sábado, 24 de septiembre de 2011

Acerca del III SEMINARIO DEL SOCIALISMO PERUANO


Dr. Hugo Salinas
salinas_hugo@yahoo.com

¿Cuál debería ser el alma que anime el III Seminario del Socialismo Peruano? ¿Acaso se trata de imponer una figura sobre otra, por más brillante que sea? ¿Acaso se trata de imponer las “características” de un país sabiendo que, desde hace varios siglos, vivimos en una economía-mundo? ¿Acaso se trata de buscar la “unidad” por la unidad, pura y simple?

El Seminario debe servir para esclarecer un punto crucial: ¿por qué no se logra la gran Transformación? Por qué, a pesar de tantos esfuerzos, de tantos sacrificios en vidas humanas, y de tantas victorias, a nivel nacional y mundial, no se ha logrado ese ansiado Gran Cambio. Aquel que resuelva, entre otros, los dos problemas fundamentales de la Humanidad: la pobreza y el desempleo.

Por qué persisten aún, y se agravan de más en más, a pesar del colosal incremento de riquezas. Porqué las grandes desigualdades sociales y económicas, en lugar de disminuir, se acrecientan de más en más. Por qué, a pesar de que parece sucumbir en cada crisis, el capitalismo sale mucho más fortalecido. En suma, por qué no logramos substituir el modelo capitalista por otro que se encuentre en armonía con los intereses de todos y cada una de las personas.

Simplemente, porque nuestro enfoque de la problemática y nuestra teoría del cambio presentan graves fallas. Y esto induce a que nuestra práctica social sea igualmente errónea. Y tal es el grado de imperfección de nuestra teoría y de nuestra práctica “revolucionaria” que, consciente o inconscientemente, en lugar de luchar por la substitución del modelo económico que sustenta al capitalismo, lo avalamos.

Es decir, en lugar de buscar la gran Transformación, luchamos solamente por reformas, como la inclusión social, la constituyente, la defensa del medio ambiente, el derecho a la consulta, la corrupción, la violencia, la toma del poder... Y no es que las luchas reivindicativas no sean importantes. Las son. Pero, hasta ahora, no somos capaces de elevar la lucha reivindicativa a una lucha por la Transformación. Y todo ello porque, simplemente, hasta ahora, no somos capaces de identificar con precisión cuál es o son los orígenes de los grandes males de nuestra sociedad.

Esta economía y sociedad capitalista presenta dos aspectos perversos, con sus correspondientes causas. El primero es la Repartición Individualista del Resultado Neto de la actividad económica. Ello se traduce en las abismales desigualdades sociales y económicas a nivel local, nacional y mundial. Esta situación es agravada por los efectos perversos de la Configuración Mundial, mecanismo que facilita la transferencia de casi todo el valor agregado por los pueblos del mundo, hacia el centro de la economía-mundo conformado por las grandes transnacionales.

Debemos entender por Repartición Individualista, en tiempos modernos, al hecho de que el empresario o los accionistas de una empresa se quedan con el 100% de las utilidades generadas por el esfuerzo de toda la población, presente y pasada.

El segundo aspecto del problema es el desigual desarrollo de las formas de trabajar (procesos de trabajo). Esto ha generado abismales diferencias en el cuadro de vida de las personas de los países del Norte y los países del Sur, los de la capital y de las provincias, de la clase dominante y de la clase dominada. Bajo el imperio de la Repartición Individualista, inmensas capas de la población local, nacional y mundial, no se benefician del progreso generado por las nuevas formas de trabajar creadas por la Humanidad.

De tal forma que, bajo el imperio de la Repartición Individualista y de su mecanismo de extorsión, la Configuración Mundial, los “países del Tercer y Cuarto Mundo” viven con formas de trabajo viejos de miles de años. Y sus gobiernos, en complicidad con las transnacionales y sus gobiernos del Norte, prefieren elstatu quo a fin de servirse, en forma casi gratuita, de sus recursos naturales y de su fuerza de trabajo.

¿Cómo resolverlo? Es otro problema. Pero mientras no exista una clara identificación del origen de la problemática, seguiremos con nuestras luchas reformistas en la creencia de que ese es el camino a la Gran Transformación. Está demostrado, teórica y prácticamente, que las luchas reformistas jamás nos conducirán a la Transformación.

Una imperfecta identificación del origen del problema, nos ha conducido a una errónea estrategia y táctica de la lucha revolucionaria. Nos ha conducido a una forma de organización del Partido o del Frente, que no se encuentran en concordancia con una real solución del problema.

Es decir, si logramos identificar correctamente el origen de los grandes males de sociedad, sobre esta base se podrán construir las instituciones e instrumentos adecuados que nos conduzcan con seguridad a la gran Transformación. Este es el reto del III Seminario del Socialismo Peruano.

Lima, 24 de setiembre del 2011

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