lunes, 25 de enero de 2016

LA GUERRA DE ERDOGAN SE EXTIENDE A LAS UNIVERSIDADES DE TURQUÍA



Uraz Aydin
Miércoles 20 de enero de 2016

Hubiera podido esperarse que el atentado suicida de un militante del Estado Islámico que ha causado la muerte de 10 personas en pleno centro del barrio turístico de Sultan Ahmet en Estambul fuera el acontecimiento de la semana en Turquía…

Pero esta horrible masacre (la cuarta en 6 meses tras las de Diyarbakir, Suruç y Ankara), una consecuencia de la desastrosa política exterior del AKP, no mereció permanecer en las portadas más de dos días, puesto que el presidente Erdogan y su partido-Estado han decidido declarar la guerra… -en paralelo con la guerra contra el pueblo kurdo- a los universitarios firmantes de una petición que pedía la vuelta a las condiciones del alto el fuego y el reinicio de las negociaciones con el movimiento kurdo.

Con el título de “No seremos cómplices de este crimen” la petición organizada a iniciativa de los “Académicos por la paz” ha recogido 1128 firmas de enseñantes-investigadores y ha sido hecha pública mediante una conferencia de prensa el 11 de enero de 2016.

Denunciando las políticas criminales del Estado turco, los firmantes exigen que “se detengan las masacres y el exilio forzoso que golpean a los kurdos y los pueblos de esas regiones, el levantamiento de los toques de queda, que sean identificados y sancionados los culpables de violaciones de derechos humanos, y la reparación de las pérdidas materiales y morales sufridas por los ciudadanos en las regiones sometidas a toque de queda. Con este fin, exigimos que observadores independientes, internacionales y nacionales, puedan acudir a esas regiones en misiones de observación e investigación...”

La caza de los firmantes

Apoyado por los medios orgánicos del gobierno, el discurso cargado de odio de Erdogan y de su primer ministro Davutoglu que no dudaron en acusar a esta “ horda de pseudointelectuales” de traición, de “complicidad con los terroristas”, ha provocado una verdadera caza de brujas. El mismo día, el Consejo de la Enseñanza Superior, y luego los rectorados, han afirmado uno tras otro que la petición era inaceptable y que se tomarían las medidas necesarias respecto a los firmantes…

Y el jefe de la mafia de extrema derecha y gran apoyo de Erdogan, Sedat Peker, ha declarado una vez más -como ocurrió justo antes de la masacre de Suruç- que “la sangre iba a correr a mares” y que “iban a ducharse con la sangre de esos terroristas”.

En varias universidades, las puertas de las oficinas de los enseñantes firmantes han sido marcadas con cruces. En universidades de Anatolia, algunos universitarios han tenido que abandonar la ciudad ante las amenazas, siguiendo las recomendaciones del rectorado que confesaba no poder asegurar su seguridad. Mi nombre -soy firmante- y los de mis colegas que también han firmado han sido inscritos y presentados como “ enseñantes traidores ligados a los terroristas” en panfletos de las organizaciones de juventud del AKP y de la extrema derecha, distribuidos tras la oración del viernes. Ha habido ya despidos en universidades privadas. En Kocaeli, cerca de Estambul, 21 enseñantes han sido detenidos en su domicilio en el marco de una investigación abierta por “propaganda terrorista” y “poner en cuestión e insultar al Estado turco”. Por la noche han quedado en libertad.

Preservar los últimos granos de democracia

En reacción, asistimos a una solidaridad formidable por parte de los estudiantes, de enseñantes no firmantes de la petición, con diversas iniciativas profesionales en defensa de la libertad de expresión. Así, peticiones y acciones de periodistas, de abogados, cineastas, editoriales, escritores, sindicatos, han sido organizadas para protestar contra el linchamiento deliberado por orden del gobierno, o directamente en apoyo a las reivindicaciones de los universitarios. Recibimos también una considerable solidaridad a nivel internacional.

Es una nueva etapa en la construcción del régimen dictatorial que Erdogan intenta instaurar, queriendo en primer lugar restringir dramáticamente el campo de lo que es legítimo expresar, particularmente sobre la cuestión kurda. Por otra parte, criminalizando a la intelligentsia universitaria demócrata, Erdogan intenta aniquilar la hegemonía cultural de la izquierda en la universidad, uno de los pocos terrenos que no controla totalmente. Lo que le permite además, atizando el odio nacionalista hacia los kurdos, la izquierda y los intelectuales, conquistar sectores más importantes de la base de la extrema derecha.

Es evidente que la correlación de fuerzas no está a nuestro favor, pero asumimos con honor el desafío de preservar los últimos granos de democracia que subsisten, y aportar nuestra solidaridad al pueblo kurdo en su voluntad de vivir dignamente.

Uraz Aydin. Profesor en la Universidad de Marmara, en Estambul. Colaborador habitual de la revista de la sección de la Cuarta Internacional en Turquía.

20/01/2016
Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR

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