jueves, 17 de mayo de 2012

EL CEREBRO Y EL MITO DEL YO (47)

Geometría funcional de las cualias: PAF interiorizados

¿Cuál sería, entonces, la base neuronal de las cualias? Deseo abordar momentáneamente el tema de las cualias desde una perspectiva más teórica, comenzando con el punto de vista motor y basándome en buena parte en lo aprendido en capítulos anteriores. En último término, la motricidad siempre es producto de las contracciones musculares, puesto que no hay otro modo de moverse. De inmediato se concluye que el contexto del sistema nervioso incluye, al final de la cadena, un efector motor que transforma la actividad eléctrica de las neuronas motoras en contracciones musculares manifiestas. Por analogía, cabe preguntar cuál es el efector, el aparato de expresión última de la experiencia sensorial. Éste es, para mí, el problema más importante de la neurociencia contemporánea. Fisiológicamente hablando, no sabemos cuáles sean, o cómo funcionen, los efectores de la experiencia sensorial. Sin embargo, conocemos su ámbito de operación. Sabemos, por ejemplo, que se requiere una actividad eléctrica neuronal de un tipo particular, en determinados sitios del sistema nervioso central, mientras que en otros debe silenciarse. Visto así, concluimos que las bases neuronales de los efectores de las cualias son muy semejantes a las de los PAF motores, sólo que parecen ser PAF interiorizados. En cuanto a su expresión, los PAF motores permanecen silenciosos en el cerebro hasta ser liberados, expresándose externamente en un movimiento estereotipado. Por el contrario, los que denominare PAF sensoriales encuentran su expresión final internamente; esta expresión es lo que conocemos como experiencia subjetiva. Los PAF sensoriales están acompañados de experiencias subjetivas, bien sean producidas por la activación de las vías sensoriales debida a estímulos externos, bien por la estimulación experimental eléctrica (o química) en diversas áreas del cerebro, o bien por acciones iniciadas en el interior, como en los sueños. Es claro que cuando se estimula experimentalmente el cerebro, con corriente aplicada directamente, se producen pequeños fragmentos de sensación y no eventos sensoriales completos como los que se generan cuando la activación cerebral es normal, fisiológica. Esto no es sorprendente. Basta con comparar la activación fisiológica normal del cerebro y la intrincada complejidad de su organización eléctrica con la estimulación eléctrica exógena, y en el mejor de los casos resulta extraordinariamente burda y limitada, tanto en su elaboración como en su alcance y complejidad.

Experimentalmente se demuestra que la estimulación eléctrica del cerebro produce sensaciones, y que al anestesiar o destruir esas áreas o las vías que las activan, tales sensaciones desaparecen. Por ende, puede decirse que muy probablemente las cualias se relacionan con el tipo y la localización de la actividad eléctrica. En este punto existen unos pocos escenarios que podemos considerar. Muchos se inclinan por pensar que las cualias representarían eventos muy profundos de la función neuronal, relacionados con las estructuras mecánicas cuánticas de las neuronas, entre las que se incluyen los detalles de la organización de los mictotúbulos y microfilamentos. Por supuesto, ello abre en la neurociencia un área nueva y hasta el momento inexplorada. Yo no proseguiré por allí, porque sinceramente dudo que se compruebe con un análisis serio. La razón para descartarlo es que los elementos neuronales subyacentes a la activación sensorial parecen ser muy semejantes a los que sirven de base a la actividad motora. Al parecer, las cualias se relacionan no sólo con neuronas particulares en sí sino, más aún, con la geometría dinámica de los patrones de actividad eléctrica que las neuronas son capaces de producir.

Para mí, la razón evolutiva de las cualias es abordable. Representan la línea de base del funcionamiento cerebral, ya que las sensaciones de por sí son eventos geométricos desencadenados eléctricamente, y hasta aquí llega el nivel de análisis posible en este momento. Pero si tal estado geométrico y funcional es la sensación en sí, surge inmediatamente un serio problema filosófico. Según esta definición, ¿no serían las cualias simplemente otro ejemplo de aquello que "todavía está por comprenderse"? O, desde el punto de vista cualitativo, ¿podrían quizás ser algo que es radicalmente diferente, algo que transciende al sustrato neurológico de las neuronas y de su actividad eléctrica, tras lo cual intentamos esconder las cualias? Por el contrario, creo que la esencia de la sensación es justamente el conjunto de patrones de actividad eléctrica de las neuronas y de sus contrapartes moleculares.

"El problema difícil": ¿Será cierto que la ciencia nunca entenderá los sentimientos?

Así, en cuanto a la base neurobiológica de las cualias, podríamos limitarnos a describir los eventos funcionales de ciertos circuitos neuronales y que se relacionan con la activación de algunas neuronas y el silencio de otras. Por trillada que parezca, esta descripción es la única que permite abordar científicamente el problema. Falla todavía mucho por conocer sobre la intrincada función del sistema nervioso, antes de comenzar a comprender la entraña de los sentimientos. Sin embargo, ¿qué puede decirse hoy en día de las cualias?

Para efectos prácticos, la cuestión de las cualias o de los sentimientos es la cuestión de la experiencia consciente. Continuamente se discute si algún día llegaremos a comprender en términos científicos un fenómeno tan escurridizo, e incluso se debate si algún día llegaremos a una explicación hipotética, basada en procesos físico-neurales, que resulte satisfactoria y completa (ver Chalmers, 1995, 1997; Shear, 1997, para una discusión sobre diversos aspectos de este problema). Pese a que en el momento no disponemos de respuesta a estas preguntas, al menos podemos contextualizarlas de una manera útil.

David Chalmers, uno de los autores contemporáneos más reconocidos en este debate, ubica el problema anotando en primer lugar que la conciencia es un término ambiguo, empleado para denotar un conjunto de fenómenos diversos que incluyen lo que él denomina los "problemas blandos" así como los "problemas duros" de la experiencia consciente en sí.

Los problemas fáciles o "blandos" de la conciencia son los que parecen susceptibles de estudio directo con los métodos corrientes de la ciencia cognoscitiva, según los cuales un fenómeno se explica en lo referente a sus mecanismos de cómputos o neurales. Los problemas difíciles o "duros" son los que parecen refractarios a tales métodos. Los problemas fáciles de la conciencia incluyen aquellos que explican los siguientes fenómenos:

• La capacidad de discriminar, categorizar y reaccionar a estímulos ambientales;
• La integración de la información mediante un sistema cognoscitivo;
• La capacidad de informar acerca de los estados mentales;
• La capacidad del sistema de tener acceso a sus propios estados internos;
• El foco de atención;
• El control deliberado del comportamiento; y
• La diferencia entre la vigilia y el sueño. (Chalmers, 1995.)

Y añade:

Una vez explicada la operación de las funciones relevantes de estos fenómenos, los habremos explicado a satisfacción. Por el contrario, en el "problema duro" no se trata de cómo se efectúan las funciones. Por cada función explicada queda sin responder una pregunta nada trivial: ¿por qué razón la ejecución de esta función se asocia con la experiencia consciente? Lo que es una explicación funcional satisfactoria para los problemas blandos, no lo es automáticamente para los problemas duros. (Chalmers, 1997.)

Chalmers agrupa todos los fenómenos "blandos" asociados con la conciencia bajo el término general de "darse cuenta de algo" (fenómenos funcionales que se pueden informar), y posteriormente plantea una relación indisoluble entre "el darse cuenta de" y la experiencia, casi como causa y efecto:

En primer lugar, cuando uno se da cuenta de algo, se entiende que se trata del contenido de lo que es directamente accesible y potencialmente comunicable, al menos en sistemas mediados por un lenguaje.

Aunque la experiencia de darse cuenta de algo es una noción puramente funcional, se relaciona íntimamente con la experiencia consciente. En general, allí donde encontramos conciencia encontramos que el organismo se da cuenta de algo. Siempre que haya experiencia consciente, el sistema cognoscitivo generará una información correspondiente que sirve para el control comportamental y que es susceptible de informe verbal. A su vez, parece que siempre que la información tenga acceso al informe verbal y al control global habrá una experiencia consciente correspondiente. Así pues, hay correspondencia directa entre estar consciente y darse cuenta de algo. (Chalmers, 1995.)

Volvemos pues al problema esencial, ya que, según Chalmers, el mapeo de el darse cuenta de algo, radica en la experiencia consciente generada por los mecanismos físicos del cerebro:

En general toda información que se experimente conscientemente se representará cognoscitivamente... Este principio refleja algo fundamental, pues aunque los procesos cognoscitivos no conlleven lo que conceptualmente llamaríamos datos de la experiencia consciente, ni la conciencia ni la cognición flotan libremente sin relación entre si, sino que están íntimamente cohesionadas. (Chalmers, 1995.)

Aunque la posibilidades planteadas por Chalmers podrían ser válidas, pueden además ser secundarias al origen fundamental de las cualias, ligadas a los mecanismos físicos presentes en los organismos vivos y mas antiguas que los procesos cognoscitivos de los cerebros complejos. Cabe concebir, por tanto, que se trate de una relación de causa-efecto opuesta a lo esperado, por lo menos conceptualmente hablando; pienso que podemos exponer aquí una hipótesis plausible que explica la naturaleza misma de las cualias. Por ser una perspectiva un tanto inusual, paso a preparar el terreno.

Desde hace tiempo se sabe que células simples tienen propiedades de irritabilidad (la capacidad de responder temperamentalmente a estímulos), alejándose o acercándose a objetos o a otras células. Esta irritabilidad se ilustra con los movimientos para buscar alimento, o con evitar condiciones nocivas o amenazantes. No olvidemos que las células aisladas tienen propiedades muy antiguas, que se relacionan con la intencionalidad y, por ende, con lo que podríamos considerar como una función sensorial muy primitiva. Si pensamos que las cualias representan una especialización de este sensorio primitivo, sería un paso razonable, dado desde allí, para llegar al fenómeno de los "sentimientos corporativos" de los organismos superiores, en el ámbito multicelular. Si nos podemos acomodar a esta noción, comprenderemos que las cualias deben surgir fundamentalmente de propiedades de las células aisladas (figura 10.2), amplificadas gracias a la organización de circuitos especializados en funciones sensoriales.

Figura 10.2

Dibujo del organismo unicelular Codonella Companella que ilustra el alto grado de especialización estructural posible en una sola célula. (De Villee-Dethier. 1971. figura 3-2. p. 33.)

Lo anterior significa que sólo los circuitos con suficientes células sensoriales organizadas en una arquitectura particular podrán ser la base de dicha función. Esto se ilustra en las propiedades contráctiles de las células musculares, que caracterizan a cada una de ellas, y que no es más que la especialización de las interacciones filamentosas presentes en cada una de las células, una especialización prominente en razón de su arquitectura. En los músculos, las moléculas de acrina y miosina están organizadas en paralelo entre sí, lo que permite que la red de filamentos se deslice. Como además están andadas al sistema endoesquelérico, la fuerza resultante de la interacción entre los filamentos se suma vectorialmente y produce la contracción celular (Huxley, 1980). Si la fuerza generada por la contracción simultánea de muchas células se adiciona y converge en un punto común (un tendón), la fuerza macroscópica resultante será capaz de producir un movimiento. Tenemos pues la evolución de un motor colectivo. Probablemente en las células sensoriales también suceda algo similar. Como veremos más adelante, sus propiedades aditivas ya se han estudiado. Qué es lo que se suma (la propiedad primitiva, tipo cualia, de una sola célula) es lo que debe ser entendido, pero el problema así enfrentado parece mas abordable. Veremos que no estamos buscando un fantasma.

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