor a la presencia militar de los EEUU en el Perú. Si el tronco de los intelectuales de Tierra y Libertad, el grupo Propuesta Ciudadana, es financiado por USAID. No sorprende que las banderas antimperialistas hayan desaparecido.

Es curioso que en la página siguiente del artículo de Levitsky, salga el artículo de la periodista Claudia Cisneros “El capitalismo como objeto de culto” en relación a la matanza de Bagua y la imposición de regímenes pro-inversión. Dice Cisneros “Eso es aceptar el capitalismo, no como una posibilidad de desarrollo, sino como un objeto de culto que se pretende imponer. Es la violencia bajo el disfraz de la inversión.”

Que la izquierda sea redistributiva no quiere decir que no sea cuestionadora del capitalismo y sus contradicciones. Levitsky escribe como si el capitalismo fuera un sistema incuestionable al cual haya que defender. Por favor.

Luego Levitsky plantea tres cambios:
  1. jubilar a la vieja guardia,
  2. abandonar símbolos como la bandera roja y el puño en alto, y
  3. dejar de lado a los obreros y campesinos, inexistentes y pocos, respectivamente, y dirigirse a la clase media baja. En el Perú “la mayoría dejó de ser pobre”.
Ayayay.

Lo único de sensato y obvio es jubilar a la vieja guardia, que efectivamente fracasó (aunque esto tendría que hacerse con menos desdén y aprendiendo también de ésta). Lo de los símbolos es francamente accesorio. Hace tiempo que la izquierda no usa la bandera roja. La bandera ahora es verde (TyL). Y hasta el MOVADEF tiene una bandera azul.

El tema de fondo aquí es a qué sectores se orienta la izquierda y qué programa va a levantar.
“Un discurso enfocado exclusivamente en los costos del neoliberalismo, y que no ofrece nada a los que se beneficiaron del boom pero que aspiran a más (más seguridad económica y física, más participación, más justicia, más y mejores servicios públicos) gana pocos votos en los sectores populares urbanos. Y sin los sectores populares urbanos, la izquierda no va a ningún lado.”

dice Levitsky.

Antes de analizar la visión de la realidad peruana de Levistsky digamos que si el programa de la izquierda va a ser continuar el neoliberalismo con ajustes, la estrategia de Levitsky es la correcta. Si el programa de la izquierda va a ser desmontar el neoliberalismo, la estrategia de Levitsky es más de lo mismo.

Señores y señoras, en el Perú el neoliberalismo ha podido continuar gracias a políticos que engañan al pueblo, que prometen que lo van a desmontar y que lo continúan. Lo que ha pasado con Humala, su volteada, puede volver a pasar ahora con partidos que se llaman de “izquierda”, que aprovechen la coyuntura favorable de cambios para prometerlos y luego voltearse.

A alguna izquierda tal vez le pueda ir bien electoralmente; el problema es qué pasa cuando llegue al gobierno. ¿Vamos a tener otra vez a gente como Yehude Simon y Salomón Lerner, premieres de García y Humala respectivamente, haciendo continuismo y llegando a reprimir al pueblo como ocurrió en Amazonas y Cajamarca? ¿Serán caras nuevas como Glave, Tejada y Mendoza las que ocupen ese lugar? ¿Represión “justificada” tipo La Parada, pero a nivel nacional?

La visión del Perú de Levitsky no difiere del discurso oficial: ya no hay obreros, ya no hay campesinos, harta clase media, la mayoría no es pobre, “el neoliberalismo ha cumplido sus promesas” (Vergara). Lo que ocurre es que la procesión va por dentro. Los asalariados (buena parte de ellos considerados como “clase media”) han sido totalmente obviados e invisibilizados y su descontento por salarios estancados o creciendo lento y su precariedad laboral es manifiesta. La movilización contra la “ley Pulpín” demostró cuán sentidos eran los reclamos en este sector social. Sí hay obreros, si hay empleados explotados. El canto de sirena de darles la espalda para apoyar a los empresarios no es nada nuevo. Lleva ya tres décadas y ha fracasado.

Sobre los campesinos, que son pocos. Serán pues pocos, pero ¿quiénes son los que se movilizaron más activamente en la mayores protestas sociales de los últimos años? ¿Quiénes se movilizan para proteger las lagunas de la megaminera Yanacocha? ¿Quiénes están sufriendo la represión ahora en el Valle del Tambo? ¿Qué son los aymaras que marcharon sobre Puno en 2011? Serán pocos, pero muchísima gente los apoya.

Para la izquierda histórica no es nada nuevo hacer frentes sociales pluriclasistas en que se incluyan a las clases medias. Se los han hecho con mucho éxito en diversos países, incluso en el Perú. Nadie ha pensado que en un país de baja salarización relativa como el Perú los cambios sociales sólo lo van a hacer los obreros. El tema es qué programa tiene ese gran frente. Lo que plantea Levitsky so pretexto de renovacion es más de lo mismo: neoliberalismo y más neoliberalismo. Es decirle a la izquierda: “ustedes ya perdieron; tienen que dejar de ser lo que son”.

Como para desconfiar. ¿Por qué tanta gente que NO es de izquierda está tan interesada en darle “línea” a la izquierda? Y la respuesta está en que la única forma de garantizar el continuismo neoliberal es adulterar a las fuerzas que buscan un cambio.


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