lunes, 12 de julio de 2010

MARIATEGUI 1929: “UN MILITANTE INCONSECUENTE”, O “SOMOS MARXISTAS”





(11 de julio de 2010)
Por Miguel Ángel Aragón

Con la finalidad de promover el estudio y debate de los problemas peruanos de actualidad, el 23 de mayo divulgamos nuestro comentario Algo más sobre Alberto Palomino, en el cual presentamos en forma ordenada once (11) temas concretos relacionados con el Problema Agrario Peruano. Superando las limitaciones en las cuales nos encontramos temporalmente en los últimos meses, nosotros hemos continuado buscando información, avanzando en el planteamiento de esos, y otros problemas, que actualmente interesan a amplios sectores de la población peruana. Problemas que son motivo de asambleas masivas, pronunciamientos, movilizaciones, y que muchas veces llegan a las confrontaciones con los grupos de poder, y a las inevitables represiones. Hechos que, superando la censura oficial, no pueden ser ocultados, pero sí recortados y deformados, en las publicaciones diarias de los medios informativos. (Más abajo reproducimos nuestro comentario sobre Alberto Palomino)
Como temas adicionales, al tema central de nuestro comentario, tangencialmente agregamos la crítica a tres actitudes que consideramos erróneas en el actuar de algunos pocos activistas del frente unido del pueblo peruano. Un amigo, joven él, que se ha tomado el trabajo de leer nuestro texto, y enviarnos unas breves palabras, nos ha expresado su preocupación por una afirmación nuestra, anotada al final de nuestro comentario.
Según la opinión de nuestro amigo, él considera que no tiene base de sustento, nuestra siguiente opinión: “quienes afirman que la base de unidad del Partido Socialista del Perú fue el marxismo-leninismo, nos presentan a Mariátegui como un militante inconsecuente, y un peligroso elemento anti partido”.
Hubiéramos preferido continuar el desarrollo de nuestro comentario, abordando alguno de los once temas concretos que habíamos planteado como temas de investigación y debate, pero no podemos eludir la observación de nuestro interesado y preocupado amigo. Nuestro silencio podría asumirse como una aceptación de su duda y su crítica.

I

Continuando con nuestro recién descubierto, y parece que incorregible, estilo “lagotero”, haremos una nueva concesión teórica a algunos de nuestros críticos, en este caso a los que están ubicados en el disperso, e inconsistente, campo del doctrinarismo intransigente.
Asumamos, por un momento, que es cierta la hipótesis que en la Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928, a propuesta de José Carlos Mariátegui, “se aprobó el marxismo-leninismo como Base de Unidad del Partido Socialista del Perú”.
Si esa hipótesis fuese cierta, entonces por simple y elemental lógica, podemos concluir que todos los asistentes a esa trascendental reunión, comenzando por el mismo Mariátegui, estaban en la obligación de aceptar, y agitar la Base de Unidad Partidaria recién aprobada. Por lo tanto, a partir de esa fecha en adelante, estaban obligados a declararse “marxistas-leninista s convictos y confesos”, superando la “vacilante”, “timorata”, e “indecisa” actitud de declararse “marxista convicto y confeso”, como reiteradamente lo hiciera JCM en varias oportunidades en el transcurso del año 1927, es decir antes de la Reunión de Barranco.
A los límites de esta breve respuesta escapa el poder analizar las declaraciones y el comportamiento de todos y cada uno de los asistentes a la reunión de constitución del Partido Socialista del Perú. Pero, nos resulta muy sencillo analizar la actitud del propio Mariátegui, teniendo en cuenta que, en la actualidad, sus escritos ya están ampliamente divulgados.
Siete meses después de la reunión de Barranco, Mariátegui redacta, en mayo de 1929, los Cuatro Proyectos de Tesis Anexas al Programa, sobre La Situación Económica, La Lucha Antiimperialista, La Cuestión Indígena, y el Desarrollo de la Acción Clasista, con el objetivo manifiesto “que después del debate de las secciones y de las enmiendas que en su texto introduzca el Comité Central, quedarán definitivamente formuladas en el Primer Congreso del Partido”.(Revisar: Punto 9º de los Principios Programáticos). (*)
En el segundo de los proyectos de Tesis mencionados, en Punto de Vista Antiimperialista, Mariátegui concluye su polémico alegato de la siguiente manera “En conclusión, somos anti-imperialistas porque somos marxistas, porque somos revolucionarios, porque oponemos al capitalismo el socialismo como sistema antagónico, llamado a sucederlo…”
Más o menos, por esa misma fecha, Mariátegui como parte del ensayo “Defensa del Marxismo” escribe el artículo Sentido Heroico y Creador del Socialismo, en el cual declara “Los marxistas no creemos que la empresa de crear un nuevo orden social, superior al orden capitalista, incumba a una amorfa masa de parías ni de oprimidos, guiados por evangélicos predicadores del bien…”(**)
Nosotros, ya “ebrios de citas”, al transcribir solamente estas dos únicas y contundentes declaraciones de Mariátegui posteriores a la Reunión de Barranco, encontramos una contradicción con la hipótesis supuesta, de la que estamos partiendo en este comentario.
Si estamos suponiendo que el 7 de octubre de 1928 se aprobó “el marxismo-leninismo” como Base de Unidad Partidaria, como nos lo repite el doctrinarismo intransigente todas las semanas, entonces llegaríamos a la conclusión que “Mariátegui fue un militante inconsecuente”. Porque él era el primero que estaba obligado a declararse en los dos textos que hemos citado, “somos marxistas-leninistas” y “los marxistas-leninistas no creemos”, con la misma y reiterada persistencia con que los actuales “marxistas-leninistas” y “marxistas-leninistas-maoistas” peruanos, lo hacen reiteradamente. Cuidándose ellos de no caer, en ningún momento, en la “herejía” de autodenominarse “marxistas” (o “solamente marxistas” como despectivamente acostumbran denunciar y acusar), lo cual sería un grave riesgo para su militancia, puesto que podrían terminar excomulgados, y expulsados de las minúsculas sectas partidarias en las cuales militan.
A ese absurdo nos quieren llevar quienes desde la posición del doctrinarismo intransigente repiten y machacan que el 7 de octubre se acordó el marxismo-leninismo como Base de Unidad Partidaria.
Queda claro, que antes (en 1927), como después (en 1929), de la Reunión de Barranco, Mariátegui se declaró “marxista convicto y confeso”, “somos marxistas” y “los marxistas no creemos”, sin hacer la más mínima concesión a la imposición de la ortodoxia de la tendencia bujarinista imperante en esos momentos en la Internacional Comunista, que desde el Congreso de 1925 había introducido, sin la menor sustentación, la palabreja compuesta “marxismo-leninismo”, para oponerse al marxismo. Esa palabreja pronto encontró eco entre seguidistas insolventes y rastreros, y también entre repetidores acomodaticios del tipo de Codovilla.

II

Como no podemos aceptar, ni avalar esa absurda conclusión, en primer lugar tenemos que desechar la absurda hipótesis de la cual hemos partido en este comentario, al suponer por un momento que “el 7 de octubre se acordó el marxismo-leninismo como Base de Unidad del Partido Socialista del Perú”; y en segundo lugar estamos en la obligación de preguntarnos seriamente ¿que se propuso y que se acordó realmente el 7 de octubre de 1928?
Mariátegui fue muy claro y preciso en el uso y manejo de los conceptos. En su Réplica a Luís Alberto Sánchez definió “El socialismo es un método y una doctrina, un ideario y una praxis”. Pocos meses antes, había definido la teoría del proletariado, de la manera siguiente “El marxismo, del cual todos hablan pero que muy pocos conocen y, sobre todo, comprenden, es un método fundamentalmente dialéctico”. Definiciones y precisiones similares las va a mencionar reiteradamente en su libro Defensa del Marxismo, diferenciando método de doctrina, entendido esta segunda característica como teoría, y no como doctrinarismo, desviación con la cual deslindó claramente.
En los dos únicos textos ( lo resaltamos en negrita porque solamente fueron dos textos) en los cuales Mariátegui utiliza el concepto “marxismo-leninismo”, es decir en los Principios Programáticos del PS del P de octubre de 1928 y en La Libertad y el Dogma de junio de 1929, Mariátegui se refiere al “marxismo-leninismo” como “método”, pero nunca le concedió el carácter de teoría o doctrina, y por lo tanto, nosotros no podemos entender el “marxismo-leninismo” como Base de Unidad del Partido Socialista del Perú.
Repasemos nuevamente la última parte del Punto 4º de los Principios Programáticos: “La praxis del socialismo marxista en este periodo es la del marxismo-leninismo. El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú, lo adopta como su método de lucha”. Si observamos con detenimiento, Mariátegui es muy preciso en el uso de los conceptos: lo define al “marxismo-leninismo” como “praxis”, “método revolucionario” y “método de lucha”.
Ni en ese, ni en otro documento, Mariategui se refirió al “marxismo-leninismo” como doctrina en particular, ni como teoría en general. Mientras que cuando utilizó el concepto “marxismo” no dudó en definirlo a la vez como “método” y también como “teoría” o “doctrina”

III

¿Significa la anterior constatación que Mariátegui “no fue leninista”, y por el contrario fue un “anti-leninista” solapado? ¿Significa esta defensa que hacemos de Mariátegui, que nosotros no nos consideremos leninistas, o que rechazamos el leninismo?
Ni lo uno, ni lo otro. Por eso, no tomamos en cuenta, las acusaciones gratuitas que el doctrinarismo intransigente nos hace sin ningún fundamento. Lo que nosotros hemos dicho y escrito, como bien se nos recuerda, citando una carta nuestra dirigida a nuestro compañero y amigo Jaime Lastra a comienzos de 2009, es lo siguiente “no consideramos correcto decir Mariátegui marxista-leninista”. Nuestras fundamentadas razones para esta afirmación las tendremos que desarrollar en otro breve texto. No podemos abusar más, del espacio dedicado a responder la consulta de nuestro amigo.
Aprovechamos si, para reiterar la recomendación de dedicar lo mejor de nuestro tiempo y esfuerzo a la aplicación del método marxista al conocimiento y definición de los problemas actuales de la realidad peruana, comenzando por los aspectos derivados del problema primario del Perú, del problema de la tierra. Esos temas si le interesan, atraen la atención, y movilizan a cientos y miles de trabajadores; a diferencia de la prédica del doctrinarismo intransigente, que solo es motivo de confusión, para unos pocos, e ingenuos, estudiantes desligados de la acción clasista.

(*) Aprovechamos esta oportunidad, para señalar tres errores muy comunes en el movimiento socialista peruano. En primer lugar, los Proyectos de Tesis Anexas al Programa que Mariátegui escribió en mayo de 1929, fueron cuatro, y no solamente tres, como algunos erróneamente siguen escribiendo. En segundo lugar, Mariátegui nunca escribió una Tesis denominada El Problema de las Razas en América Latina, como algunos siguen repitiendo. En tercer lugar, las Cuatro Tesis fueron escritas por Mariátegui con el objetivo principal de servir como documentos a ser debatidos y aprobados en el Primer Congreso del Partido Socialista del Perú, que estaba en preparación en los dos últimos años de vida de Mariátegui. Entonces no es cierto que Mariátegui los preparó con el objetivo de ser presentados en la Conferencia Comunista de Buenos Aires, realizada en junio de 1929, conclusión errónea que algunos siguen repitiendo, desconociendo y minimizando el trabajo de preparación del Primer Congreso del Partido Socialista del Perú, evento que hasta ahora, continua a la espera de su realización.
(**)Agradecemos al anónimo compañero y amigo, que colaboró con nosotros al enviarnos el texto de Mariátegui que estamos citando, y que nosotros no lo teníamos a la mano, por estar temporalmente trabajando, en los últimos meses, alejados de nuestra casa familiar y biblioteca personal. Gracias por su actitud solidaria.

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