viernes, 18 de marzo de 2016

DEBATE PROGRAMÁTICO: CREAR UNA ATMÓSFERA DE IDEAS


Atmósfera de Ideas

TRES EXPERIENCIAS

UNO
TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES

Del siglo pasado hay valiosas experiencias revolucionarias internacionales, de las cuales hay mucho que aprender siguiendo la norma de “que lo pasado sirva al presente y lo extranjero al país” Pero sin desmerecer a otras y tomando una por continente, se tiene en Europa la Revolución de Octubre, en Asia la Revolución China, en América la Revolución Cubana.

En 1917 la Revolución de Octubre (25 de octubre en el Calendario Juliano, 7 de noviembre en el Calendario Gregoriano), abrió una nueva época en la historia mundial: “con la Revolución Rusa ha comenzado la revolución social” (JCM, 15.06.23) La repercusión de este gran esfuerzo de un sector del proletariado europeo quedó analizada por JCM en su célebre Historia de la Crisis Mundial. Ya en su primera conferencia señalaba que esta revolución repercutía en nuestro país porque “el Perú, como los demás pueblos de América, gira dentro de la órbita de esta civilización, no sólo porque se trata de países políticamente independientes pero económicamente coloniales, ligados al carro del capitalismo británico, del capitalismo americano o del capitalismo francés, sino porque europea es nuestra cultura, europeo es el tipo de nuestras instituciones” y que “precisamente, estas instituciones, que nosotros copiamos de Europa, esta cultura, que nosotros copiamos de Europa también, están ahora en un período de crisis definitiva, de crisis total” (15.06.23) En el Programa de las Conferencias figuraba el análisis de la controvertida Nueva Política Económica, NEP; la reseña periodística señala que “La nueva política económica de los Soviets está caracterizada por algunas concesiones, inevitables históricas y políticamente” (23.10.23); y años después señala que “El genio realista de Lenin inauguró el ‘nuevo curso’. Vino el período de la NEP (Nueva Política Económica) Período de trabajo prosaico: reorganización de la industria y el comercio” (01.10.27)

El 07.11.07 cumpliría la Revolución de Octubre 90 años. La URSS era el país más extenso del mundo. Era de hecho, un país-región en el plano mundial. En sus etapas, primero, gracias al Partido Comunista, gracias al Socialismo de Estado, gracias a la NEP, La Unión Soviética se desarrolló y pudo superar el atraso industrial, enfrentar la II-GM y la agresión nazi. Después, pasada esta dura experiencia, a causa del Partido Comunista, a causa del Socialismo de Estado, a causa de la NEP se derrumbó esta gran experiencia internacional. Pero la copiosa literatura al respecto nos sirve ahora más que nunca para hallar nuestro propio camino. Y la literatura de JCM es la base para ello.

En 1949 triunfó la Revolución China (1° de octubre) China es el único país que cuenta con una historia continua de más de dos mil años, y con la población más numerosa del mundo. En el plano internacional es, de hecho, un país-región. En los años 70 se descubrió la tumba del primer emperador, Qin Shi Huang-ti. El ejército de Terracota, que la custodiaba, concita la atención internacional. Las dinastías que se sucedieron impulsaron el avance de China, hasta que las posibilidades del feudalismo se agotaron. En 1840, la agresión europea, británica en particular, se inició con la Guerra del Opio. Pero tras cien años de larga y tenaz lucha contra el imperialismo, feudalismo, capitalismo burocrático el pueblo chino logró la victoria e inició la construcción de una nueva sociedad. En la primera Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, Mao Zedong señaló que “Nuestra nación no será más una nación humillada. Nos hemos puesto de pie” (21.09.49) Eso está ocurriendo ahora.

En 1929 JCM señalaba que “La revolución china constituye el signo más extenso y profundo del despertar del Asia. Un pueblo de 400 millones de hombres, a través de este proceso lleno de alternativas y complicaciones, se esfuerza por encontrar la vía de su emancipación” (13.03.29) Es a través de estas alternativas y complicaciones que China ha logrado convertirse en el país del más alto desarrollo sostenido, cerrando primero sus fronteras para montar su base industrial y abriéndolas después para concurrir en el mercado internacional, declarando construir un “socialismo con características chinas” El análisis de este “signo más extenso y profundo del despertar del Asia” nos sirve ahora para hallar nuestro propio camino. Y la literatura de JCM es la base para ello.

En 1959, 1° de enero, triunfó la Revolución Cubana, en un país-isla de 10 millones de habitantes y a 150 km de EUA, el país más poderoso de la tierra. Sin embargo, rompiendo todo fatalismo geográfico, superando la dirección del Partido Socialista Popular de los comunistas cubanos, mediante un Movimiento político-militar el pueblo cubano derrocó a la dictadura títere del imperialismo, uniendo la lucha contra el colonialismo a la lucha por el cambio social. Durante décadas Cuba ha podido repeler el embargo sistemático de EUA, aunque no ha podido lograr su autonomía económica. Cuando se desintegró la URSS, más de un analista interesado pronosticaba la inminente caída del régimen “Castro-comunista” Sin embargo, hasta ahora Cuba se muestra como La Dignidad de América, y en reciente sesión de la ONU, 184 países votaron contra el ilegal embargo, respaldo que es imposible ignorar o pasar por alto, y sólo tres países apoyaron a EUA.

Si bien JCM no se refirió directamente a Cuba, su copioso, persistente y sistemático análisis de la lucha de nuestros países queda plasmado en sus Temas de Nuestra América. Esa literatura es la base para comprender nuestra realidad americana.

Sobre la base de la obra de JCM, literatura elemental para comprender el devenir de la Unión Soviética es Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS (Moscú, 1940, 430 págs.) Y su elemental mensaje que nos deja es que, en la labor de preparación desempeña papel decisivo la construcción ideológica, la construcción teórica, la construcción política, la construcción orgánica. (Cap. IV. La Conferencia de Praga).

Sobre la base de la obra de JCM, literatura elemental para comprender el devenir de China es Breve Historia del Partido Comunista de China (Beijing, 1994, 1015 págs.) Y su elemental mensaje que nos deja es que, al echar una mirada a los últimos 42 años de China (Nota: 1949-1991), con sus éxitos y reveses, “la sociedad humana nunca se ha desarrollado y progresado en forma recta, y es inevitable que cometamos errores en el trabajo y experimentemos reveses en el proceso de desarrollo cuando buscamos un nuevo camino de construcción socialista sobre la base económica y cultural tan extremadamente atrasada como la que nos legó la vieja China. El hecho de que sean grandes o pequeños los reveses depende de muchos factores, empero, no se puede plantear la hipótesis de la no ocurrencia de ningún tipo de reveses” (Conclusión)

Sobre la base de la obra de JCM, literatura elemental para comprender el devenir de Cuba son La Historia me Absolverá: “En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a sesenta hermanos míos. Condenadme, no importa, la historia me absolverá”.(Fidel Castro, La Habana, 1953); y la Segunda Declaración de La Habana: “Las condiciones subjetivas de cada país, es decir, el factor conciencia, organización, dirección, pueden acelerar o retrasar la revolución según su mayor o menor grado de desarrollo; pero tarde o temprano en cada época histórica, cuando las condiciones objetivas maduran, la conciencia se adquiere, la organización se logra, la dirección surge y la revolución se produce” (La Habana, 1962).

De estas tres experiencias, una por continente, se constata que hasta el presente la revolución proletaria ha triunfado en países atrasados, en países semi-coloniales. Ésa es la razón básica para que tengan que emprender de inmediato la industrialización del país, con todas sus contradicciones, problemas, peligros y consecuencias que esa tarea conlleva. A causa de esta tarea, no ha sido posible transformar radicalmente la superestructura mediante un Estado tipo Comuna, como plantea la teoría marxista y se ha tenido que conformar un aparato burocrático-militar que a la corta o a la larga resultó ser otro aparato burocrático-militar, como el que fue derrocado por la revolución. El Soviet primigenio fue archivado, la Comuna Popular fue archivada, el Pueblo en armas fue archivado; y sólo en Cuba, según la propaganda, funciona todavía el “pueblo en armas”, como única forma de poder enfrentar la agresión del imperialismo. Y no se ha podido resolver la cuestión del multipartidismo, bipartidismo, unipartidismo, apartidismo. Queda intocado el tema capital, el propio Partido Comunista único.

En todo cambio social, temprano o tarde “la revolución devora a sus líderes” Eso ocurrió en Rusia, eso ocurrió en China, eso ocurrió en Cuba. Y al identificarse con la propaganda que los elevó, el activista interno o externo rechaza a quien lo defenestró, dejando de lado la premisa del análisis concreto de la realidad concreta. Y en lugar de aprender, el activista externo pretende dar lecciones a los actores del proceso. Se olvida que “la ironía de la historia quiso -como acontece generalmente cuando el Poder cae en manos de doctrinarios- que tanto unos como otros hiciesen lo contrario de lo que la doctrina de su escuela prescribía” (Prólogo de Engels, 1891, a La Guerra Civil en Francia, de Marx, 1871) Y, por un lado, Marx señalaba que ”Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vemos siempre que estos objetivos sólo brotan cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando las condiciones materiales para su realización” (Prólogo a Contribución a la Crítica de la Economía Política, 1859) Por otro lado, después entre nosotros JCM señala que “La Revolución social necesita históricamente la insurrección de los pueblos coloniales. La sociedad capitalista tiende a restaurarse mediante la explotación más metódica y más intensa de sus colonias políticas y económicas. Y la revolución social tiene que soliviantar a los pueblos coloniales contra Europa y Estados Unidos, para reducir el número de vasallos y tributarios de la sociedad capitalista” (22.12.23)

Debemos tener presentes ambos planteamientos en el análisis concreto de cada situación concreta.

Ragarro
03.01.08
18.03.08


DOS
TRES EXPERIENCIAS NACIONALES

El Perú, como cualquier otro país del mundo, tiene un glorioso historial de lucha contra la dominación ideológica, explotación económica, opresión política, represión social. El pueblo peruano no desmerece ante otros pueblos del mundo. Aún más, tiene hasta literatura propia que le da fisonomía singular. Felipe Huamán Poma, Garcilaso de la Vega Inca, Hipólito Unánue. Ricardo Palma, Manuel González Prada, César Vallejo, José Carlos Mariátegui jalonan nuestra historia, sin desmerecer a tantos más varones ilustres y mujeres heroicas. Huamán Poma y Garcilaso nos enseñan lo que fue nuestro glorioso pasado precolombino, lo que fue el único Estado conocido en todo el Hemisferio-Sur, de cuyo pasado a veces vivimos hasta de espaldas, Hipólito Unánue y Ricardo Palma  nos enseñan la preparación de la lucha por el cambio social de entonces, y a rescatar nuestras propias tradiciones. González Prada y César Vallejo nos muestran ya al aristócrata intelectual y al hijo del pueblo trabajador comprometidos con la nueva realidad social. Con el Amauta Mariátegui se asimila creadoramente la teoría del proletariado, clase con la cual culmina la sociedad de clases y que en nuestra realidad tiene connotación específica, unión de obreros y campesinos “con carácter netamente clasista” El socialismo ciencia fue “peruanizado” por JCM.

El Perú precolombino fue obra de un pueblo trabajador, solidario, digno, disciplinado, creativo, cualidades que marcan nuestra realidad actual sin solución de continuidad. Sin trabajo solidario no habría podido domeñar la difícil naturaleza. Sin dignidad ni disciplina no habría podido resistir la desigual lucha contra la adversidad histórica. Sin creatividad no habría podido expresar su pensamiento propio ante tantos retos del proceso social. Es, pues, el más preciado legado de nuestro pasado histórico. Es nuestra piedra miliar. Con la rebelión de Túpac Amaru, 1781, se agotó la posibilidad de una “restauración” del Estado quechua, con dinastía incaica incluida. Y la rebelión de Atusparia, 1885, mostró ya la impotencia de todo intento similar “por falta de fusiles, de programa y de doctrina”, como analizara JCM (15.03.30) El programa restaurador era ya obsoleto, y la doctrina liberal estaba ya en el Poder en plena república.

El Perú republicano fue otro gran esfuerzo en nuestra historia, la independencia, la emancipación del país, con los altibajos propios de toda creación heroica. Si el Perú republicano devino políticamente independiente pero económicamente colonial, eso se debe al desarrollo propio del capitalismo internacional, y a que el liberalismo peruano no pudo liberarse del lastre feudal y no supo resolver el problema primario, el problema de la tierra. La pobreza de la literatura liberal sólo expresa la pobreza del capitalismo peruano, marginal ante el capitalismo transnacional. Pero el Perú republicano es el punto de partida para nuestra tercera experiencia histórica, que no puede ser ya la “segunda independencia” o “segunda emancipación” sino la emancipación del trabajo, en esencia la propiedad social sobre los medios de producción. Por eso señalaba JCM que “La reivindicación que sostenemos es la del trabajo. Es la de las clases trabajadoras, sin distinción de costa ni de sierra, de indio ni de cholo” (11.03.27)

Contrastando con esta realidad surge la lucha por el Socialismo Peruano, por el Perú Socialista. Su tarea basal fue resolver la cuestión nacional. Sin ella no era ni será posible unir a obreros y campesinos en la lucha común contra el enemigo común, por el cambio social. No era ni será posible el Perú Integral. Para ello había que lograr perfil definido, no seguir al bastón de mando de turno sino aprender por cuenta propia. El Socialismo Peruano surgió así como creación heroica, no de iluminados sino de quienes supieron y lograron realizar el análisis concreto de la realidad concreta de su tiempo. Es el mejor mensaje que nos dejan los iniciadores, partir siempre de la realidad, no de los libros.

En el análisis de esta realidad concurren diferentes escuelas, diferentes tendencias. Es natural, entonces que la lucha hasta se agudice en momentos coyunturales. Y si el pueblo peruano tiene cualidades innegables, que es deber común reconocer, resaltar, asimilar y cultivar, también tiene defectos que se expresan en los individuos, por más buenas intenciones que levanten. El pueblo indígena, raizal, siempre se ha mostrado desconfiado ate el “misti” aunque “La llamada hipocresía del indio, según Valcárcel, es una actitud defensiva” (JCM, 25.02.27). Más de un descendiente de terrateniente tiene “todos los defectos del plebeyo y ninguna de las virtudes del hidalgo” (JCM, XI.27). Más de un intelectual burgués que se une a la lucha del pueblo “tiene el concepto de la renta antes que el de la producción” (JCM. 27.07.28). Esto se expresa más ahora, cuando se pasa a la preparación de la organización. Así, quien no sabe mandar ni sabe obedecer es porque tampoco sabe mandarse ni sabe obedecerse; es simple expresión del individualismo huachafo.

Estas cualidades son de mayorías y estos defectos son de minorías que, así se logre la organización formal, persistirán hasta que una nueva cultura de solidaridad enraíce en el pueblo. Mientras, la mejor solución es la que plantea la expresión china: “buscar lo que haya de común, dejar de lado las divergencias”. Es la guía más segura para avanzar, etapa tras etapa, hacia el objetivo común: liberar las fuerzas productivas.

Ragarro
18.01.08
18.03.08


TRES
3.- TRES EXPERIENCIAS PROGRAMÁTICAS

El pueblo peruano tiene a la vista tres experiencias programáticas básicas, que le sirven de guía para la acción, dos del exterior y una propia. Teniéndolas siempre presentes, podremos orientarnos mejor en la situación actual.

Del histórico Manifiesto del Partido Comunista, 1848, parten todas las demás experiencias. En él Marx y Engels, luego del corto Preámbulo y del conciso Capítulo I: Burgueses y Proletarios, en el concreto Capítulo II: Proletarios y Comunistas, en su parte final plantean “la adopción de medidas que desde el punto de vista económico parecerán insuficientes e insostenibles, pero que en el curso del movimiento se sobrepasarán a sí mismas y serán indispensables como medio para transformar radicalmente todo el modo de producción” Entre esas 10 medidas no estaba aún la “nacionalización”, que levantaba la burguesía.
En verdad, aparte del punto de vista económico faltaba precisar el punto de vista político. Y sólo la experiencia de la Comuna de París, 1871, posibilitó señalar que “la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines” (Prólogo de 1872) Así, siete puntos básicos del Programa Máximo son: Nacionalización, Expropiación, Propiedad, Centralización, Organización, Cultura, Planeación. Así, es en el Manifiesto Comunista donde se plantea por primera vez trabajar “según plan general”.

Cuando en nuevas circunstancias surgieron nuevos partidos, en Alemania dos de ellos propusieron unificarse y elaboraron el Programa de Gotha. Sometido a crítica, Engels señaló que “En general, importa menos el programa oficial que sus actos. Pero un nuevo programa es siempre, a pesar de todo, una bandera que se levanta públicamente y por la cual los de afuera juzgan al Partido” (18.03.875) Y Marx señaló que “Cada paso de movimiento real vale más que una docena de programas. (…) pero cuando se redacta un programa de principios (en vez de aplazarlo hasta el momento en que una más prolongada actuación conjunta lo haya preparado), se colocan ante el mundo los jalones por los que se mide el nivel del movimiento del Partido” (05.05.875)

Como la situación había cambiado, se requería no de un Programa Máximo sino de un Programa Mínimo. Por eso Marx señala que “Por tanto, si no era posible -y las circunstancias del momento no lo consentían- ir más allá del programa de Eisenach, habría que haberse limitado, simplemente, a concertar un acuerdo para la acción contra el enemigo común”; y agrega que si a los lassalleanos “desde el primer momento se les hubiera hecho saber que no se admitía ningún chalaneo con los principios, habrían tenido que contentarse con un programa de acción o con un plan de organización para la actuación conjunta” Así se planteó por primera vez la diferencia entre Programa Máximo y Programa Mínimo, la razón de ambos y la relación entre ambos. (Eisenachanos y Lassalleanos eran los dos grupos a unirse) Ésta es la primera gran experiencia que debemos asimilar

Cuando surgió Lenin, logró la unificación de grupos que activaban en Rusia. Pero de inmediato el Partido del proletariado ruso constituido tras tenaces esfuerzos contra el “espíritu de secta” de los grupos, se escindió. En Dos tácticas… señala que los militantes “debemos insistir en la necesidad de un gobierno provisional revolucionario. Es más, debemos indicar el programa de acción de dicho gobierno, programa que corresponda a las condiciones objetivas del momento histórico por el que estamos atravesando y a las tareas de la democracia proletaria. Dicho programa es todo el programa mínimo de nuestro Partido, el programa de las transformaciones políticas y económicas inmediatas, completamente realizables, por una parte, a base de las relaciones económicas-sociales actuales, y necesarias, por otra, para dar el paso siguiente, para realizar el socialismo” (p. 9) Luego señala que “al fijar como tarea del gobierno provisional revolucionario la aplicación del programa mínimo, la resolución elimina con ello las absurdas ideas semianarquistas sobre la realización inmediata del programa máximo sobre la conquista del Poder para llevar a cabo la revolución socialista. El grado de desarrollo económico de Rusia (condición objetiva) y el grado de conciencia y de organización de las grandes masas del proletariado (condición subjetiva, indisolublemente ligada a la objetiva) hacen imposible la liberación completa inmediata de la clase obrera”, y que “Si en un momento determinado tales o cuales obreros nos preguntan por qué no hemos de realizar nuestro programa máximo, contestaremos indicándoles cuán ajenas son aún al socialismo las masas del pueblo, impregnadas de un estado de espíritu democrático, cuán poco desarrolladas se hallan aún las contradicciones de clase, cuán inorganizadas están aún las contradicciones de clase, cuán inorganizados están aún los proletarios. ¡Organizad a centenares de miles de obreros en toda Rusia, difundid entre millones la simpatía hacia vuestro programa! Probad a hacer esto, no limitándoos a frases anarquistas sonoras, pero huecas, y veréis inmediatamente que llevar a cabo esta organización, que la difusión de esta educación socialista depende de la realización más completa posible de las transformaciones democráticas” (p.11.1905)

Años de lucha después, señala que “Ahora nace un nuevo ‘economismo’, que razona con dos escarceos análogos. (…) ‘A la izquierda’: estamos en contra del programa mínimo (es decir en contra de la lucha por las reformas y por la democracia), pues esto ‘contradice’ la revolución socialista” Y líneas después señala que “¡El autor quiere suprimir furtivamente (sin pensar él mismo y sin ofrecer nada acabado sin tomarse el trabajo de elaborar su propio programa) el programa mínimo del Partido Socialdemócrata! ¡No es de extrañar que lleve un año atascado en el mismo sitio!” Y concluye: “El error del kautskismo radica en que las justas reivindicaciones democráticas las orienta hacia atrás, hacia el capitalismo pacífico, en vez de orientarlas hacia adelante, hacia la revolución social” (Acerca de la naciente tendencia del ‘economismo imperialista’, VIII-916, pp. 3, 7, 8)

Así, el Programa Máximo es el Programa General para realizar el Socialismo, mientras que el Programa Mínimo es el Programa de Acción, para transformaciones políticas y económicas inmediatas. Uno es el Programa Prospectivo, otro es el Programa Reivindicativo. Ignorando uno, el otro no funciona.

Pero la diferenciación entre ambos programas, su razón y relación no es fácil de lograr ni en la teoría ni en la práctica. En su comentario al folleto Un paso adelante…de Lenin, Rosa Luxemburgo señala: “El movimiento mundial del proletariado hacia su emancipación total es un proceso cuya particularidad consiste en lo siguiente: por primera vez desde que existe la sociedad civil, las masas populares hacen valer su voluntad conscientemente y frente a todas las clases dominantes, mientras que la realización de esta voluntad sólo es posible más allá de los límites del actual sistema social. Pero las masas no pueden adquirir y fortificar dentro de sí esta voluntad sino en la lucha cotidiana contra el orden constituido, o sea en los límites de este orden. Por una parte las masas populares, por la otra un fin situado más allá del orden social existente: por un lado la lucha cotidiana, y por el otro la revolución; tales son los términos de la contradicción dialéctica en la que se mueve el movimiento socialista. De aquí resulta la necesidad de desplazarse hábilmente entre dos escollos: uno es la pérdida de su carácter de masa, el otro la renuncia al objetivo final: la recaída al estado de secta y la transformación en un movimiento reformista burgués” (1906; la página-comentario circuló por listas de internet en julio 2007)

Ésta es la contradicción dialéctica que todo partido proletario debe resolver. Si levanta sólo el Programa Máximo, deviene secta divorciada de las masas. Si levanta sólo el Programa Mínimo, deviene movimiento reformista que renuncia al objetivo final. Ésta es la segunda gran experiencia que debemos asimilar.

Cuando JCM regresó al país, 18.03.23, declaró ser “partidario antes que nada del frente único proletario”, organización de masas. Pero al mismo tiempo trabajó por una facción “orgánica y doctrinariamente homogénea”, organización de clase. Primero desarrolló y expuso su teoría de la formación nacional. Sobre esta base planteó después, en su Indigenismo y Socialismo (11.03.27) que “la reivindicación que sostenemos es la del trabajo”, punto medular del Programa Mínimo, y en sus Principios de Política Agraria Nacional (01.07.27) planteó que “El punto de partida formal y doctrinal de una política agraria socialista no puede ser otro que una ley de nacionalización de la tierra”, punto medular del Programa Máximo. En el Acta de Constitución del PSP (07.10.28) señaló que “La organización de los obreros y campesinos con carácter netamente clasista constituye el objeto de nuestro esfuerzo y nuestra propaganda, y la base de la lucha contra el imperialismo extranjero y la burguesía nacional” punto medular de la organización del proletariado peruano. Y en la misma histórica Reunión de Barranco, plantea los Principios Programáticos del Partido Socialista, donde desarrolla y une los puntos programáticos iniciales. Así, el PSP se presentaba como un partido de masas (Programa Mínimo), pero dirigido por la “célula de los 7” como un partido de clase (Programa Máximo)

Fallecido prematuramente JCM (14.04.30) Ravines desechó el partido de masas y su Programa Mínimo, siguiendo el bastón de mando de Codovilla y su Buró Sudamericano de la III-IC, que hasta negó que Lenin hubiera levantado un Programa Mínimo; y Martínez desechó el partido de clase y su Programa Máximo, siguiendo el bastón de mando de Prado y la oligarquía nativa. Se desechó la contradicción dialéctica que todo partido proletario debe resolver. Y ésta es la tercera gran experiencia que debemos asimilar.

Esta contradicción dialéctica pone ahora en primer plano el tema de desintegración o integración del partido proletario, el tema de disolución o dilución. Los partidos proletarios, llámense como se llamen, que no puedan levantar el Programa Máximo, se ven en la necesidad de levantar o apoyar un Programa Mínimo desligado del anterior, y pierden su razón de ser así tengan un historial heroico. Pero si parten de la diferencia entre ambos, y su razón y relación, pueden abrir un nuevo rumbo yendo, no a la disolución, desintegración, sino a la dilución, integración. La clave está en que el Programa Mínimo como Programa de Acción esté íntimamente relacionado, no en palabras, sino en contenido, al Programa Máximo. Y que la organización del proletariado, cualquiera sea su nombre, pueda participar en la lucha de masas y en la lucha política, comenzando por el municipio “hasta que el termómetro del sufragio universal marque el punto de ebullición” Es nuestra tarea actual

Ragarro
02.02.08
18.03.08

Nota:
Estos artículos forman parte del folleto: La Creación Heroica de José Carlos Mariátegui: 80 Aniversario, de Ramón García Rodríguez, editado por el Comité 80 Aniversario, como parte de las actividades para la Celebración del 80 Aniversario de la Creación Heroica de JCM. (1928-07 de octubre-2008)



COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
18 de marzo 2016

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