domingo, 29 de diciembre de 2013

NIÑOS PROTESTAN CONTRA LEY QUE PROHIBE EL TRABAJO INFANTIL


Dr. Hugo SALINAS

Niños masivamente protestan contra la ley que prohíbe el trabajo infantil. Un caso de Ripley si no fuera por lo grave del problema. Y como ya es costumbre, policías embrutecidos por la función, lanzan gases tóxicos contra niños indefensos.

“Estamos totalmente indignados porque han atentado contra la salud de varios compañeros, nos han golpeado, nos han echado con gas lacrimógeno, era lamentable ver que a niños de 8, 9, 10 años les echen gas,”[i] dijo Alfredo Tarqui, uno de los dirigentes de la Unión de Niños y Niñas Trabajadores de Bolivia.

Pero no son solamente los policías que están lejos de comprender el problema. "Unicef [el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia] considera absolutamente inaceptable […] la exposición de niños, niñas y adolescentes a situaciones de riesgo, violencia, vulnerabilidad y desprotección, como consecuencia de un conflicto entre adultos."[ii] ¿Es solamente un “conflicto entre adultos”?

Fue necesario que un niño aclare la situación. “No pueden dejar sin trabajo a quienes por las circunstancias de la vida tenemos que trabajar. Le hemos dicho [al Presidente de la República] que hay chicos y chicas de cinco años que venden chicle y dulce al lado de sus madres o de sus hermanos,”[iii] expresó Henry Apaza de 13 años, delegado nacional del movimiento independiente Unión de Niños y Niñas Trabajadores de Bolivia, y que vende cigarrillos desde los siete.

¿Y todo esto por qué? Simplemente porque políticos sin mayor ambición que el dinero, se ponen a legislar sin tener una gramo de conocimiento de la realidad socio-económica de su país. Es algo así como querer eliminar a los “terroristas” sin cambiar en nada su fondo de cultivo: la pobreza extrema y el desempleo masivo en el que vive la mayoría de la población. La policía, los militares y los congresistas no hacen otra cosa que defender el statu quo que les permite enriquecerse a costa de una población indefensa.

La historia se vuelve a repetir con los niños. Se quiere eliminar el trabajo infantil sin tomar en consideración que el nivel de pobreza en Bolivia es del orden del 59 %, y que en su departamento de Potosí alcanza la cifra del 80%.[iv] Y cuando sabemos a quiénes se llama pobres, el panorama es horripilante. Así por ejemplo, en el Perú las personas dejan de ser pobres cuando ganan 265 soles por mes. Les preguntaríamos al presidente de la República, los congresistas, los ministros y todos los políticos arrimados a la administración, si podrían vivir durante un mes con este monto. Así, jugando con las estadísticas, es fácil eliminar la pobreza.

Y el descaro de los servidores del Imperio llega a sus límites en los países del Sur. “Bolivia es uno de los países que tiene el menor desempleo con respecto de otros países de América Latina (…). No estamos mal,”[v] nos dice Luis Arce, su Ministro de Economía.

Es necesario recurrir a un organismo independiente para saber que el desempleo en Bolivia es masivo. Bruno Rojas, especialista del CEDLA (Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario) nos dice que "Los datos para el 2011 nos muestran que alrededor del 70 por ciento de la gente ocupada contaba con empleos inestables, remuneraciones bajas, empleos desprotegidos. […] A consecuencia de la falta de oportunidades laborales en el país, el 50 %  de la población joven del país está desempleada.”[vi]

Ha sido necesario que el mismo presidente de la República interceda para que los “legisladores” hagan marcha atrás. “Mi padre ha ido de zafrero (peón) a la Argentina, yo tenía como 5 o 6 años, era aymara cerrado. En la zafra era obligatorio ir a la escuela y allí no entendía qué hablaba la profesora (...), no entendía nada”[vii], contó Evo Morales.

Es evidente que detrás del trabajo infantil se encuentran dos de los tres grandes males de los países del Tercer Mundo: la pobreza y el desempleo. Y los políticos no llegan a comprender todavía que la raíz de estos dos grandes males es la Repartición Individualista. Un tipo de repartición que favorece únicamente a un puñado de accionistas quienes se apropian del 100% de las utilidades de la empresa, resultado del esfuerzo de todo un pueblo, presente y pasado.

No es nada extraño que con este tipo de repartición exista desempleo masivo, extrema pobreza, trabajo infantil, prostitución... Para mitigar la situación los explotadores, en confabulación con gobernantes corruptos y lacayos, implementan programas de “inclusión social” que agravan aún más el problema al generar clientelismo, corrupción e indolencia ante los problemas nacionales.

Si realmente deseamos que no exista trabajo infantil comencemos por eliminar el desempleo y la pobreza. Y para ello debemos poner en plaza una economía de mercado a dos sectores, en donde el nuevo sector a crear desde cero, debe desarrollar empresas-país. Y el financiamiento de dichas empresas existe, y en cantidad ilimitada y gratuita. No existen excusas, entonces, para continuar con este estado de barbarie que nuestros antepasados, los inkas y pre-inkas, supieron evitarlo.

Lima, 28 de diciembre del 2013




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