viernes, 13 de mayo de 2011

Thierry Meyssan: REFLEXIONES SOBRE EL ANUNCIO OFICIAL DE LA MUERTE DE OSAMA BEN LADEN

por Thierry Meyssan*
El anuncio oficial de la muerte de Osama Ben Laden está dando lugar a todo tipo de polémicas. Estas se concentran en los detalles de la narración, para desviar la atención del público de las decisiones estratégicas de Washington. En opinión de Thierry Meyssan, este anuncio se había hecho indispensable desde que los hombres de Ben Laden fueron incorporados a las operaciones de la OTAN en Libia y a las de la CIA en Siria. Sólo la desaparición de su ex jefe virtual permite devolver a esos individuos la etiqueta de «combatientes de la libertad» que se les atribuyó en la época soviética.

Para anunciar la muerte oficial de Osama Ben Laden, Time Magazine recurre al formato de su portada sobre la muerte de Adolf Hitler: un rostro tachado en rojo, como en la edición del 7 de mayo de 1945. El mismo formato había sido utilizado en la edición del 21 de abril de 2003 para anunciar la muerte de Sadam Husein y el 19 de junio de 2006, para la muerte de Abu Musa al-Zarkaui. En su narración de esta fábula, Barack Obama incluso anunció la muerte del enemigo público el 1º de mayo, al igual que su predecesor cuando anunció la de Hitler, también un 1º de mayo.

El presidente estadounidense Barack Obama anunció solemnemente la muerte de Osama Ben Laden el 1º de mayo de 2011. Antes de analizar el simbolismo de este anuncio no está de más pasar revista a la realidad.

Preámbulo

En 2001, Osama Ben Laden estaba gravemente enfermo de los riñones, al extremo de encontrarse sometido a diálisis. Tenía que recibir tratamiento en un hospital al menos cada 2 días. En el verano de 2001 fue internado en el hospital americano de Dubai, la capital de los Emiratos Árabes Unidos [1]. A principios de septiembre de 2001 fue trasladado al hospital militar de Rawalpindi, en Pakistán [2]. Unos pocos días después de los atentados del 11 de septiembre concedió una entrevista a un periodista de Al-Jazzera en un lugar que se mantuvo en secreto. En diciembre de 2001, su familia anunció que había fallecido y sus amigos asistieron a su funeral [3].

El Departamento de Defensa estadounidense consideró que aquella noticia era un engaño destinado a permitirle escapar a la justicia estadounidense. Sin embargo, entre 2001 y 2011, ningún testigo digno de crédito llegó a reunirse con Osama Ben Laden [4].

Durante todo ese tiempo, casetes de video y de audio atribuidos a Osama Ben Laden fueron divulgados ya sea por el Departamento de Defensa estadounidense o por diferentes medios de prensa, esencialmente Al-Jazeera, o por las empresas privadas que se dedican a la labor de inteligencia, como IntelCenter y SITE Intelligence Group. La mayoría de aquellas grabaciones fueron autentificadas por la CIA, a través de una metodología que nunca se ha precisado [5]. En cambio, la totalidad de esas grabaciones ha sido invalidada por la comunidad de los expertos en inteligencia artificial, incluyendo el Dalle Molle Institute que es la referencia mundial en materia de reconocimiento de voz con fines judiciales [6].
En otras palabras, Osama Ben Laden murió efectivamente en diciembre de 2001. Por lo tanto, lo que hoy nos dicen no es más que una fábula.

El anuncio de la muerte de Osama Ben Laden

El que anuncio hizo Barack Obama no daba detalles sobre la operación. «Hoy, bajo mi dirección, Estados Unidos lanzó una operación selectiva contra este complejo de Abbottabad, en Pakistán. Un pequeño equipo de americanos llevó a cabo esta operación con un coraje y una habilidad extraordinarios. Ningún americano resultó herido. Se esmeraron en evitar que víctimas civiles. Después de un intercambio de disparos, mataron a Osama Ben Laden y se llevaron su cuerpo.» [7] El mensaje presidencial constaba de 3 puntos:

Primero: «En noches como esta podemos decir a las familias que han perdido seres queridos por causa del terrorismo de Al-Qaeda: Se ha hecho justicia.» O sea, caso cerrado. Nunca habrá un juicio que permita establecer la verdad sobre los atentados atribuidos a Osama Ben Laden, incluidos los del 11 de septiembre de 2001.
Segundo: «Recordemos que podemos hacer estas cosas no sólo por razones de riqueza o poderío, sino por lo que somos: una sola nación que tiene la bendición de Dios, indivisible y consagrada a la libertad y la justicia para todos.» O sea, Estados Unidos ha podido realizar esta ejecución extrajudicial no por ser el país más poderoso, sino porque es la nación escogida por Dios para aplicar Su justicia.
Tercero: «Su fin [el de Osama Ben Laden] deberá ser saludado por todos los que creen en la paz y en la dignidad humana.» O sea, todos los gobiernos del planeta –y sobre todo los de los Estados musulmanes– están en la obligación de aplaudir esta ejecución extrajudicial que marca el triunfo del Imperio del Bien sobre la encarnación del Mal.

Las reacciones

En Fox News, Geraldo Riveira exclamó: «¡Ha muerto Ben Laden! ¡Confirmado! ¡Confirmado! Ha muerto Ben Laden. (…) ¡Que bello día! ¡Que gran día para todos! ¡Es la noche más bella de mi carrera! (…) ¡El cochino está muerto! El salvaje que tanto daño nos ha hecho a todos. Y es un verdadero honor, es para mí una bendición estar ante esta mesa en este momento.» El populacho se lanzó entonces a la calle para festejar la noticia al grito de « ¡U-S-A!, ¡U-S-A!»

Por su parte, casi todos los jefes de Estado y de gobierno rindieron pleitesía al amo, como se les había exigido. Nadie ha dicho nada de esta operación que ha sido presentada como una ejecución extra-judicial realizada por un país extranjero violando la soberanía de otro país. Al intervenir ante la televisión, David Cameron exclama: «Quisiera felicitar a las fuerzas estadounidenses que han realizado esta acción. Quisiera agradecer al presidente Obama por haberla ordenado.» [8]

Benjamin Netanyahu [primer ministro de Israel] declara, también en televisión: «Es un día histórico para los Estados Unidos de América y para todos los países implicados en la batalla contra el terrorismo. Quiero felicitar al presidente Obama y al pueblo americano. Quiero felicitar a los soldados de América y a su personal de inteligencia por un resultado verdaderamente notable. Se necesitaron 10 años de persecución de Ben Laden. Se necesitaron 10 años para hacer justicia a sus víctimas. Pero la batalla contra el terrorismo es larga, implacable y decidida. Se trata de un día de victoria, una victoria por la justicia, por la libertad y por nuestra civilización común.» [9]

Nicolas Sarkozy (presidente de Francia) publica un comunicado: «El anuncio por el presidente Obama de la muerte de Osama Ben Laden como resultado de una extraordinaria operación de comando americana en Pakistán es un hecho importante de la lucha mundial contra el terrorismo. Francia saluda la tenacidad de Estados Unidos que lo buscaba desde hace 10 años. Principal responsable de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Osama Ben Laden era el promotor de una ideología de odio y el jefe de una organización terrorista que ha dejado miles de víctimas en el mundo entero, sobre todo en los países musulmanes. Se ha hecho justicia a sus víctimas. En esta mañana, Francia las recuerda a ellas y a sus familias.»
Berlín publica un comunicado: «Con la acción comando contra Osama Ben Laden y su ejecución, el ejército de Estados Unidos asesta a Al-Qaeda un golpe decisivo que ha sido coronado por el éxito. La canciller alemana Angela Merkel ha expresado al presidente Obama su alivio ante el anuncio de la noticia. Durante la pasada noche, las fuerzas de la paz han obtenido una victoria.» [10] Etc.

¿Por qué se deja de dar vida a Osama Ben Laden?

La principal interrogante política es la siguiente: ¿Por qué decidió Estados Unidos dejar de dar vida al personaje mítico que había creado, tratándose en definitiva de un hombre que estaba muerto desde hace una década?

Simplemente porque los hombres de Ben Laden están movilizados desde hace meses en una serie de operaciones en las que ya no deben aparecer como enemigos de Estados Unidos sino, por el contrario, como aliados. Y ese aparente cambio de bando sólo podía justificarse con la eliminación del jefe virtual de dichos elementos.
No cabe duda de que en los próximos meses las cadenas internacionales de televisión van a explicarnos que los yihadistas que antes junto a la CIA contra los soviéticos y los rusos en Afganistán, en Bosnia y en Chechenia, se habían desviado hacia el terrorismo internacional, que la muerte de Ben Laden les abrió los ojos y que ya pueden retomar serenamente la lucha junto a «América», en Libia, en Siria, en Yemen y en Bahrein.

Y ya no habrá que explicarle tanto las cosas a gente tan simple como el general Carter Ham. Hay que recordar la consternación del pobre general Ham, comandante en jefe del US AfriCom, quien en los primeros días de la operación «Amanecer de la Odisea» se negó a entregar armas a los sublevados libios porque muchos de ellos eran miembros de Al-Qaeda que regresaban de Irak.

Hubo entonces que transferir inmediatamente el mando de la operación a la OTAN, ya acostumbrada a las operaciones secretas que incluyen a los hombres de Ben Laden.
En la contrarrevolución en marcha en el Medio Oriente, Estados Unidos e Israel están aplicando la misma estrategia a la que ya recurrieron anteriormente todos los imperios coloniales: utilizar el integrismo religioso para contrarrestar el nacionalismo. La única novedad del actual dispositivo es que quieren utilizar simultáneamente a los combatientes wahhabitas de Ben Laden como brazo armado y a los takfiris reclutados entre los miembros de la Hermanos Musulmanes como vitrina política. Esta fusión va a resultar complicada, sobre todo para incluir a la rama palestina de los Hermanos Musulmanes, el Hamas, que por el momento no parecen dispuestos a seguir ese rumbo. Estados Unidos e Israel han puesto a la cabeza del nuevo movimiento al «consultante religioso» de Al-Jazeera, el jeque Yusef al-Qardaui, quien diariamente exhorta a través de la radio y la televisión al derrocamiento de Muammar el-Kadhafi y de Bachar el-Assad.

En esa perspectiva organizaron el regreso de Al-Qardaui a su país natal. Durante la manifestación de la victoria, el 18 de febrero de 2011, impidieron la presencia de los héroes de la plaza Tahrir en la tribuna y le permitieron a él hablar por ellos ante una multitud de cerca de 2 millones de personas.

Tuvo así el predicador el más amplio margen para falsear la revolución egipcia como medio de alejarla del nacionalismo nasserista y del antisionismo khomeinista. Bajo su influencia, los egipcios renunciaron a elegir una asamblea constituyente y, por el contrario, aceptaron el texto fundamental para proclamar el Islam como religión del Estado.

Reorganización en Washington

Los compañeros de armas de Ben Laden fueron en el pasado «combatientes de la libertad». Era la época en que la Heritage Foundation organizaba colectas de fondos para respaldar la yihad del millonario anticomunista, la época en que –en Hollywood– Rambo ayudaba a Al-Qaeda a derrotar el Ejército Rojo.

Ahora se han convertido nuevamente en «combatientes de la libertad» que indican a la OTAN los objetivos que debe bombardear en territorio libio, o disparan indiscriminadamente sobre la multitud y las fuerzas del orden en Siria.
En aras de coordinar el trabajo de estos individuos con el de las fuerzas estadounidenses, importantes cambios ya han tenido lugar en Riad. El clan de los Saidairis impuso el regreso del príncipe Bandar y el envío de las «Águilas de Nayef» para masacrar a los manifestantes en Bahrein y arrasar allí las mezquitas chiítas. Pero los cambios más importantes en el organigrama están teniendo lugar en Washington.

El general David Petraeus, que estaba al mando del CentCom y utilizaba las redes de Ben Laden para asesinar a los opositores iraquíes, pasa a ser director de la CIA. Ello indica que la administración Obama quiere reducir su implicación militar y reforzar las acciones secretas.

Leon Panetta, el director saliente de la CIA, se convierte por su parte en secretario de Defensa, puesto reservado a los ex miembros de la Comisión Baker-Hamilton, de la que el propio Panetta formó parte junto a su amigo Robert Gates. Panetta se encargará de limitar al máximo las intervenciones militares en tierra, exceptuando las de fuerzas especiales.

El anuncio oficial de la muerte de Osama Ben Laden, con casi 10 años de atraso, pone fin a un ciclo y da comienzo a uno nuevo. Este personaje había servido de punta de lanza a la acción secreta contra la influencia soviética, y posteriormente a la rusa, antes de convertirse en el propagandista del choque de civilizaciones, con el 11 de septiembre, y de ser utilizado para eliminar la resistencia en Irak. Ya desgastado, no era reciclable, pero sus hombres si lo son. Se dedicarán en lo adelante a desvirtuar la «Primavera árabe» y a la lucha contra el Eje de la Resistencia (Irán, Siria, Hezbollah, Hamas).

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