domingo, 3 de septiembre de 2017

CHE Y FIDEL, ACRISOLADA FRATERNIDAD REVOLUCIONARIA




Escribe: Milcíades Ruiz

Se van a cumplir 50 años de la inmolación guerrillera y muerte heroica de uno de los más grandes paradigmas revolucionarios de la historia de la humanidad, Ernesto “Che” Guevara. Para los revolucionarios del mundo y especialmente, de Latinoamérica y del Perú, siempre fue y será nuestro líder indiscutible por sus cualidades y virtudes que lo llevaron a luchar hasta la muerte por los ideales socialistas. Ni el imperialismo ni los conservadores del sistema que nos oprime, han podido ni podrán impedir que aún el pueblo lo lleve en su corazón y que su figura legendaria la veamos a diario hasta en los camiones como una gratitud eterna.

Emprender una revolución continental para derrotar al imperialismo y liberar a la humanidad de la fatalidad que condiciona nuestras vidas fue su determinación a costa de todo riesgo. En su campaña guerrillera iniciada en Bolivia en 1967 estuvieron junto a él y lucharon también hasta morir heroicamente, tres peruanos miembros del Ejército de Liberación Nacional-ELN: Juan Pablo Chang Navarro-Lévano, Lucio Galván Hidalgo y Restituto José Cabrera Flores.

En su diario de campaña, el Che anotó:

LUNES 4 SEPTIEMBRE
(…) “Se mató el novillito y se pidieron voluntarios para hacer una incursión en busca de comida e información; se eligió a Inti, Coco, Julio, Aniceto, Chapaco y Arturo, al mando de Inti; se ofrecieron también Pacho, Pombo, Antonio y Eustaquio (Lucio Galván). Las instrucciones de Inti son: llegar a la madrugada a la casa, observar el movimiento, abastecerse si no hubiera soldados; rodearla y seguir adelante, si los hubiera; tratar de capturar uno; recordar que lo fundamental es no sufrir bajas, se recomienda la mayor cautela.
La radio trae la noticia de un muerto en Vado del Yeso, cerca de donde fuera aniquilado el grupo de 10 hombres, en un nuevo choque, lo que hace aparecer lo de Joaquín como un paquete; por otro lado, dieron todas las generales del Negro, el médico peruano (Restituto J. Cabrera), muerto en Palmarcito y trasladado a Camiri; en su identificación colaboró el Pelado (El prisionero argentino Bustos).

Pero en esta ocasión quisiera resaltar lo siguiente: Como ustedes saben, la maquinaria distorsionadora del sistema capitalista siempre ha tratado de hacernos creer que esa determinación del Che era por desavenencia con Fidel, lo cual queda desmentido al leer el diario de campaña donde apreciamos la fraternal estima y coincidencias que primaban entre los dos. Por ello, transcribo algunos párrafos de lo que Fidel escribió luego de la muerte del Che:

(…) “Nunca en la historia un número tan reducido de hombres emprendió una tarea tan gigantesca. La fe y la convicción absoluta en que la inmensa capacidad revolucionaria de los pueblos de América Latina podía ser despertada, la confianza en sí mismo y la decisión con que se entregaron a ese objetivo, nos da la justa dimensión de estos hombres”.
(…) “los que con él cayeron defendiendo sus ideas con coraje, porque la hazaña que este puñado de hombres realizó, guiados por el noble ideal de redimir un continente, quedará como la prueba más alta de lo que pueden la voluntad, el heroísmo y la grandeza humanas. Ejemplo que iluminará las conciencias y presidirá la lucha de los pueblos de América Latina, porque el grito heroico del Che llegará hasta el oído receptivo de los pobres y explotados por los que él dio su vida, y muchos brazos se tenderán para empuñar las armas y conquistar su definitiva liberación”.
(…) “En su mensaje a la Tricontinental reiteró ese pensamiento: “Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo ... En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempre que ese nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas. El Che no sobrevivió a sus ideas, pero supo fecundarlas con su sangre”.
“Che actuó en su campaña de Bolivia con el tesón, la maestría, el estoicismo y la ejemplar actitud que eran proverbiales en él. Puede decirse que impregnado de la importancia de la misión que se había asignado a sí mismo, procedió en todo instante con un espíritu de responsabilidad irreprochable. En aquellas ocasiones en que la guerrilla cometía algún descuido, se apresuraba en advertirlo y enmendarlo, consignándolo en su Diario”.
“Che dijo un día a los guerrilleros en Bolivia: “Este tipo de lucha nos da la oportunidad de convertirnos en revolucionarios, el escalón más alto de la especie humana, pero también nos permite graduarnos de hombres; los que no puedan alcanzar ninguno de estos dos estadios deben decirlo y dejar la lucha”. Los que con él lucharon hasta el final se hicieron acreedores a estos honrosos calificativos. Ellos simbolizan el tipo de revolucionarios y de hombres a quienes la historia en esta hora convoca para una tarea verdaderamente dura y difícil: la transformación revolucionaria de América Latina”.
(…) “Se ha podido precisar que el Che estuvo combatiendo herido hasta que el cañón de su fusil M-2 fue destruido por un disparo, inutilizándolo totalmente. La pistola que portaba estaba sin caserina. Estas increíbles circunstancias explican que lo hubiesen podido capturar vivo. Las heridas de las piernas le impedían caminar sin ayuda, pero no eran mortales. Trasladado al pueblo de Higueras permaneció con vida alrededor de 24 horas. Se negó a discutir una sola palabra con sus captores, y un oficial embriagado que intentó vejarlo recibió una bofetada en pleno rostro”.
(…) “Reunidos en La Paz, Barrientos, Ovando y otros altos jefes militares, tomaron fríamente la decisión de asesinarlo. Son conocidos los detalles de la forma en que procedieron a cumplir el alevoso acuerdo en la escuela del pueblo de Higueras. El mayor Miguel Ayoroa y el coronel Andrés Selich, rangers entrenados por los yanquis, instruyeron al sub-oficial Mario Terán para que procediera al asesinato. Cuando éste, completamente embriagado, penetró en el recinto, Che -que había escuchado los disparos con que acababan de ultimar a un guerrillero boliviano y otro peruano (J.P. Chang)- viendo que el verdugo vacilaba le dijo con entereza: “¡Dispare! ¡No tenga miedo!”
“Éste se retiró, y de nuevo fue necesario que los superiores Ayoroa y Selich le repitieran la orden, que procedió a cumplir, disparándole de la cintura hacia abajo una ráfaga de metralleta. Ya había sido dada la versión de que el Che había muerto varias horas después del combate y por eso los ejecutores tenían instrucciones de no disparar sobre el pecho ni la cabeza, para no producir heridas fulminantes”.
“Esto prolongó cruelmente la agonía del Che, hasta que un sargento -también ebrio- con un disparo de pistola en el costado izquierdo lo remató. Tal proceder contrasta brutalmente con el respeto del Che, sin una sola excepción, hacia la vida de los numerosos oficiales y soldados del ejército boliviano que hizo prisioneros. Las horas finales de su existencia en poder de sus despreciables enemigos tienen que haber sido muy amargas para él; pero ningún hombre mejor preparado que el Che para enfrentarse a semejante prueba”.
Estos párrafos son parte del texto que Fidel escribió bajo el título. “Una Introducción necesaria” para la publicación del libro: “El Che en Bolivia” - documentos y testimonios” (Carlos Soria/Beatriz Mena 1992). Se espera que este breve resumen tenga la atención que se merece y ojalá sirva para renovar nuestra fe revolucionaria. Los tiempos habrán cambiado pero nuestras convicciones tienen en el ejemplo del Che la fortaleza de nuestra ideología.
Septiembre 2017


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