viernes, 13 de noviembre de 2015

LA ENAJENACIÓN: ACLARACIONES CONCEPTUALES




miércoles, 11 de noviembre de 2015


Dazer, en relación con mi trabajo, Trabajo enajenado: graduaciones de la enajenación, formula el siguiente comentario: “Hegel diferencia alienación de enajenación, sin embargo, Marx hace un sinónimo de ellos como observo que usted también hace en su texto: “La enajenación implica extrañamiento, cuando la enajenación es una cosa distinta a extrañamiento, no sé si es un error y puede explicarlo. Aquí le dejo la definición adecuada: Entfremdung (literalmente extrañación/extrañamiento) = alienación: desarraigo y ruptura con el ambiente o con otras personas, a lo alejado y separado. Entäusserung (literalmente exteriorización = fuera de sí) = enajenación: desposeimiento”.

En primer lugar he de decir que en mi trabajo he empleado la expresión “enajenación” y no “alienación”. Y en segundo lugar quisiera aclarar la diferencia entre significado general de una palabra y concepto. El significado general de una palabra es lo que podemos encontrar en los diccionarios, que es lo que parece que Dazer me ha facilitado. En el diccionario ideológico de lengua española de Julio Casares se presenta la palabra “alienar” como sinónimo de “enajenar”. De la palabra “alienación” dice que significa “trastorno mental”. De la entrada “enajenar” Julio Casares dice lo siguiente: “Transmitir a otro el derecho o el dominio de alguna cosa o algún otro derecho sobre ella”. También dice esto otro: “Sacar a uno fuera de sí; suspender o turbarle el uso de los sentidos. Y por último, añade lo siguiente: “Apartarse, retirarse del trato o comunicación con alguna persona”. Como se puede observar, Julio Casares recoge la parte más destacable de los significados que Dazer me ha proporcionado. También puede observarse que se presentan distintas acepciones de las palabras sin vinculación teórica entre sí. Aquí solo nos movemos en el ámbito de los significados generales. Distinto son los conceptos. Los conceptos pertenecen a constructos teóricos de esferas de saber determinadas, y suponen mucho contenido conceptual, mayor movimiento de categorías, juicios encadenados, razonamientos y conclusiones lógicas. 

Hablemos ahora de Hegel. No conozco ninguna obra de Hegel donde hable específicamente de alienación, sí lo hace de la enajenación. Puede encontrarse en su obra titulada Principios de la Filosofía del Derecho. Hay una sección titulada C. Enajenación de la propiedad. Y en ella podemos leer lo siguiente: “Puedo enajenar mi propiedad, ya que es mía solo en cuanto deposito en ella mi voluntad, y dejarla sin dueño (derelinquo) o entregarla en posesión a la voluntad de otro, pero lo puedo hacer solo en la medida en que la cosa por su propia naturaleza es algo exterior”. También habla de las cosas que son inajenables como “mi propia persona y la esencia universal de mi autoconciencia”. En esta misma sección hay una exposición de la diferencia entre el trabajador y el esclavo muy esclarecedora e interesante: “De mis habilidades particulares, corporales o espirituales, de mis posibilidades de actividad (que es lo que entendemos por fuerza de trabajo)  puedo enajenar a otro producciones individuales y un uso de ellas limitado en el tiempo, porque con esta limitación se mantienen en una relación exterior con mi totalidad y universalidad. Con la enajenación de todo mi tiempo concreto de trabajo y de la totalidad de mi producción, convertiría en propiedad de otro lo sustancial mismo, mi actividad y realidad universal, mi personalidad”. Si entrego parte de mi tiempo de trabajo, 8 horas de trabajo, conservo la propiedad sobre mi totalidad y universalidad; mientras que si entrego todo el tiempo de trabajo al otro, soy un esclavo. En la sección dedicada al contrato Hegel incide sobre la primera determinación: “Contrato de salario (locatio operae). Enajenación de mi producir o prestar servicio, en la medida en que son enajenables, es decir, por un tiempo determinado o con alguna otra limitación”. 

Pasemos a Marx. La obra de Hegel reseñada está muy presente en el pensamiento económico de Marx. En la sección El proceso de intercambio de El Capital,  Marx dice lo siguiente: “Para relacionar éstas entre sí como mercancías, los guardianes de mercancías tienen que comportarse entre sí como personas cuya voluntad  reside en esas cosas, de suerte que uno se apropia de la mercancía ajena, alienando la propia, solo con la voluntad del otro”. Aquí Marx emplea el término “alienar” como equivalente a “enajenar”. Pero esto no es importante en términos conceptuales. Aquí alienar, enajenar y vender significan lo mismo. Lo importante aquí es situar la categoría “enajenar” en el constructo teórico titulado “Proceso de intercambio” y vincularla con las otras categorías principales de dicho constructo: mercancía, propiedad, voluntad y contrato. Cuando leemos en el diccionario el significado general de la palabra “alienar”, nada de esto está presente. Lo repito muy a menudo: lo importante no es el nombre del objeto del concepto, el nombre que ponemos fuera de la caja, sino el contenido conceptual, lo que ponemos dentro de la caja.

Hablemos por último del trabajo enajenado. El obrero enajena o aliena su fuerza de trabajo por un tiempo determinado. Y el capitalista usa la fuerza de trabajo del obrero en las tareas que decida. Hasta aquí la enajenación solo alcanza a la relación de compra venta de una mercancía específica: la fuerza de trabajo. Pero Marx ahonda más en la situación de enajenación que se da en el trabajo enajenado. Y nos advierte que el local donde trabaja el obrero, la materia prima y los medios de trabajo con los que opera no le pertenecen. De manera que la enajenación alcanza a todo lo que le rodea. Demos un paso más y aclaremos lo del extrañamiento. Afirmé en mi anterior trabajo que la alienación implicaba  extrañamiento, y que este tenía distintos grados según fuera el tamaño de la empresa y el papel que se ocupa en la producción. Implicar es distinto que igualar. Así que alienación no es igual que extrañamiento. Todo lo que es ajeno implica siempre un grado determinado de extrañamiento. En las grandes empresas el extrañamiento es muy grande porque los dueños no son conocidos por los empleados  y resultan inaccesibles. Señalé en mi anterior trabajo que la posición de los directivos, al tener conocimiento contable de la marcha de la empresa, experimentaban un extrañamiento muy atenuado. También bajo el punto de vista de las decisiones empresariales, los empleados viven en el mayor de los extrañamientos. Así que los empleados de bajo rango carecen del conocimiento contable de la empresa y están excluidos de las decisiones. Así que además de sufrir la enajenación también experimentan el extrañamiento.






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