lunes, 20 de junio de 2016

HISTORIA POLÍTICA: EL AÑO DEL “PORON-MOCHO”


EL AÑO DEL “PORON-MOCHO”
(Perú: 1932)

Por: Wilfredo Kapsoli Escudero
Universidad Ricardo Palma

INTRODUCCION

La dictadura civil de Augusto B. Leguía (1919-1930) fue un espacio social y político violento; etapa en la que se suscitaron movimientos campesinos y obreros orientados por ideas radicales de los anarquistas, apristas y comunistas que convulsionaron todo el país, que tuvo como trasfondo, los efectos de la crisis del capitalismo de 1929, conocido también como el “Jueves negro” que afectó a la Bolsa de Valores de Nueva York y a la economía mundial, paralizando las obras públicas y privadas, ocasionando el desconcierto social y la desocupación laboral.

En aquella coyuntura, surge la figura del coronel Luis M. Sánchez Cerro, quien se levanta en armas en Arequipa y mediante un fraude electoral, desplaza al Apra, declarándose Presidente del Perú. En respuesta a esta dictadura el pueblo trujillano, en acto revolucionario toma el cuartel O’donovan, proclamando la libertad y la democracia. La reacción militar no se hizo esperar, masacraron a los rebeldes y persiguieron a los líderes apristas,  considerándolos enemigos de la patria.

I. SEMBLANZA DE LUIS M. SANCHEZ CERRO

Luis Miguel Sánchez Cerro nació en Piura el 12 de agosto de 1889, fue hijo de Antonio Sánchez y de Rosa Cerro.

Fue el primer mandatario con rasgos indígenas y el único Presidente afro descendiente de nuestro país. Sus antepasados fueron esclavos negros de Madagascar que pertenecían a la tribu de los manganches en Piura. Muy joven, Luis Miguel ingresa a la Escuela de Oficiales del Ejército donde consigue escalar posiciones a pesar del encubierto rechazo contra su origen mestizo. En 1914 participa en el golpe militar de Oscar R. Benavides que derrocó al presidente civil Guillermo Billinghurst.

En 1930 se alzó, junto con otros militares, contra el Presidente Augusto B. Leguía y fue elegido por un grupo de los insurrectos, como Presidente Provisional el 27 de marzo de 1930. Sin embargo, su elección no fue aceptada por los otros caudillos militares. Al año siguiente convocó a elecciones, dejando el poder en manos de monseñor Mariano Holguín, jefe de la iglesia católica peruana, el 1 de marzo de 1931. Esto fue aprovechado por el general Ricardo Leoncio Elías Arias, quien depuso a Mariano Holguín y ejerció el cargo por cuatro días, siendo igualmente defenestrado por el general Gustavo Jiménez, quien tuvo el cargo por cinco días.

Jiménez dejó el cargo en manos del viejo y respetado político montonero, David Samanéz Ocampo quien, finalmente pacificó,  el país y convocó a elecciones, las que ganó Sánchez Cerro en una cuestionada contienda política.

Luis Sánchez Cerro sufrió prisión en la isla de Taquile (Puno); y quedó separado del servicio hasta que se le destinó como ayudante del Ministerio de Guerra (1925). A poco se le nombró jefe del Batallón de Zapadores N° 4, que se había sublevado en Pampas (Cuzco); declinó aceptar las tropas leales que el Prefecto del Departamento puso a su disposición, y marchó solo hasta aquel lugar, donde tomó el comando de la unidad sublevada y la disciplinó. En misión de estudios viajó a Europa; alistóse en el ejército español, para concurrir a la guerra sostenida en Marruecos y durante la campaña del Riff observó un comportamiento bizarro; estuvo en Italia y Francia; y al volver se le ascendió a teniente coronel (15-1-1929). Nombrado comandante del Batallón de Zapadores N° 3 de guarnición en Arequipa, inició allí una revolución militar (22-VIII-1930) que puso término al régimen mantenido por Leguía durante once años convirtiéndose súbitamente en caudillo popular.




Bajo su presidencia organizóse  una Junta de Gobierno (29-VIII), que prometió moralizar y normalizar la vida institucional y económica. Afrontó hondos problemas sociales y políticos. Al convocar a elecciones generales, fue requerido para postular su candidatura presidencial y apartóse de la Junta. 

Posteriormente, vuelve al poder en Diciembre de 1930 e inicia su segunda gestión reprimiendo duramente al partido aprista, declarándolo, una vez más, fuera de la ley. Mantuvo encerrado al ex presidente Augusto B. Leguía, quien murió de bronconeumonía en 1932.

El 30 de abril de 1933, Luis Miguel Sánchez Cerro fue asesinado por el aprista, Abelardo Mendoza Leiva, mientras el general pasaba revista a las tropas reunidas en el Campo de Marte de Lima. Su mandato fue concluido por el general Oscar R. Benavides.

La tiranía de Sánchez Cerro, las matanzas y atropellos que ordenó motivaron los "Apuntes" humorísticos de Julio Godinez, preso en la cárcel del  Frontón "como sospechoso de haber intervenido en la Revolución Aprista de Trujillo". Sus pinturas, caricaturizan a los reclusos y celadores y llevan por título: "1932: Fatídico Año del "Mocho" Luis Magnolio S.C." lo que, en opinión de Pablo Macera "era una reacción compartida por muchos en el Perú y no sólo por los apristas.


 
Sánchez Cerro, caudillo popular, al insurgir contra un Leguía "gastado y envejecido", "cayó lentamente en manos de la extrema derecha y fue tentado por las proclamas facistas de Luis Alberto Flores". La oligarquía, a pesar de servirse de él, no lo legitimó social ni políticamente. Los Aspíllaga le acuñaron al "Mocho", un apodo, aún más despectivo: "Poron-Mocho". Una mordaz conjunción de "Porongoche" (hipódromo de Arequipa y "Mocho" (su detecto físico). Su conducta bestializada y manejable fue, pues, graficado con esa palabra.

Si Godínez calificó a 1932 como "El Fatídico Año del Mocho"; si Guillermo Thorndike le llama "Es Año de la Barbarie", nosotros nos inclinamos por "El Año del Poron-Mocho". Si bien, el estigma viene de arriba lo podemos incorporar a nuestra tradición y jerga popular.

II. ICONOGRAFIA DE LA REVOLUCIÓN APRISTA

El arte es tan antiguo y necesario como el alimento mismo. Su función de entretener y cautivar trasciende las fronteras cronológicas y sociales, las emociones y sensibilidades contribuyendo  a la formación del hombre total. Aunque, desde luego, esta humanización depende de las condiciones de clase o sistema social. En tal sentido, las expresiones artísticas refuerzan el espíritu y la ideología imperante o se ponen al margen de él, asumiendo un papel crítico y contestatario.

Toda obra de arte es producto de un proceso consciente y racional. El artista transforma su experiencia en recuerdo y el recuerdo en imagen. Construye su objeto impulsado por su sensibilidad y el placer que le causa. Plasma como una impronta las potencialidades de su ingenio y de su ser social. Se impregna en su trabajo de modo tal que, su producción global, viene a constituir el espejo de su vida.

En 1974 tuve la oportunidad de conocer la ciudad de Trujillo en el norte del país. Asistía al II Congreso del Hombre y la Cultura Andina, donde un grupo de estudiantes de Antropología nos comprometieron a un padrinazgo colectivo (Emilio Choy, Luis Lumbreras, Lorenzo Huertas) de la promoción Luis de la Puente Uceda. Fue una iniciativa al margen del evento oficial, una respuesta indirecta al genuflexo academicismo.

Interesado por la noticia de que la Revolución Aprista de 1932 había sido ilustrada con grabados de Don Mariano Alcántara fui en su busca. Lo hallé vendiendo libros, partituras de música y su Álbum Homenaje (1969) en su pequeño establecimiento, ubicado en una calle céntrica de la ciudad. Al comunicarle el motivo de mi visita me respondió: "efectivamente, grabé en madera algunas escenas de la revolución que fueron publicados en periódicos del partido; pero con los secuestros, allanamientos y persecuciones desaparecieron todos, se perdieron". Además, eran considerados materiales subversivos y comprometedores.

Desde entonces, pasaron más de diez años y una mañana calurosa del verano limeño, hurgando papeles en la casa de un viejo librero, la suerte me deparó un hallazgo extraordinario: cinco grabados de Mariano Alcántara (impresos en el periódico "Acción Aprista de 1934"). Mi emoción no pudo ser mayor. Veía, por fin, la epopeya del pueblo trujillano plasmada artísticamente, fecundada con amor y delicadeza. Un hombre comprometido socialmente desde los años aurorales del 19 al 30, no podía con su arte, sino "impactar nuestra retina y el corazón".

1. EL DÍA DE GLORIA, DIA DE FORJA, DIA DE ESPERANZA.

Es el título del primer grabado y se ubicó en la portada del periódico, cubriendo prácticamente toda la hoja. Consta de dos partes. Una superior con dos estrellas; banderola roja y blanca que lleva por leyenda: "7 de julio, día símbolo de la libertad". Al centro un mapa grande rotulado "Perú' Aprista".

En la parte inferior, 3 hombres que simbolizan al obrero, con una comba en la mano izquierda; al intelectual con un libro pegado hacia el corazón y al campesino con su pico en la mano izquierda. El intelectual y el campesino sostienen el Mapa del Perú, mientras que el obrero sujeta la banderola. Los rostros tienen perfil parecido y expresan una serena pero decidida entrega. Los brazos denotan rudeza, energía y asemejan 3 columnas que sostiene el monumento de la Patria.



2. EL IMPULSO MISTICO LOS LLEVO A LA EPOPEYA.

El pueblo trujillano, tradicionalmente altivo y beligerante, protagonizó el 7 de julio de 1932, un episodio inédito en nuestra historia republicana. Obreros, campesinos y maestros armados rústicamente asaltaron el cuartel de O’Donovan redujeron a la tropa y proclamaron la liberación.


Una serie de acontecimientos y vaivenes de la política criolla habían preparado, madurado el -ánimo de los combatientes. El fraude electoral de Sánchez Cerro, el fusilamiento de los 8 marineros alzados, la masacre de los pobladores de Paiján, Chocope y Ascope, la prisión de Haya de la Torre y la deportación de los representantes apristas al Congreso Constituyente. No había otra forma de oponerse al gobierno, y no era posible ningún diálogo, ni credibilidad política. Quedaba sólo la alternativa de la acción armada, de la toma del poder.

Comprometieron al comandante Gustavo Jiménez a que encabezara la rebelión pero, una delación inesperada, impidió que se cumplieran los plazos y la conspiración. Entonces, Manuel Barreto, "el búfalo", organizó al pueblo, que respondió con la más decidida resolución de sacrificio.






Trujillo "se volvió más aprista que nunca" y las explosiones de protesta y de excitación se hicieron incontenibles. Bastaba una chispa para que se propagara el incendio. Manuel Barreto se encargó de ello. ¿Por qué Trujillo y no otro lugar? Básica-mente por 3 razones concomitantes:

a.  El Empobrecimiento de la Oligarquía. Prósperos hacendados y comerciantes de otrora, medraban supinamente tras el poder de la burguesía imperialista. Alcides Spelucin comenta: "... valles cercanos como Virú, Santa Catalina y Chicama -que antes pertenecían a centenares de familias nacionales- son controlados en la actualidad por no más de diez terratenientes. De estos diez, uno, el más poderoso, posee más del cincuenta por ciento de tierras cultivadas".

El resultado de esta situación es que los antiguos propietarios han pasado ahora a la condición de tributarios o empleados de las nuevas empresas. "Lo doloroso es que éste fenómeno, tanto en el campo agrícola como en el minero, no se ha operado siempre dentro de un marco de rigurosa legalidad", añade. Una secuela adicional de esta política extranjera fue el abandono de los artículos de panllevar y la incorporación masiva de los aldeanos al mercado de trabajo generando escasez y pobreza.

b.  La Influencia Anarquista. El proceso de proletarización bajo mecanismos de acumulación primitiva del capital (apropiación de tierras, socorro y enganche de mano de obra, fijación a la hacienda por medios coercitivos ) motivó un profundo descontento social. Dentro de aquel contexto, la radicalidad anarquista (de abolir la explotación, de luchar por la libertad y la justicia) fue plenamente aceptada. Hizo carne y prendió en la conciencia de los trabajadores.

"Hablemos Claro: Rafael Larco es un tirano y asesino", es el gorro de un manifiesto elaborado por los "Obreros Deportados de Chiclín". En él detallan los abusos y las humillaciones de que eran objeto los jornaleros: "la gente duerme muchas veces al campo raso y no reciben salario". Las Sociedades Obreras están condenadas y los despidos" con sus equipajes en el tren hacia Trujillo" son frecuentes. Nadie puede transitar en las haciendas, las ocho de la noche, so pena de ir a la cárcel. En los tambos se compra con fichas, pagando precios recargados, de modo que, al fin de la semana, "no tenemos ni un centavo". Los dueños son como "Judas Iscariote", capaces de vender hasta la vida de los obreros por la plata. Si reclaman o protestan, como en 1921, los asesinan sin compasión. Son, pues, verdaderas "hienas humanas".

El pensamiento de Manuel Gonzales Prada y las Universidades Populares cumplieron un rol importante en aquella concientización. En la inauguración de uno de esos centros de culturización, Antenor Orrego se refirió a "la sombra luminosa del maestro" cuyo apostolado "señala un camino e impone un deber". Para esto, basta que oigamos algunas de sus frases: "Política quiere decir, tradición, hipocresía, mala fe, poder con guante blanco... Los pequeños y los grandes dignatarios de la nación no pasan de lacayos más o menos serviles, uniforme- libreas".

c.   La Tierra de Víctor Raúl Haya de la Torre. El nació en Trujillo donde transcurrieron su niñez y sus primeras in-quietudes sociales. Un patético testimonio de su acendrado apego al terruño es el discurso que pronunció en 1933: "la emoción que yo he sentido al acercarme a Trujillo puede cristalizarse en estos dos vocablos: tumba y cuna. Venía a la tierra que fue mi cuna y venía también a la tierra que es tumba de los primeros mártires de mi propia causa. Hay cunas que son tumbas y tumbas que son cunas. Mi cuna de Trujillo y la tumba de los mártires del Apra, son dos cunas. Y de allí, de ellas, ha de salir la obra".


 El segundo grabado de Mariano Alcántara, sintetiza prístinamente el impulso místico de la revolución. Aparecen en escena, bajo la dirección de Manuel Barreto (el más corpulento, fuerte y barbudo), campesinos y obreros en posición de guerra. Fusiles, machetes y combas son las armas que empuñan con los brazos en alto. Es una actitud de violencia colectiva. Delante y detrás de ellos, dos combatientes caídos. Uno boca abajo y el otro con la cara hacia el cielo.

El gesto del líder evoca al Mesías conduciendo a su pueblo. Esta imagen seguramente quedó latente en la memoria del artista Alcántara porque reaparece en su "La Protesta Social",  1967del  Álbum Homenaje.



3. LA MASACRE: ASI CAYERON POR LA LIBERTAD

La acción del pueblo trujillano enfureció a las clases dominantes y al Estado. Esto se puede notar, por ejemplo, en las cartas de la familia Aspíllaga:

- "Ya pueden imaginarse los días de contrariedad que hemos pasado con las noticias de lo sucedido en Trujillo, parece que ha sido algo horroroso, la ciudad ha estado en manos de los apristas o comunistas, que da lo mismo y haber muerto gente, saqueado tiendas, hasta oficinas y Bancos. Esperamos que el escarmiento sea como la rebelión, sangriento, muy sangriento y definitivo; para terminar de una vez por todas este maldito partido Aprista que, de continuar, acabará con nuestra Patria.


 El Gobierno debe extremar sus medidas para con estos miserables que no han tenido atajos en sus atropellos. Donde dicen no han respetado a las mujeres... Ojalá la sanción sea como reclama esta bochornosa rebelión. Pero, sin esperar juicios, ni demás tonterías que no vienen al caso para bandoleros de esta naturaleza. Acá todo tranquilo, la hoguera se ha mantenido lejos felizmente y está apagándose ya". (Cayaltí, 11 de julio de 1932)

La respuesta cursada de Lima a la Hacienda (12-07- 1932) no destila tanto odio como la carta anterior:

- "Por el correo aéreo se les remite los recortes de las ediciones de "El Comercio" que tratan de los luctuosos sucesos de Trujillo. Esas informaciones son completas y contienen todo lo que aquí sabemos hasta la fecha y lo que se sabe en Palacio. La situación ha sido dominada y los sediciosos están cubriendo su retirada que parece ser hacia la sierra de Cajamarca o hacia Huaraz- Huánuco. Pero, ya se han tomado las providencias del caso para cortarles la retirada por cualquiera de las rutas que pretendan tomar. El Gobierno está- resuelto a castigar como se merece a los responsables del golpe apro-comunista."

Los Aspíllaga, al igual que el resto de la oligarquía costeña, apoyaban a Sánchez Cerro y a su partido la Unión Revolucionaria. La presión de ellos recibió la tácita anuencia del mandatario que, de este modo, fortalecía su odio personal contra Víctor Raúl Haya de la Torre por el atentado aprista en que cayó grávemente herido en la iglesia de Miraflores.

Quizá aquello explique el ensañamiento y sadismo con que actuó la Corle Marcial en Trujillo. Hombres, mujeres y niños fueron fusilados sin miramientos en las ruinas de Mansiche y ChanChán y la ciudad sufrió atroz bombardeo por aire, mar y tierra.

Un testimonio que recogió Pablo Macera (París, 1961) se enmarca dentro de aquel cuadro dantesco: - El funcionario del Ministerio de Gobierno, encargado de la ejecución de los rebeldes, "uno de esos días, al término de un almuerzo con la burguesía y seudoaristocracia trujillana, invitó a sus huéspedes para que lo acompañaran a "ver saltar los pescaditos" y ordenó que a los condenados no se les diera el tiro de gracia" con lo cual el cuerpo de los fusilados continuaba agitándose mientras agonizaban. Esos movimientos, en los estertores de la muerte, habían "inspirado" la macabra ocurrencia del verdugo. Esta vesanía debió ser de comentario público.

Daniel Hoyle lo consigna en un artículo de 1934:

- "Hay que renovar la indignación ¡Las anchovetas que saltaron! así lo exige. La sanción liquida todas las cuentas y los que imitaron a Nerón y el cortejo de camaleros tienen que rendir cuentas por el inmenso tonelaje de dolor que han acumulado".
Después de aquellos sucesos dejaron sus notas lisonjeras al ejército y a la policía:

- "la Corte Marcial de Trujillo sigue cumpliendo inexorable justicia a tanto miserable, luego de los criminales acontecimientos que han dejado tan penosa impresión, a la vez que la más justificada y legítima indignación contra estos falsos apóstoles. ...gloria al Ejército y Policía que se han portado tan leales y valientes, mereciendo general consideración y auxilio para sus deudos. El Apra nació en Trujillo y ahí murió, bien muerta queda". "El lunes vamos a tener a almorzar en Cayaltí al coronel Ruíz Bravo, 40 oficiales y 300 hombres de tropa, los valientes que regresan de Trujillo y les haremos la recepción que se merecen; atendiendo a unos y a otros de la mejor forma y haciéndoles una verdadera manifestación patriótica con todo el elemento de empleados y trabajadores".
(Cartas del 22 y 30 de julio de 1932)

La Masacre, es el lema que sugerimos para el tercer grabado del maestro Mariano Alcántara. En el cuadro están emblemáticamente representados un joven, un anciano y un niño caídos, sobre sus propias fosas, con los brazos en alto clamando una mano milagrosa que los auxilie. Empero, el joven expresa firmeza y coraje. Sus ojos abiertos y su rostro adusto simbolizan el desprecio al dolor y a la muerte. Ei anciano exhala un gesto lastimero y el niño demanda; condena la insensibilidad de su ajusticiador.

En el ángulo superior derecho, asoma el fiero rostro del militar, con su fusil calado en posición de fuego. Al centro, en segundo plano, una pequeña cruz que anuncia la paz del sepulcro. Y como corolario de aquella escena (que evoca la masacre del 27 de julio de 1932) el humo serpenteante de los cañones de la represión.

4. LOS HEROES

Toda revolución, a pesar de ser un hecho colectivo y de muchedumbres, no deja de tener sus gestores y sus paladines. En la jornada de Trujillo indiscutiblemente estuvieron, en la cresta de la ola, algunos hombres cabalmente identificados con el ideal libertario. Unos cayeron en la acción, otros fueron alevosamente fulminados y no faltó quien se quitó la vida para no servir de escarnio, ni de festín canibalesco.

a.  Manuel Bárrelo. Chalaco (nacido en el Puerto del Callao), de padre desconocido. Dotado de gran fuerza y agresividad; desde niño tuvo que enfrentarse a los sinsabores del destino. Un día huyó de casa y en Trujillo se transformó "en mozo de carga y chofer de camiones". Se hizo anarcosindicalista y, posteriormente, se afilió al Apra. Se entregó místicamente al partido; barbudo y agringado semejaba "monje de los sindicatos" y terror de los latifundistas. Su pasión por el Apra no disminuyó ni cuando instaló un pequeño negocio de venta de gasolina, ni al comprar un destartalado automóvil de servicio público, fue apodado "El Búfalo" y, no era para menos: "sólido, ancho, musculoso, bohemio y pegador". Las bases obreras lo eligieron su candidato a la Constituyente de 1931 pero, "las Reglas" del Partido y de su jefe lo desembarcaron.
El Búfalo dirigió el asalto al cuartel O'Donovan y en el ataque cayó fulminado. Una terrible bala le habría destrozado la garganta y otra sus testículos. De este modo, cruel y violento murió Manuel Barreto "motor y líder" la revolución de Trujillo.

b.  Remigio Esquivel. Peón de la hacienda Laredo. Organizó a los campesinos; les dió disciplina y adiestró para el combate. Las bombas caseras, las bayonetas, machetes y lanzas fueron preparados bajo su vigilancia. Al grupo que le secundaba se les conocía con el nombre de "Los Tigres de Laredo". Entre ellos, estaba Delfín Montoya, bautizado como "Nerón" por su proclividad a incendiar los cuarteles de caña de los latifundios.

Al caer Barreto, Esquivel asumió la jefatura de la rebelión. Al amanecer del 7 de julio, ingresó a la ciudad, junto con los otros luchadores, "con un fusil colgado en cada brazo", seguido de sus huestes y sus soldados que "llevaban banderas rojas" y de "los niños que cargaban picas y de las mujeres que cantaban la marsellesa".
 
Durante la resistencia se mantuvo en pie de lucha y, en una de las escaramusas, fue herido; conducido al hospital. Fingiendo otra identidad, se pudo mantener algunos días. Pero, la razzia no aceptó ningún subterfugio e hizo fusilara Remigio Esquivel el 18 de julio de 1932 en la trinchera de Mansiche. No hubo clemencia para nadie; ellos habían luchado contra el ejército y era suficiente para la terrible condena.

Los líderes que continuaron en brega y tuvieron una actuación descollante en la Revolución fueron Alfredo Tello (maestro de escuela); Jorge Idiáquez, Agustín Haya de la Torre (hermano de Víctor Raúl) y algunas mujeres como la laredina María Luisa ODregón y la negra Agripina Mimbela que se encargó de reclutar a las placeras del Mercado de Abastos. (La actuación y semblanzas de ellos se pueden ver en la bibliografía. Nosotros no hemos abundado sin irnos a los grabados de Alcántara).

c.   El Comandante Gustavo Jiménez. Conspiró con los apristas para derrocar al Presidente Luis Sánchez Cerro. Deportado a Chile en 1931 volvió dos años después furtivamente al país. Llegó al norte y en alianza con los civiles y destacamentos de tropa se alzó en armas. Se apoderó con facilidad de Cajamarca y emprendió viaje a Paiján y Malabrigo, puerto costeño, donde tuvo que rendirse ante la superioridad de sus oponentes. Manteniendo altivo su honor, arrebató el revolver de un capitán y se disparó un tiro en la sien. 

Con la muerte de "el zorro" Jiménez culminó el ciclo de rebelión y protesta popular en el país. Sus puntas más altas fueron: Malpaso, Oyolo, Trujillo, Huaraz y Cajabamba. La derecha festejó pomposamente el suicidio del Comandante Gustavo Jiménez, cuyo cadáver se expuso al público en un humilde y destartalado catre del Hospital de Belén.



 Los Héroes (grabados 4 y 5) son dos rostros individualizados por el artista. Remigio Esquivel aparece con su típico sombrero de campesino costeño. Su cara serena y vigorosa impone respeto. Gustavo Jiménez, lleva sus símbolos militares: kepí y charretera. La ingenua sonrisa de "Zorro" y de niño, han sido captadas con magistral precisión e ironía.

¿Cuántas expresiones artísticas en grabados, pinturas, caricaturas, etc. existirán todavía ocultas? No sólo de la Revolución de Trujillo, sino también de otros episodios populares.

Esperamos, con el tiempo, seguir descubriendo el velo que ríos impide aquilatar su mensaje, belleza y peruanidad.

ANEXO LITERARIO

¡TRUJILLO!

La gran campanada epopéyica de tu nombre resuena por todo el continente.

En tus entrañas, durante un siglo, el dolor de tu raza se dramatiza hasta a tragedia; se repliega sobre sí mismo y acecha el instante preciso para convertirse en Martirio.

¡TRUJILLO! ¡TRINCHERA!
Ya eres la barricada de la Revolución.
Ya eres la coraza contra la Tiranía.
Ya eres el Atalaya de la Libertad.
Ya eres el Semáforo de la Justicia.
Ya eres la leyenda, el Mito y la epopeya del Porvenir.

¡TRUJILLO!  ¡7 DE JULIO!

Ya se trazó la línea de fuego que es como una ascua encendida para el calcaño del Déspota.

Ya se rompió el broche cabalístico de la Colonia.
Ya se desvaneció el hechizo deslumbrador de la Conquista.
La gorguera, la espada y las botas de Francisco Pizarro ya no empañarán la Crueldad, la Insolencia, la Explotación y la Tiranía del Civilismo.
Ya el Perú podrá mirar, cara a cara, la faz simbólica y legendaria del' Padre Atahualpa.
El viejo Manco ha hundido, nuevamente, su venablo de oro en los senos de tu gleba.
El esforzado Pachacutec ha vibrado, otra vez, de coraje frente a las murallas heroicas de Chan-chán y ha visto que los golpes constructores de su maza no han sido vanos para su estirpe.

¡TRUJILLO, YA REHICISTE LA HISTORIA!

Con la sangre de tus mártires y con el brazo de tus héroes has fundido, nuevamente, el eslabón de tu progenie que se rompiera en Cajamarca.

¡COLONIA! ¡PADRE VALVERDE!

Durante cinco siglos tenebrosos habéis traicionado a nuestra raza y a los grandes destinos de América.

Pero en Trujillo ha vibrado la trompeta de la Liberación y la Historia se hizo Leyenda, el piso- dio se trocó en Mito y el combate se convirtió en Epopeya. Tahuantinsuyo, extraviado y perdido en el dédalo oscuro de la Colonia, te has vuelto a encontrar; te has puesto, frente por frente, al gran espíritu de tu raza.

EL SIETE DE JULIO DE 1932

¡Muertos gloriosos de Trujillo, sangre heroica y prolífica la vuestra, semilla fecunda que hace próvidos los surcos de la LIBERTAD y de la JUSTICIA SOCIAL, recibid la impetración de vuestros hermanos que están todavía sobre la línea de combate!

¡Muertos gloriosos y luminosos de Chanchán, saludad la gran sombra de Pachacutec y decidle que su raza está despierta y que su espíritu se reencarne en el próximo gran combate de la VICTORIA!

¡Salve, por los Siglos de los Siglos, Muertos Gloriosos de Chanchán y de Trujillo!...

ANTENOR ORREGO

7 DE JULIO
Por las trincheras rojas de Trujillo
hoy la mañana ha extendido su llanto,
y el valle palpita como un corazón tatuado.
44 corazones silenciosos - silenciosamente
fríos como los volcanes de las cordilleras,
yacen en tierra con la vida sumergida en sangre.

¡Fuego! fue la palabra que hizo temblar
de miedo a los jefes del pelotón.
Y la mirada pura y amplia de los hombres
frente a los fusiles homicidas,
carió la conciencia de los verdugos.
¿Habéis sentido la última mirada
de vuestras víctimas propiciatorias?
iY esos hombres duermen, y tienen esposas
e hijos a quienes querer y amar!

Los condenados en tierra, encogiéndose
como acordeones frente a la muerte,
mientras en el palacio el tirano libaba
vino como si fuera sangre del pueblo.
Entonces las mujeres deshojaban su canto
como pétalos de rosa sobre las trincheras
y los niños con sus pequeñas manos,
conducían municiones, saltando sus ojos
como tiernas palomitas de campo.

iProgromos contra los apristas
porque supieron ser heroicos y altivos!
Y cómo persigue la sombra de los caídos,
de los caídos que engendran nuevas victorias.
Gigantescas sombras recorren el campo
despertando a los pobres y a los humildes,
¡éstos que no pueden apartar los ojos de la tierra
y que sienten que el Perú es una inmensa cárcel!

Es la hora santa.
Hay un pueblo donde los hogares
florecen negros crespones en las puertas.
Negra la ciudad. Negras las mujeres
que pasean como ataúdes por las calles.
Los niños tienen la palabra enlutada.
Ya no hay voz que diga: padre.
Las tropas del "desorden" saben dónde están.
Los pájaros no cantan, lloran sobre los techos.

Oh, santo pueblo de hombres que lucharon
por nosotros y por la nueva religión aprista,
sobre tu grito regado de sangre, se levantarán
los cimientos de una nueva sociedad
generosa y sin odios mezquinos.

En estos días donde el viento aúlla,
arrastrándose como un felino por los hogares,
un dolor amargo ahoga la garganta
de todos los peruanos, pero el viento
empieza ya a rugir una tempestad.


Sobre las cruces clavadas en el campo
las mujeres y los niños que han perdido
la mano buena y guiadora del hombre,
se consuelan con su llanto, que crece
con la noche, como las aguas de los ríos,
agujereando la tristeza de su soledad.

Así, caminando por las ojeras del dolor,
buscando a tientas una esperanza,
vislumbrarán una estrellita
que les besará suavemente el corazón.

Los hombres no olvidamos - ¡27 de julio!—
como la imagen de la madre grabada en los ojos,
los compañeros fusilados están enterrados en nosotros.
44 - pensad un momento en el número!
Y fueron 102 los condenados!
Serafín De¡mar


TRUJILLO

Anochece entre el fragor de un grito de rebelión y libertad. Contemplo tus despojos de madre yerta entre las tumbas de tus hijos. Han muerto los unos en el combate; y asesinados fueron los otros mientras gritaban: Justicia.

¡Duerme, Madre de la Libertad! La madre de ellos ha vuelto tus entrañas. La tierra parda lleva un tinte rojo y se abre tu dolor en la esperanza de que ellos vivirán hechos carne en la obra. En una convulsión de tu raíz, tu linaje dará estentóreo el grito de Libertad!

Trepidará la tierra de confín. Y grito y convulsión serán la vida nueva en que encarnen tus mártires.

¡Madre! ¡Madre! Tuvimos fe y en lucha y sangre volcamos nuestras energías para romper por siempre las cadenas de la esclavitud.

¡Trujillo, Tierra Prometida! Tierra fecunda de una luz ideal que genera almas puras. . . Para tí es mi canto, para tí es mi saludo.

¡Trujillo, madre mártir en quien el servilismo sacia su sed de sangre; levanta alto tu frente y deja que la historia corone tus mártires.
Carlos Gonzales

NOTA: Los 3 poemas fueron publicados en Acción Aprista (1934). Cf. la sección "Bibliografía" del presente artículo.

AUTORES DEL ANEXO LITERARIO

1.  Antenor Orrego. Director del Grupo Intelectual "Norte", en 1922 publicó "Notas Marginales" y en 1926 preparó un enjundioso prólogo a "El Libro de la Nave Dorada" de Alcides Spelucín que ilustrado con las maderas de Essquerriloff. El Poema "Trujillo" de Orrego (que reproducimos) apareció inicialmente EN: APRA. No. 1, Lima, Enero de 1933.

2.  Serafín del Mar. Director del APRA' Organo Oficial del Partido Aprista Peruano. Había publicado "Apunte.;", Méjico, 1929 fue acusado de ser autor intelectual de la muerte del Presidente Luis M. Sánchez Cerro y permaneció preso en El Frontón por más de 20 años (1932-1942). En aquellos años "Sol: están destruyendo a tus hijos" que se refiere a la Revolución de Trujillo. Para mayores datos Cf. Barquero, J. Serafín del Mar, precursor de la literatura social en el Perú. EN: Proceso, Órgano de la U.N. del Centro del Perú. Huancayo. No. 6, 1977.

3.  Carlos González. Obrero, condenado por la Corte Marcial de Trujillo. Escribió sus poemas en la Penitenciaría de Lima en junio de 1934.




BIBLIOGRAFÍA


BASADRE, Jorge. Historia de la República del Perú. Ed. Universitaria, 1972.
BALBI, Carmen Rosa, El Partido Comunista y el Apra en la crisis revolucionaria de años treinta. Lima, G. Herrera editores, 1980.
FISCHER. Ernst, La Necesidad del Arte. Barcelona, Ed. Península, 1978.
GISECKE, Margarita, La Insurrección de Trujillo: 1932. Lima, Ed. Congreso de la República, 2009.
HADJINICOLAOU, Nicos, y Lucha de Clases. Madrid, Siglo XXI Editores, 1974.
KAPSOLI, Wilfredo, Documentos para la historia del Partido Comunista del Perú: 1932-1934 Lima, 1979.
MARTÍNEZ DE LA TORRE, Ricardo, Apuntes para una interpretación marxista de la Historia Social del Perú. Ts. I-IV, Lima, Ed. Frente, 1945.
MURILLO, Percy, Historia del Apra: 1919-1945. Lima, Ed. Atlántida, 1976.
THORNDIKE, Guillermo, El Año de la Barbarie, Perú: 1932. Lima, Ed. Mosca Azul, 1972.
UGARTECHE, Pedro, Sánchez Cerro: papeles y recuerdos. Ts. I-III. Lima, Editorial Universitaria 1979





Artículos Especializados:

NORTH, Liisa, Orígenes y crecimiento del Partido Aprista. EN: Rev. Desarrollo Económico No. 38. Buenos Aires, julio de 1970.
MACERA, Pablo, Los Apuntes del Frontón de Julio A. Godínez. EN: Rev. Cielo Abierto, Vol. V. No. 15, julio de 1981.
ORREGO, Antenor, Don Manuel Gonzales Prada. EN: APRA, Organo del PAP. No. 5. Lima, Noviembre de 1930.
SPELUCIN, Alcides, El Departamento de La Libertad, Fecundo campo de enseñanzas respecto a la acción imperialista. EN: APRA, Organo del PAP. No. 2, Lima, Octubre de 1930.
HAYA DE LA TORRE, Agustín, Apuntes para la historia de la Revolución de Trujillo. EN: Acción Aprista. Año IV. No. 28, Trujillo, 7 de julio de 1934.


Documentos Básicos:

-     Acción Aprista, Órgano Oficial del P.A.P. en la región norte. Edición Extraordinaria de Homenaje al lI Aniversario de la Revolución de Trujillo. Año IV. No. 28. Trujillo 7 de julio de 1934.
-     Cartas Reservadas de la Familia Aspíllaga. Julio de 1932, Archivo del Fuero Agrario de Lima.
-     Álbum Homenaje a Mariano Alcántara. Municipalidad de Trujillo, 1969.
-     Cielo Abierto, Volumen V N° 15, 1981. Apuntes del Frontón de Julio Alberto Godinez. Lima, 1932.


No hay comentarios: